Marvel Comics acaba de comenzar la publicación de una nueva serie limitada que está generando gran expectación entre los fans de sus cómics. Escrito por el guionista de moda en la industria de la viñeta norteamericana, Chip Zdarsky y el arte del siempre espectacular Daniel Acuña, esta serie nos lleva a un futuro distópico donde el ascenso del fascismo y las corporaciones sirven de marco narrativo para la desaparición de los grandes héroes de la editorial, teniendo como protagonista a un veterano y retirado Steve Rogers, el Capitán América. Esta serie, titulada Vengadores: Crepúsculo, promete ser una de las publicaciones más interesantes de Marvel Comics de la última década.
En Vengadores: Crepúsculo, nos sumergimos en un mundo devastado donde los grandes héroes de nuestra era han desaparecido y una nueva generación se enfrenta al desafío de restaurar la esperanza en un mundo opresivo. Steve Rogers, despojado de su legado como Capitán América, vuelve a convertirse en un símbolo de esperanza y de la lucha por la libertad y la justicia social. La serie ofrece una profunda reflexión sobre la responsabilidad y la relevancia de los superhéroes en un mundo en constante cambio, desafiando las percepciones tradicionales del heroísmo que se suelen ofrecer a los lectores y explorando temas sociales y políticos contemporáneos de plena actualidad.
Bye-bye, Miss American Pie
Sin embargo, lo más interesante de Vengadores: Crepúsculo es que en su núcleo, comparte una idea fundamental con una de las obras más icónicas del cómic de Batman: El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller. Ambas historias presentan el arquetipo del héroe derrotado que debe regresar a la acción en un mundo desesperado, asumiendo un papel activo en la lucha contra la opresión y la injusticia. Mientras que Miller evoluciona estas historias de Batman (especialmente con El Contraataque de El Caballero Oscuro) por los derroteros políticos esperables de Miller, Zdarskyy se lleva, como es lógico, este desarrollo a una ideología más afín a Steve Rogers
Es fascinante observar cómo una misma idea puede tener repercusiones tan diferentes en los universos de Marvel y DC Comics. Mientras que en El Regreso del Caballero Oscuro, Batman protagoniza un enfrentamiento directo con el gobierno establecido, llevando a cabo un golpe de estado en su intento por restaurar la justicia, pero que no deja de ser una imposición de la voluntad de Batman, en Vengadores: Crepúsculo, Steve Rogers adopta un enfoque más ideológico y político, protagonizando casi contra su voluntad "una guerra para que nuestros hijos no tenga que luchar en otra". Un sacrificio generacional que a día de hoy todavía en actual.
La comparación entre la ideología de Steve Rogers y la del Batman de Frank Miller es no podría resultar más diferente. Mientras que ambos personajes comparten un profundo sentido del deber y la responsabilidad hacia la sociedad, sus métodos y enfoques difieren significativamente. Steve Rogers representa la esperanza y la resistencia pacífica cuyo fin es que prevalezca ese fundamental pero difícil equilibrio entre la democracia y las libertades personales, mientras que Batman encarna la vigilancia y la determinación implacable y la conclusión de que Batman siempre tiene razón, porque para eso es Batman.
La sensación de soledad y desesperación que transmite esta versión cansada de Steve Rogers perfilada por Zdarsky puede tener a largo plazo un impacto entre los lectores tan importante como el que Marvel logró con el papel del personaje durante la saga Civil War o la de Imperio Secreto de 1974. Además de ser un magnífico cómic de superhéroes, en Vengadores: Crepúsculo destaca una vez más el arte de Daniel Acuña, convirtiéndose en una serie de una relevancia tremenda dentro del contexto social y político actual. Invita a la reflexión, especialmente entre los más jóvenes, sobre nuestro papel en un sistema en el que cada día parecemos más irrelevantes. Vengadores: Crepúsculo no solo entretiene, sino que también desafía y provoca, recordándonos el poder del cómic como medio para explorar y cuestionar nuestro mundo y sus valores.
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