Puede que todavía no puedas verla —en nuestro caso, por lo menos, ni rastro—, pero Twitter está empezando a desplegar un mecanismo que se pone en marcha cuando realizas capturas de pantalla en la aplicación de móvil y te anima a compartir el tuit. Es decir, que si quieres compartir una charla sobre videojuegos de la red social, la futurible X de Elon Musk prefiere que lo hagas respetando las reglas de su juego.
Twitter doesn’t want you to screenshot tweets anymore
— Matt Navarra (@MattNavarra) October 7, 2022
It wants active users on platform viewing tweets INSTEAD of via screenshots on rival platforms
One of these now pops up when you take a screenshot 👇 pic.twitter.com/YY0GtF3lVb
En la propia red han aparecido varios tuits, como el de Matt Navarra, un analista de medios se ha dado cuenta de que ahora su app le pregunta si no prefiere "Compartir el tuit" o "Copiar enlace" en lugar de hacer capturas visuales. Otra tuitera se queja de que ahora Twitter "no le deja hacer capturas en paz", y con razón, porque no se puede descartar el mensaje de ninguna forma; toca esperar unos segundos a que desaparezca solo.
Evidentemente, igual que esta casa, Twitter saca dinero de los anuncios que salen cuando abrimos la página en un navegador o la app oficial en nuestro móvil. Al hacerlo nos aparecen tuits promocionales y anuncios cortos en los vídeos nativos. Por eso posiciona mejor los vídeos subidos a su red, y no tanto así los enlaces a YouTube, por ejemplo, y por eso no le gusta que "saquemos el contenido" de su ecosistema para que un tercero lo disfrute sin entrar a verlo, vaya.
Las capturas de pantalla como hemeroteca tuitera
Nos resulta muy interesante la reflexión que proponen en Ars Technica sobre este nuevo "resorte" en dos sentidos: el primero es que hay que tener en cuenta la inmensa cantidad de dinero que producen las interacciones directas monetizables, hasta el punto de considerar razonable desarrollar y testear un sistema de notificaciones bastante intrusivos.
El segundo es el inmenso valor que aporta la posibilidad de congelar un tuit en el tiempo usando las capturas de pantalla. Es decir, que cuando un político, un personaje mediático o, por desgracia, alguien que tiene boca y se equivoca en el pasado dice algo en Twitter, podemos realizar una instantánea antes de que se borre, antes de que se vuelva viral u, ojo, antes de que se pueda manipular (efectivamente, ya es posible editar tuits).
Porque, claro, una cosa es que la persona que redacta estas líneas se caliente con cualquier asunto, lo vomite en Twitter, se arrepienta al minuto y lo borre; y otra muy distinta es que lo haga el presidente de gobierno de una superpotencia. El primero no tendrá apenas repercusión, pero el segundo, a pesar de hacer desaparecer su mensaje, habrá llegado a millones y millones de ojos, con las consecuencias que ello puede tener dado su cargo de responsabilidad.
Para terminar, hay que tener en cuenta que una imagen tiene el potencial de ser más perenne que un enlace a un tuit. Si el dueño/a lo borra, puede descoyuntar visualmente un artículo, o, en el peor de los casos dejarlo yermo de evidencias.
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