En el contexto de Estados Unidos en 1982, marcado por la Guerra Fría y la preocupación por los veteranos de guerra heredada de la Guerra de Vietnam, surgió una película que tendría un impacto enorme en la industria cinematográfica y la carrera de Sylvester Stallone. En medio de esta época de incertidumbre, se estrenó First Blood, Acorralado, la primera entrega de la saga Rambo. Esta película no solo transformó la percepción de las películas de acción, sino que también definió una parte crucial de la trayectoria de Stallone.
Stallone, ya muy conocido por su papel en la saga Rocky, buscaba explorar nuevos horizontes y desafiar los cánones establecidos en las películas de acción. Así nació John J. Rambo, un personaje cargado de matices y profundidad psicológica. En Acorralado, Rambo es un veterano de la Guerra de Vietnam que lucha no solo contra enemigos externos, sino también contra los traumas de la guerra.
El Desencanto de Stallone con la primera versión
Aunque el proyecto prometía, la primera versión de Acorralado resultó decepcionante. Después de ver un montaje inicial de más de tres horas, tanto Sylvester Stallone como su agente quedaron impactados por lo malo que era. La película les provocó malestar físico, y Stallone llegó a considerar la posibilidad de comprar y destruir todas las copias. Ante la inviabilidad de esta opción, sugirió reducir su papel y dar más relevancia a otros personajes.
Después de un intenso proceso de edición por parte de Joan E. Chapman, la película fue recortada a 93 minutos, estableciendo un nuevo estándar para las películas de acción futuras. A pesar de los desafíos, la versión editada llegó a la pantalla grande, pero la lucha de Stallone por la integridad del personaje no terminó ahí. Un momento crucial en Acorralado es su final (¡spoilers!), donde Rambo desafía a las fuerzas del orden en un enfrentamiento decisivo. Su amigo y mentor, el Coronel Sam Trautman, está presente mientras Rambo expresa los horrores que ha vivido como veterano de guerra. El desenlace original habría sido mucho más sombrío, planteando la posibilidad de que Rambo llegara a suicidarse.
Stallone se opuso a esta perspectiva fatalista, argumentando que no era el mensaje adecuado. Luchó por un final que destacara la capacidad de recuperación y supervivencia de Rambo, especialmente cuando los veteranos de guerra enfrentaban el impacto emocional de sus experiencias. Las reticencias de Stallone al final original de Acorralado se basaba en su respeto por los veteranos militares, especialmente aquellos con trastorno de estrés postraumático, y de paso dio pie a una rentable franquicia cinematográfica, e incluso, una serie de dibujos animados que retrata a Rambo como un defensor internacional de la libertad. Qué cosas.
Más allá del primer y evidente mensaje político de la película, resulta interesante que el punto más problemático del argumento fuera que la película insinuara que quienes lucharon por su país no podían recuperarse emocionalmente. Aunque las secuelas adoptaron un enfoque más alejado de este tema, Stallone siempre se esforzó por mantener la autenticidad de la franquicia. Stallone afirmó que "lo que intento mostrar es lo horrible que es la guerra y cómo nunca puedes superarla cuando participas en ella; una vez te comprometes, quedas condenado por ella". Esta filosofía se reflejó en Rambo: Last Blood, donde buscó redefinir tímidamente, y entre tiroteo y tiroteo, el mensaje de la Saga Rambo.
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