Yo fui uno de esos que cuando apareció el primer avance de Mythic Quest en el evento del E3 de Ubisoft en 2019, no entendió nada. Si una compañía necesita lanzar nuevos juegos y aprovechar la feria para dar golpes en la mesa, es la francesa. Esas fechas veraniegas están marcadas en el calendario como las más importantes del año, momento en el que suelen sacarse de la manga sus megatones.
Sin embargo, ahí estábamos decenas de miles de personas online viendo el tráiler de una serie de televisión en la que Ubisoft participaba como consultora. No es que no me interesara, es que no era para lo que me había conectado al evento. Sin embargo, años más tarde, es evidente que fue lo mejor de todo lo que se mostró en esa conferencia. Lo siento, Ghost Recon Breakpoint o Rainbow Six Quarantine.
He visto muchas comedias que han seguido la estela de 'The Office' durante estos años. 'Parks and Recreation' es de las más notables, 'Brooklyn 99' tiene mucho carisma y 'Community' es de las más entrañables; pero también cosas mucho más mediocres como la recientemente cancelada por Netflix (y con razón), 'Blockbuster'.
Pues de entre todas ellas, quizás la que tiene los mejores capítulos es 'Mythic Quest'. No es que la serie no esté a la altura, ya que que es un entretenimiento genial para fans de los videojuegos y tremendamente graciosa en su conjunto. A lo que me refiero es que desde su primera temporada ha mantenido la tradición de realizar un episodio independiente, uno que se aleja de la comedia procedimental para ser directamente cortos de una calidad extrema.
En 2020 lanzaron la mejor historia de desamor del año
Tras cuatro capítulos iniciales que se dejaban ver, y en los que ya se veían dinámicas interesantes entre los protagonistas Ian Grimm (Rob McElhenney) y Poppy Li (Charlotte Nicdao), me golpeó 'A Quiet Dark Death'. De repente, Mythic Quest se pone a contar la historia del estudio que trabajó en esa oficina años atrás, y que podría haber sido la mejor película de desamor de ese año. En parte gracias a la genial Cristin Milioti, evidentemente.
En la segunda temporada, se conforma la tradición y se nos cuenta en 'Backstory' la juventud del escritor de Mythic Quest, C.W. Longbottom. De repente, es una historia de amor, amistad, idolatría por leyendas como Asimov, la fama, y el vacío que deja esta. De nuevo, un capítulo tremendamente emotivo y especial.
Con esos antecedentes, me preparé para lo que venía esta pasada semana con el episodio independiente de la tercera temporada de Mythic Quest. Sabía que iba a llorar, a emocionarme, y que además vería uno de esos cambios de registro que tan bien le sienta a esta serie para crecer y ser más que una comedia al uso.
Y, como no podía ser de otra forma, con 'Sarian' volví a apreciar el buen hacer de los creadores. Esta vez nos cuentan cómo los videojuegos pueden ser una vía de escape para ciertos niños con una imaginación desbordante, y cómo la creatividad siempre tiene que abrirse paso. Por no hablar de esa escena final que me puso a llorar como un condenado. Haceos un favor y vez Mythic Quest aunque sea por la gran recompensa que son estos capítulos concretos.