Análisis de Divinity Original Sin. Una magnífica aventura de rol

Análisis de Divinity Original Sin. Una magnífica aventura de rol
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Con toda la libertad del mundo para actuar como te plazca y un sistema de combate verdaderamente profundo, Divinity: Original Sin se corona como una magnífica aventura de rol. Es, tal y como prometieron sus creadores, un fantástico homenaje al roleo de la vieja escuela. Un título de enorme calidad al que además acompaña un gran multijugador cooperativo y un potentísimo editor de niveles.

Prometieron una vuelta a los orígenes del género. Recuperar la magia y el encanto de aquellas asombrosas aventuras de rol en las que podías hacer prácticamente de todo ¡por malvado o loco que pareciera! Y además hacerlo manteniendo intacta la profundidad jugable que caracterizaba a estos videojuegos. ¿Demasiado bonito para ser cierto? ¡Pues no! Divinity: Original Sin es eso y mucho más. Porque estamos ante uno de los mejores juegos de rol que han pasado por nuestras manos en mucho tiempo.

Un brillante ejemplo de cómo puede evolucionar el género sin perder por ello su esencia más clásica, que es precisamente lo que pedían los miles de aficionados que financiaron su desarrollo tiempo atrás, y que de verdad nos ha sorprendido enormemente por la gran libertad de acción que brinda, su apasionante y profundo sistema de combate y, claro está, ese magnífico editor de contenidos con el que la comunidad de usuarios promete brindarnos grandes alegrías en un futuro cercano.

Bienvenido a Rivellon, tu nuevo hogar

Ya lo avisábamos hace tan solo unos meses. 2014 está llamado a ser El Año del Rol, y propuestas como la del equipo belga Larian Studios no hacen sino constatar, y de qué manera, esta afirmación. Pero ¿cómo no iba a hacerlo? si esta obra, a su modo, nos ha hecho rememorar grandes clásicos de la talla de Fallout, Neverwinter Nights e incluso el legendario Ultima VII, con el que comparte ese espíritu por recrear con todo lujo de detalles un mundo virtual totalmente interactivo en el que cada acción, por pequeña que sea, tiene sus consecuencias.

Lo que no es una afirmación gratuita. ¡Esto es rol de la vieja escuela! Que en resumidas cuentas significa que sois libres de actuar como queráis por disparatadas que puedan sonar vuestras ideas. ¿Os va eso de masacrar inocentes sin ton ni son? ¿Robar? ¿Intimidar o embaucar a personas para que os cuenten lo que queréis escuchar? Pues adelante. No os cortéis. Actuad como os plazca porque nada ni nadie os impedirá por ello acabar con éxito esta desafiante aventura rolera.

Un videojuego sorprendentemente ambicioso que ya desde bien temprano, cuando te propone dar vida a los dos héroes principales con los que iniciarás la partida, enarbola con orgullo la bandera de la libertad absoluta para que cada jugador, dependiendo de sus preferencias, escriba con fuego y sangre su propia historia. ¡Y no exageramos en absoluto! Porque en Divinity: Original Sin hasta el más mínimo detalle se tiene en cuenta a la hora de resolver los implacables desafíos que propone esta aventura de rol, en la que la gran mayoría de misiones se pueden superar de formas muy distintas.

Todo dependerá de las habilidades de nuestros aventureros, que tras especializarse en uno de los once arquetipos disponibles hasta la fecha con opciones tan habituales como los guerreros, magos, pícaros, clérigos o arqueros entre otros; evolucionarán y desarrollarán su poder ofensivo en torno a tres vías de personalización diferentes: los atributos, que determinarán su fuerza, destreza, inteligencia y demás; las habilidades, que nos darán acceso a más y mejores opciones de especialización (bonificaciones por usar determinado tipo de armas, equipo defensivo, escuelas de magia, etc.); y los talentos, que son una serie de ventajas francamente atractivas que nos van a permitir, por ejemplo, charlar con los animales, potenciar nuestra capacidad para movernos con sigilo e, incluso, contar con "una segunda oportunidad" en caso de recibir una estocada mortal por parte de los enemigos.

Vista isométrica, libertad de acción, grandes opciones de personalización para nuestros héroes…. Se nota que esta es una aventura de rol de la vieja escuela.
Vista isométrica, libertad de acción, grandes opciones de personalización para nuestros héroes…. Se nota que esta es una aventura de rol de la vieja escuela.

Las opciones son bastante elevadas. Tanto, que podremos iniciar la partida con un guerrero puro versado en el uso de un determinado tipo de armas como las espadas a dos manos, y más adelante llevarlo al camino de la magia para que aparte de lo que ya sabía también pueda usar un par de hechizos muy concretos. Todo dependerá de vosotros, de cómo queráis afrontar la partida. ¡Y será por alternativas!

Porque a lo citado anteriormente debemos sumar también cerca de 200 conjuros y habilidades especiales que podremos aprender a lo largo de la aventura… siempre y cuando compremos o recojamos por el camino los preciados libros que contendrán en su interior estos nuevos poderes. Algo que no está del todo bien explicado en el juego, que en algunos aspectos resulta excesivamente parco en detalles a la hora de apoyar a los usuarios menos duchos en esto de las aventuras de rol de la vieja escuela. Y decimos esto porque no será raro que algunos de vosotros avancéis en la partida sin aprender nuevas habilidades, pensando que estas "ya llegarán", cuando lo que realmente necesitáis es usar el libro adecuado en el momento preciso. Tan fácil como eso.

De buen samaritano al peor de los ladrones

Divinity: Original Sin es un videojuego bastante completo en lo que respecta al proceso de personalización de nuestros héroes. Pero nada de esto tendría sentido si a la hora de la verdad, una vez iniciamos nuestra aventura por el mundo de Rivellon, sus opciones se limitaran tan solo a hacer uso o no de un determinado tipo de arma o conjuro mágico. ¡Eso no es rol! O no al menos el que esperaríamos de un título que nace con la coletilla de "vieja escuela".

Por fortuna para nosotros, la obra de Larian Studios cumple de manera extraordinaria con esta premisa al permitirnos resolver la gran mayoría de sus desafíos del modo en que deseemos. ¿Os va eso del combate directo? Adelante, afilad vuestras espadas y haced uso de ellas. ¿Qué sois más propensos al diálogo? Pues ahí tenéis la opción de resolver vuestras cuitas mediante el uso de la palabra. ¿Sois más de moveros desde las sombras y arramblar con todo objeto de valor que se cruce en vuestro camino? ¡Exacto! También podéis hacerlo. Son tantas las opciones a nuestro alcance que por momentos sentiremos que este es un videojuego sin límites.

Nuestros héroes podrán memorizar un número limitado de hechizos y habilidades especiales que variará dependiendo de su nivel de habilidad en ciertas disciplinas.
Nuestros héroes podrán memorizar un número limitado de hechizos y habilidades especiales que variará dependiendo de su nivel de habilidad en ciertas disciplinas.

A lo que contribuye notablemente el contar con un mundo totalmente interactivo en el que prácticamente cualquier objeto visto en pantalla podrá ser manipulado por el jugador de formas tan dispares y llamativas, que de verdad os resultará muy difícil no caer rendidos a los pies de esta obra de Larian Studios. ¡Y no sin motivos! ¿Os molesta una puerta y no sois capaces de forzar su cerradura? Machacadla a golpes o prendedle fuego con un conjuro mágico. ¿Buscáis una llave por toda una habitación y no dais con ella? Probad a mover algún que otro cuadro de la pared y a ver si tenéis suerte. Por poder, podéis mover hasta una alfombra para ver si debajo se esconde la entrada a una guarida secreta.

Por supuesto, también seréis libres de rebuscar en cualquier armario, escritorio y contenedor a la vista para ver si encontráis algo de vuestro gusto –en la mayoría de casos, también es verdad, habrá poco por recoger-, por no mencionar los muchos objetos de valor que podréis arramblar de las casas en las que os colaréis… si queréis. Porque tampoco estáis obligados a hacerlo. Como decíamos, Divinity: Original Sin es un videojuego que os da toda la libertad del mundo para que actuéis como deseéis. Y eso implica el que podáis resolver un crimen saltándoos todas las leyes habidas y por haber, aunque ello implique enfrentarse a las fuerzas del orden público; o seguir paso a paso las normas establecidas a costa de tener que trabajar el doble.

Y lo mejor de todo esto es que el mundo de Rivellon reaccionará de forma realista a todas nuestras acciones. ¿Sois unos canallas de mucho cuidado pero nadie os ve actuar como tal? Podéis estar tranquilos que ningún guardia os molestará. ¡Pero cuidado! Que si os pillan con las manos en la masa vuestra reputación bajará de forma tan estrepitosa que no ya solo tendréis a los soldados pisándoos los talones, sino que además, habrá muchos ciudadanos que se nieguen a hablar con vosotros o lo hagan con insultos. Y todo lo contrario si sois unos chicos buenos.

En este sentido, Original Sin presenta un curioso sistema de moralidad que va más allá del típico "eres bueno o malo", gracias al cual potenciaremos algunos de los atributos especiales de nuestros dos héroes principales. De este modo, por ejemplo, si nos mostramos Justos con los inocentes mejoraremos nuestro Liderazgo; mientras que si actuamos de forma Cruel subirá notablemente la bonificación por apuñalamiento por poner tan solo algunos ejemplos (también podemos ser materialistas, pacíficos, etc.). Una curiosa forma de aumentar las opciones de personalización, que además está íntimamente ligada con otra de las grandes novedades del juego: su faceta multijugador cooperativa.

Durante las conversaciones, cuando surja un conflicto, nos tocará dirimir las diferencias mediante un sencillo minijuego de Piedra-Papel-Tijeras.
Durante las conversaciones, cuando surja un conflicto, nos tocará dirimir las diferencias mediante un sencillo minijuego de Piedra-Papel-Tijeras.

Héroes con personalidad

La apuesta por el multijugador ha sido una de las máximas de Larian Studios desde prácticamente el inicio del desarrollo de Divinity: Original Sin. Querían una aventura de rol como las de antes, pero que a su vez pudiera ser disfrutada en igualdad de condiciones por al menos dos jugadores. Y justo esa es la explicación del por qué el juego nos obliga a dar forma a dos héroes distintos desde el principio. Por supuesto, si así lo deseamos podemos completar la aventura sin recurrir al apoyo de otro jugador, pero si por el contrario nos apetece echar una partida con un amigo, este ocupará el lugar de uno de los héroes principales al que controlará con total autonomía.

No ya solo en los momentos de exploración por Rivellon o en el transcurso de las batallas, de las que hablaremos a continuación, sino también durante las conversaciones, en las que ambos protagonistas intervendrán de forma activa dando su propia opinión de los hechos. Y dependiendo de estas respuestas cada uno de ellos definirá su personalidad como señalábamos anteriormente, aumentando más si cabe el roleo de esta aventura. Algo que, huelga decir, nos encanta. Hasta tal punto además que cuando descubrimos que uno de los personajes podía "distraer" a los habitantes de este mundo de fantasía mientras el otro robaba sus pertenencias… bueno, imagináoslo. ¡Es increíble!

Pero ¿qué ocurre cuando existe disparidad de opiniones? ¿Qué pasa si no compartimos la opinión de nuestro amigo? Pues que entonces nos tocará "lidiar" con un sencillo minijuego de Piedra-Papel-Tijera en el que intervendrá la fortuna, por supuesto que sí, pero también los puntos de experiencia invertidos en el carisma (intimidación, razonamiento y encanto). Opción esta última con algo menos de gracia cuando se juega en solitario, aunque si queremos ponerle algo de chispa al asunto podemos dotar de inteligencia artificial propia a nuestro camarada para que rebata nuestras decisiones si así lo considera oportuno.

Cosa que harán también muchos de los personajes con los que nos toparemos en nuestro viaje, poniéndonos en bretes que requerirán de todo nuestro ingenio para salir con vida. Porque este es además un videojuego difícil. Un título inmisericorde en el que en cuestión pocos minutos, lo que tarden los enemigos en desplegar todo su poder ofensivo, podremos acabar criando malvas con tal facilidad que asusta. Por eso, el contar con la opción de evadir algunos combates, de poder convencer a ciertos enemigos de que lo mejor para ellos es que nos dejen en paz, se agradece muchísimo más de lo que podrías imaginar a simple vista.

Las combates son sumamente estratégicos. Cualquier objeto del entorno puede usarse como arma o escudo defensivo, ¡pero también el clima y los elementos naturales!
Las combates son sumamente estratégicos. Cualquier objeto del entorno puede usarse como arma o escudo defensivo, ¡pero también el clima y los elementos naturales!

Llegó la hora del combate

Hasta ahora nos hemos mantenido un tanto al margen de la faceta puramente belicosa de Divinity: Original Sin; pero no porque este sea el aspecto menos atractivo del juego. Al contrario. Diríamos incluso que es su mayor virtud… por mucho que su apuesta por un sistema de combate por turnos eche para atrás a un buen puñado de aficionados.

De entrada estas batallas son puro espectáculo. Sin exagerar. Y lo son porque muy a pesar de la complejidad jugable que las define se desarrollan con un dinamismo ejemplar. Todo avanza a buen ritmo, sin largas interrupciones, planteando constantemente desafíos que nos obligarán a actuar con inteligencia para no sufrir una derrota humillante frente a unos enemigos que por norma nos superarán, y por mucho, en número y fuerza. Así que será importantísimo tener en cuenta la orografía, la posición de nuestros aventureros y también la de los rivales. Sin olvidarnos tampoco de la climatología ni de los objetos presentes en el campo de batalla –barriles con aceite, agua, veneno…-, que podremos mover e interactuar con ellos libremente.

Y esto es fundamental para que entendáis de verdad lo asombroso de este sistema de combate. ¿Hay un barril de aceite cerca de los enemigos? Lanzadle una bola de fuego y rápidamente veréis como el fuego se propaga por los alrededores masacrando a los enemigos que allí se encuentren. ¿Peleáis contra elementales de fuego que no dejan de provocar quemaduras a vuestros héroes? Convocad una lluvia, debilitarles de este modo, y luego si queréis lanzad un conjuro de hielo para dejarles totalmente helados. Tal es el realismo del juego, ¡que hasta podéis hacer que el agua sobre el suelo transmita la electricidad o se convierta en hielo si hace suficiente frío!

Las posibilidades jugables de este sistema de combate son enormes, descomunales. Y el equipo de Larian Studios ha sacado muy buen provecho de ellas. Sobre todo porque los enemigos también se aprovecharán de todas estas particularidades para provocarnos más de un quebradero de cabeza, ya sea plagando el entorno de veneno para luego hacerlo detonar con bolas de fuego –¡es mortal!-, o combinando agua y fuego para crear un vapor capaz de ocultar sus movimientos. Por poder, se puede incluso crear una tormenta, si cargáis las nubes de electricidad; o despejar el terreno con tornados para así evitar estas molestias.

Las herramientas de edición que incluye el juego son extraordinariamente completas. Tanto, que incluso dan cabida a partidas multijugador para cuatro jugadores.
Las herramientas de edición que incluye el juego son extraordinariamente completas. Tanto, que incluso dan cabida a partidas multijugador para cuatro jugadores.

En este sentido, contar con cuatro héroes distintos garantiza que podamos diseñar montones de estrategia de combate de lo más dispares. Sin olvidarnos tampoco de la citada interactividad con el entorno, que nos permitirá hasta colocar obstáculos en el camino, como cajas y demás, para que los enemigos no puedan acercarse a nuestros arqueros o magos. ¡Las opciones parecen infinitas! Y ya nos morimos de ganas por ver qué hacen los jugadores con el potentísimo editor de contenidos que trae consigo el juego. Otra de las grandes virtudes de un título al que pocas pegas se le pueden poner.

Y esto es así porque incluso en lo tocante a la inteligencia artificial de los enemigos, Original Sin responde de manera efectiva haciendo que estos actúen con gran precisión y realismo a nuestros movimientos. Cierto es que a veces algún que otro rival se moverá de forma torpe o no hará algo lógico, pero es que ¡también nosotros nos equivocamos! Así que esto no es nada grave.

Tampoco queremos olvidarnos de los peligrosísimos jefazos finales que nos aguardarán al final de las mazmorras que exploraremos, ni de la importancia que tiene el equipamiento y el desarrollo de las habilidades de nuestros héroes a la hora de acometer estos desafíos. Sobre todo porque la aventura puede cambiar un mundo dependiendo de si somos sigilosos o muy agresivos, de si apostamos por la magia o las armas blancas, etc.

Fantasía que cobra vida

Lo nuevo de Larian Studios tampoco se queda corto en lo tocante a la enorme cantidad y variedad de objetos con los que podremos equipar a nuestros héroes, incluyendo muchas piezas legendarias que incluso potenciarán el número de Puntos de Acción necesarios para ejecutar movimientos y ataques durante el transcurso de las batallas. Pero ¡oye! Que si no encontráis lo que buscáis también podéis fabricároslo por vosotros mismos. Y también en este punto Divinity: Original Sin ofrece un resultado magnífico.

Cocinar, elaborar pociones, crear pergaminos con hechizos, forjar armaduras, repararlas… como en las mejores aventuras de rol, el mundo de Rivellon os da todas las facilidades del mundo para que si así lo deseáis, no tengáis por qué recurrir a los vendedores –cualquier ciudadano puede venderos cosa mediante un curioso sistema de trueque-. Recoged los materiales pertinentes, buscad unas buenas recetas, y acudid a las mesas de trabajo para fabricar todo lo que necesitéis. En este aspecto, el juego está igualmente repleto de opciones, aunque también es verdad que no da muchas pistas acerca de cómo debemos proceder.

Pero esto es rutina en un título que ni tan siquiera te indica hacia dónde debes ir –salvo en muy contadas ocasiones- o cómo debes proceder para superar sus decenas de misiones. Habla con todo el mundo, presta atención a lo que tienen que decir, busca pistas… y entonces sé tú mismo el que deduzca tu siguiente paso. ¿Veis? Vieja escuela. Eso sí. No esperéis el nivel de libertad de movimiento de Baldur's Gate, ya que en Original Sin los escenarios, si bien son bastante grandes –tan solo superar la zona inicial nos llevó 20 horas-, no alcanzan las dimensiones del clásico de Bioware. ¡Y no es una crítica! Tan solo un apunte dado que son muchos los que ven similitudes entre ambos títulos. Que las tienen, ojo; pero no al menos en este punto.

Hasta la fecha existen tan solo dos compañeros adicionales con personalidad propia, y montones de mercenarios a los que reclutar. Más adelante se incluirán nuevos aliados.
Hasta la fecha existen tan solo dos compañeros adicionales con personalidad propia, y montones de mercenarios a los que reclutar. Más adelante se incluirán nuevos aliados.

Dicho esto, a nivel audiovisual Divinity es un título sorprendentemente bueno. Destaca por la variedad y el colorido de sus escenarios, pero también por el gran trabajo realizado en el diseño de los personajes y enemigos, así como los efectos visuales tales como la lluvia, el fuego, explosiones, etc. Por supuesto, no podemos dejar de mencionar el gran realismo con el que se comportan los elementos naturales tales como el agua o el fuego, que se propagarán por el escenario como si tal cosa; o la enorme interactividad que existe con el entorno. Si es que, como decíamos, ¡podemos echar abajo una puerta a base de espadazos!

También la música y las voces en inglés ofrecen un acabado espectacular. Principalmente en lo que se refiere a la banda sonora, que es muy variada, original en algunas melodías y muy épica en otras tantas. Además, casa perfectamente con la acción y a pesar de haber pasado varias decenas de horas con el juego, no nos hemos cansado ni un instante de escucharla. ¿Lo malo? Que en estos momentos Original Sin está en inglés, y aún tardará un tiempo hasta que la comunidad de usuarios pueda dotarlo de subtítulos en castellano. Algo esencial para entender un videojuego que de otro modo, para los usuarios menos experimentados en el idioma de Shakespeare, puede hacerse muy cuesta arriba (si no entiendes las pistas, no darás con los objetivos a cumplir).

La interfaz de usuario también nos ha parecido un tanto engorrosa en el sentido de que a veces es necesario ejecutar muchos clics innecesarios para realizar acciones que no deberían ser demasiado complicadas, como puede ser identificar objetos, repararlos, etc.. El diario de misiones, igualmente, muestra la información de forma un tanto caótica, dificultando a veces que podamos seguir con orden el curso de los acontecimientos. Y ya que estamos… la historia de Divinity: Original Sin no es un prodigio de la originalidad, y en algunos aspectos podría haber sido bastante mejor.

Sí nos han gustado los diálogos, que son muy ingeniosos y divertidos –marca de la casa-, y muchas de las misiones secundarias con las que nos toparemos –hay un par de esqueletos que os harán reír muchísimo-; pero en líneas generales se echa en falta un argumento más sólido. De todos modos, como Original Sin es tan divertido y apasionante en su acción, esto es algo que pasa a un segundo plano al cabo de las horas.

Magnífico

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Divinity: Original Sin

Por: El equipo de 3DJuegos
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Divinity: Original Sin es a todas luces una de las mejores aventuras de rol de los últimos años. Un videojuego de enorme calidad que destaca por la enorme libertad de acción que brinda a la hora de explorar el mundo de Rivellon, pero también por lo profundo y espectacular de su sistema de combate, las grandes opciones de personalización de nuestros aventureros, su multijugador cooperativo y, por supuesto, su editor de contenidos. Se echa en falta la traducción al castellano, pero a sabiendas de que ya hay un grupo de aficionados trabajando en ella, este es un problema que se subsanará en cuestión de meses.

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Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración: 60-80 horas (mínimo)
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