El pasado 22 de septiembre se puso a la venta el iPhone 15, el nuevo modelo del icónico smartphone de Apple. Entre las principales novedades, además de la vertiente gaming de la gama Pro, se encuentra la introducción del USB-C, un aspecto que lleva a la firma norteamericana a adoptar el estándar universal por primera vez en su historia. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que los interesados en exprimir al máximo las prestaciones del cable USB-C de Apple tendrán que invertir mucho dinero.
Como relatamos hace dos meses, el cable USB-C oficial de Apple tiene un coste mínimo de 79 euros y, según la longitud, puede llegar a valer hasta 179 euros. De base, los modelos Pro no incluyen el cable con conectividad 3.0, un aspecto que priva a los usuarios de exprimir al máximo las virtudes del dispositivo y, al mismo tiempo, les obliga a pasar por caja para comprar uno de los modelos oficiales de la compañía. No obstante, que sus precios ronden los 100 y 200 euros ha llevado a muchos usuarios a hacerse una pregunta: ¿merece la pena gastar tanto dinero?
Los cables de Apple incluyen una tecnología única
Adam Savage, de Cazadores de Mitos, quiso responder a esa pregunta a través de su canal de YouTube. Como se puede ver en su publicación, analizó en profundidad el Thunderbolt 4, el cable de la nueva línea de teléfonos móviles de Apple. Sorprendentemente, dicho análisis concretó que sí merece la pena pagar el alto importe que cuestan estos artefactos, ya que el cable de Apple goza de potentes componentes de hardware capaces de procesar señales de datos de forma que, en resumidas cuentas, queden protegidas de influencias externas.
Así, Savage señala que es increíble la capacidad que tiene Apple para “poner mucha tecnología en el cable”. Tras esto, señala que los usuarios tienen “un montón de potencia de cálculo en los extremos, gestión de energía y cableado realmente impresionante”. Por ello, asegura que realizar estas conexiones entre “la placa y los complejos cables” no es fácil. Además, señala que los cables de cobre son más gruesos y, por ende, los dispositivos se cargan más rápido. Por tanto, bajo el criterio de este experto, sí es una buena opción pagar cerca de 100 o 200 euros por los cables USB-C oficiales.
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