Las políticas a favor del usuario son una forma de tender la mano al jugador. La pelota está en nuestro tejado.
Una de las cosas que más sorprende cuando viajas a Japón es el respeto que hay por los bienes ajenos. Puedes ver todo el género de una tienda a pie de calle, sin vigilar, que nadie se atreve a cogerlo. Puedes dejar tu portátil en el asiento del tren, que cuando vuelvas, estará en su sitio. Que vean algo al alcance de la mano no significa que tengan que aprovecharse de la situación. Todos los países tienen sus problemas, y Japón no es una excepción, pero hay una cierta confianza mutua entre su población. Una certeza de que aprovecharse del otro terminará repercutiendo a la larga en uno mismo. Al fin y al cabo, todos agradecemos enormemente ese toque en la espalda de un desconocido que nos avisa de que nos hemos dejado el móvil en la mesa del bar.
Recientemente, GOG ha anunciado su propia política de reembolso. Si compras un juego con el que, por cualquier circunstancia, no estás contento, te devuelven el dinero. Así, se une a compañías como Steam o Epic que tienen su propia política, pero extendiendo el plazo a 30 días para la devolución de un videojuego y, más sorprendentemente aún, sin especificar (al menos por ahora) las horas de juego. Me parece un buen avance en cuanto a la fecha estimada, ya que en muchas ocasiones es a la larga cuando te das cuenta de que tomaste una mala decisión. Pero, en cuanto a las horas de juego, un primer pensamiento pasa por nuestra cabeza: algunos abusarán de esta función, jugando todas las horas que quieran y, posteriormente, solicitando un reembolso.
Cada vez más las compañías nos evitan el daño de una mala compra
En los últimos años estamos viendo muchas políticas en favor del jugador. Acciones dedicadas a jugar más por menos y que, poco a poco, nos olvidemos de recurrir a medios menos lícitos. Incluso con la legislación en la mano, es sencillo a día de hoy compartir cuentas con nuestros juegos, acumular ofertas de meses gratuitos y adquirir juegos desde las tiendas de otros países. Creo que el mensaje que nos mandan es claro. Si puedes, aprovecha todas estas fórmulas, pero no abuses de ellas, ni mucho menos lo conviertas en un negocio lucrativo.
Como decía al principio, creo que recogeremos la siembra de todo aquello que hacemos hoy día como consumidores. Si nos gustan los videojuegos, podemos beneficiarnos de la cantidad de políticas y ofertas que hay a día de hoy, pero también habrá que comprar algunos juegos que queramos apoyar, digo yo. Y si nos gustan los nuevos servicios tipo Xbox Game Pass, están bien las ofertas, pero más adelante, cuando el precio sea más realista, habrá que comprometerse, si de verdad este modelo de negocio nos interesa. Y en las políticas de devolución, hay que ser más honestos y coherentes que nunca. Tenemos muchas formas de informarnos antes de comprar un juego, bien sea con opiniones de amigos, críticas, vídeos o streamings.
En el propio FAQ de GOG, la compañía polaca dice lo siguiente: “Confiamos en que tomes tus decisiones de compra informándote y utilizaremos esta política de reembolso sólo si algo no funciona como esperabas. Por eso no hay límites, sino que nos reservamos el derecho de rechazar los reembolsos en casos individuales. Por favor, respeta todo el tiempo y el trabajo duro invertido en la creación de los juegos a los que juegas y recuerda que los reembolsos no son análisis. Si terminaste el juego y no te gustó, considera compartir tu opinión en su lugar. Además, por favor, no te aproveches de nuestra confianza pidiendo el reembolso de un número irrazonable de juegos. No seas esa persona. A nadie le gusta esa persona.”
Creo que cada vez que las compañías nos plantean una nueva política que nos evitan el daño de una mala compra, se nos tiende la mano. Y, por lo general, hemos respondido. La piratería está en horas bajas; las ofertas nos permiten comprar juegos al precio que consideremos justo. Los reembolsos, también, hacen que podamos corregir una decisión tomada quizá de forma apresurada por el hype. Pero hay que devolver esta confianza no abusando de la oportunidad de “jugar gratis”. Que veamos algo ajeno al alcance de nuestra mano no significa que tengamos que cogerlo. No, a nadie le gusta esa persona.