Chema Mansilla
Editor - Cine y TVChristopher Nolan es sinónimo de precisión, meticulosidad y una pasión casi obsesiva por el detalle. Su película Dunkerque (2017), una obra que retrata con brutal realismo la evacuación de las tropas aliadas atrapadas en la playa francesa en mayo de 1940, no es una excepción. Pero más allá de las impactantes imágenes y la tensión narrativa, Nolan escondió una curiosidad sonora que solo los aficionados y expertos en aviación han llegado a notar: el particular rugido de los motores que alimentan los cazas Spitfire y Messerschmitt que surcan el cielo del filme.
La evacuación de Dunkerque y la batalla aérea de fondo
Antes de sumergirnos en los detalles técnicos, vale la pena recordar el contexto histórico. Entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, más de 330.000 soldados británicos, franceses, belgas y polacos fueron evacuados milagrosamente de las playas de Dunkerque, bajo constante amenaza de bombardeos y ataques aéreos por parte de la Luftwaffe.
Los Spitfires británicos, pilotos del RAF, jugaron un papel crucial en cubrir esta retirada, enfrentándose a los temibles Messerschmitt Bf 109 alemanes. Estos enfrentamientos aéreos forman parte de la memoria histórica de la Batalla de Bretaña, un episodio que consolidó la resistencia aliada frente al avance nazi.
Rolls-Royce Merlin: una broma interna de Nolan
Tal como explican en un interesante artículo de Vintage Aviation News, en el arranque de la película, el espectador se encuentra con una escena donde tres Spitfires sobrevuelan el yate del señor Dawson, uno de los personajes centrales. Mientras el motor ruge en el aire, Dawson comenta con admiración: "El motor Rolls-Royce Merlin. El mejor sonido que puedes escuchar por ahí."
Los Messerschmitt que vemos en pantalla no son modelos originales de 1940. Nolan utilizó unos Hispano Buchón, aviones fabricados en España
Pero aquí está la curiosidad: aunque los Spitfires de la época sí montaban el legendario motor Merlin, los Messerschmitt que vemos en pantalla no son modelos originales de 1940. Nolan utilizó unos Hispano Buchón, aviones fabricados en España entre finales de los años 40 y principios de los 50, bajo licencia. Estos Buchón, a diferencia de los Bf 109 originales, montaban también motores Rolls-Royce Merlin, lo que da lugar a un curioso anacronismo sonoro. En otras palabras, los pilotos reales en el rodaje escuchaban el rugido de un motor británico, tanto en los Spitfires como en los alemanes Buchón, una broma interna que Nolan dejó para los oídos más especializados.
¿Por qué esa "guerra" de motores en la película?
Según el reportaje de Vintage Aviation News, Nolan se decantó por esta solución porque los auténticos Bf 109 originales de la Segunda Guerra Mundial son extremadamente escasos y difíciles de usar en un rodaje. En su lugar, se usaron Buchón españoles, que tienen un morro más abultado (la "barbilla") para albergar el motor Merlin.
El director, conocido por su rechazo al uso excesivo de efectos digitales, prefirió un enfoque práctico: aviones reales volando en el cielo para dotar a Dunkerque de un realismo sin precedentes. Este detalle técnico, sin embargo, no pasó desapercibido para los expertos, que reconocen en ese rugido una pieza más del puzzle en la obsesión de Nolan por la autenticidad.
Un vistazo técnico: motores que marcaron una época
Tirando de la información del Smithsonian's National Air and Space Museum, el motor Rolls-Royce Merlin, impulsor de los legendarios Spitfires, fue un prodigio tecnológico británico. Este motor V12 de aproximadamente 27 litros de cilindrada podía entregar entre 1.030 y 1.600 caballos de fuerza, y su sonido inconfundible es parte de la identidad misma de la aviación británica durante la Segunda Guerra Mundial. Su fiabilidad y potencia hicieron del Merlin la pieza clave para que los Spitfires pudieran ejecutar maniobras aéreas complejas y mantener la superioridad en combate.
Aunque visualmente parecían cazas alemanes, el sonido era inequívocamente británico
En contraste, los Messerschmitt Bf 109 originales montaban motores Daimler-Benz DB 601, también V12 pero con algunas diferencias técnicas. Este motor alemán, con mayor cilindrada y diseño invertido, ofrecía alrededor de 1.100 caballos de potencia y era altamente eficiente en combate, especialmente en términos de consumo y rendimiento a diferentes altitudes. Sin embargo, en la película, debido a la dificultad para conseguir Bf 109 auténticos, se emplearon los Hispano Buchón, versiones fabricadas en España basadas en el Bf 109 pero adaptadas para montar motores Merlin. Este cambio técnico obligó a modificar el morro del avión, agregando una prominente "barbilla" para alojar el motor británico. De este modo, aunque visualmente parecían cazas alemanes, el sonido era inequívocamente británico, creando esa curiosa "guerra de motores" audible solo para los oídos más entrenados.
El valor del detalle
En varias entrevistas durante la promoción de la película, Christopher Nolan ha dejado claro que el sonido es un elemento fundamental para la inmersión en Dunkerque. Craig Berkey, responsable de efectos de sonido, señaló que la captura del auténtico rugido del motor Merlin fue crucial para transportar al espectador al corazón de la batalla. "Queríamos que cada avión tuviera su propia voz", afirmó Berkey, "y aunque sabíamos que los Buchón no eran exactos, su motor Merlin proporcionaba un timbre sonoro que no podíamos dejar fuera."
Este enfoque pragmático y riguroso ha sido alabado por historiadores y expertos en aviación, que valoran la película como una de las representaciones más fieles y emocionantes de la guerra aérea. El sonido del motor Merlin, omnipresente en la película, no solo es un homenaje técnico sino también una herramienta narrativa. La precisión sonora amplifica la tensión, transporta a la audiencia y dota a cada escena aérea de una autenticidad emocional que difícilmente podría conseguirse con motores menos icónicos. Para Nolan, cineasta que mezcla magistralmente historia y espectáculo, cada rugido y cada nota cuentan para construir un relato que honra la memoria de quienes vivieron aquellos momentos.
Imagen del rodaje de una de las escenas aéreas de Dunkerque
La simbiosis perfecta entre rigor técnico y narrativa
La anécdota de los motores Rolls-Royce Merlin en los cazas "alemanes" de Dunkerque refleja la pasión de Christopher Nolan por el detalle y el rigor histórico, pero también su capacidad para combinarlo con las exigencias narrativas del cine contemporáneo. No nos importan que nos hagan un poco de trampa si el resultado es tan bueno, ¿verdad?
En esa "guerra" de motores se revela una simbiosis entre lo técnico y lo artístico que eleva Dunkerque más allá del cine bélico tradicional, convirtiéndola en una experiencia sensorial y emocional única. Porque en el cine de Nolan, como en la guerra misma, el diablo está en los detalles. Y, a veces, solo los oídos más entrenados pueden escuchar su verdadero significado. si quieres darte el gustazo de escuchar el rugido de estos portentos aeronáuticos, aunque sea en un contexto tan triste como el de la guerra, puedes ver hoy Dunkerque en Movistar+, HBO Max y Prime Video.
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