Análisis de Viking Battle for Asgard

Análisis de Viking Battle for Asgard
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Los creadores de la saga Total War vuelven a probar suerte en el género de acción y aventuras con Viking, un notable título en el que encarnaremos a un sanguinario guerrero. Violento heredero de God of War, Battle for Asgard es una muy interesante opción para una Next-Gen saturada de shooters.

Total War. Dos palabras que significan mucho para todos los aficionados de la estrategia. Una saga de videojuegos que ha sido durante años una marca de calidad ineludible en Pc, y que han consagrado a sus creadores como auténticos gurús de los RTS.

Sin embargo, aparte de adorar la táctica y la gestión, en Creative Assembly también dan rienda suelta a su gran pasión por las batallas de la antigüedad con otros videojuegos. Al competente Spartan Total Warrior se suma en esta ocasión Viking, un título muy superior en todos los sentidos. Battle for Asgard triunfa en su intención de ofrecer una gigantesca aventura de acción, con cuidadas dosis de libertad y unos excelentes valores de producción.

Sangriento Valhalla
En Viking encarnaremos a Skarin, un gigantesco vikingo con cara de pocos amigos y pocas intenciones de dejar a su civilización a merced de las hordas del inframundo que han comenzado a asolarla. Deberemos liberar primero y comandar después a los ejércitos humanos, y liberarlos del terrible yugo que les oprime al estar la mayoría apresados por la denominada “Legión”.

Battle for Asgard plantea la historia de este héroe enmarcada en el enfrentamiento entre las diosas Freya y Hel –diosa del amor y diosa guardiana del imperio de los muertos, respectivamente-. Seremos reclutados directamente por Freya al poco tiempo de comenzar la partida, y nos enfrentaremos a este temible ejército de muertos vivientes en una historia salpicada por las visiones que esporádicamente agitan la mente de nuestro héroe, y por los recuerdos de un pasado que iremos descubriendo progresivamente.

El título de Creative Assembly adopta una curiosa variante para diferenciarse del resto de videojuegos de aventuras, y es la de proponer una estructura libre que nos deje el mapa completo para campar a nuestras anchas con la única condición de cumplir una serie de objetivos a medio-largo plazo.

Los enemigos no son demasiado variados y se dividen en apenas un puñado de tipos. No obstante cada uno tiene una función muy concreta, y el reconocerlos puede ser de mucha ayuda a lo largo de la aventura. Los que van ataviados con un cuerno de batalla, por ejemplo, deberán ser nuestro primer objetivo, pues pueden hacerlo sonar y llamar a refuerzos.
Los enemigos no son demasiado variados y se dividen en apenas un puñado de tipos. No obstante cada uno tiene una función muy concreta, y el reconocerlos puede ser de mucha ayuda a lo largo de la aventura. Los que van ataviados con un cuerno de batalla, por ejemplo, deberán ser nuestro primer objetivo, pues pueden hacerlo sonar y llamar a refuerzos.

Viking sólo ofrece la posibilidad de disfrutar de la campaña, y es que no cuenta con ningún modo de juego alternativo. Un cooperativo hubiera sido bienvenido, tanto en pantalla dividida como a través de Internet, sin embargo se ha optado por reducir la experiencia a lo meramente individual. La campaña, no obstante, tiene una duración muy razonable –cercana a las 15 horas-, y el resultado de ésta es francamente satisfactorio con un importante cóctel de géneros –acción, aventuras, plataformas- que funciona razonablemente bien en conjunto.

Libertad con Matices
El comienzo del videojuego es algo desconcertante. Tras una escueta secuencia de video en la que prácticamente se plantean muchas más incógnitas que certezas, se nos deja a nuestra merced en la pequeña aldea que será nuestro centro de operaciones en las primeras horas de juego.

Aquí entablaremos contacto con los primeros personajes que nos pedirán ayuda en misiones sencillas como, por ejemplo, la de encontrar agua miel para el tabernero, y donde comenzaremos a tomar contacto con “objetivos más nobles”.

La meta final de cada uno de los niveles –el juego está dividido en islas- es la de tomar el bastión de la Legión de cada uno de ellos, y para ello debemos reclutar a soldados y dragones con la intención de que ambos nos ayuden a someter al enemigo.

Así la jugabilidad se divide en varias vertientes bien diferenciadas. En primer lugar la de relacionarnos con nuestros compañeros de clanes. En las diferentes aldeas tendremos acceso a conversaciones con determinados ciudadanos –más bien monólogos-, que nos encargarán misiones, nos transmitirán sus preocupaciones o querrán comerciar con nosotros.

En segundo lugar deberemos averiguar qué tipo de condiciones debemos cumplir para poder proceder al asedio de la fortaleza enemiga que certifique nuestro salto al siguiente nivel. Generalmente los requisitos suelen tener que ver con encontrar runas, convocar a dragones o liberar a un número concreto de clanes vikingos para que se unan a nuestra causa.

Las misiones del hilo argumental no admiten muchas variaciones, y pese a que se pueden realizar en el orden que deseemos, su corte siempre es muy similar. Básicamente se trata de adentrarnos en instalaciones enemigas fuertemente defendidas, a menudo empleando el sigilo, y una vez dentro liberar a los clanes de aliados encerrados o matar a un chamán para obtener algún tipo de runa que nos ayude en la batalla.

Cada nivel se cierra con una espectacular batalla donde cientos de unidades se enfrentan entre si. Deberemos aprovechar el desconcierto del combate para acabar con los comandantes rivales y dar así la batalla por ganada.
Cada nivel se cierra con una espectacular batalla donde cientos de unidades se enfrentan entre si. Deberemos aprovechar el desconcierto del combate para acabar con los comandantes rivales y dar así la batalla por ganada.

Una vez hayamos cumplido con todos los compromisos que se nos soliciten podremos encarar la batalla. Aquí nos enfrentaremos contra un núcleo duro de la Legión, principalmente por el control de alguna fortaleza que custodien. Nuestra labor durante estos enfrentamientos, en mayor medida que el combatir a ras de suelo junto a nuestros compañeros, será la de dirigir a los dragones y la de acometer objetivos principales que serán los que realmente nos hagan obtener la victoria, como asesinatos de chamanes o comandantes enemigos. Y es que Viking es un juego de acción, pero enfrentarse a la cantidad de hordas de rivales que llegan a acumularse puede devenir en un auténtico suicidio.

Saqueo Vikingo
Esto se deriva, fundamentalmente, de la cierta torpeza de movimientos de nuestro personaje principal. Skarin es una mole de dos metros de altura y de poderosos músculos, pero sus movimientos son a menudo lentos y bastante toscos. Este cierto realismo en la movilidad de un personaje de sus dimensiones es especialmente notorio en los primeros minutos de partida, donde los combates pueden tornarse frustrantes “toma y dacas” con los enemigos, ya que al tardar tanto tiempo en llevar a cabo la acción de golpear descuidaremos mucho nuestras defensas.

Conforme avancemos en la campaña y vayamos ganando dinero tendremos acceso a los productos que se ofertan en las tiendas de las aldeas y en las arenas de combate, y gracias a éstas mejoras podremos pulir nuestras habilidades. Al comienzo sólo contamos con el golpe suave del botón inferior del pad y el golpeo más fuerte del izquierdo, pero rápidamente aumentarán de forma exponencial.

Hay dos formas de enriquecer estas, en principio, toscas acciones. En primer lugar podemos adquirir hechizos en las tiendas de las aldeas. Al inicio serán únicamente el poder del rayo, el del hielo y el del fuego, y se activarán de forma muy intuitiva con el gatillo superior derecho. Sin embargo conforme avance la aventura podremos ir enriqueciéndolos y hacerlos subir de nivel para aumentar su fiereza. Su uso consume una barra de energía roja que tenemos en el interfaz, barra que se rellena asesinando a enemigos.

La segunda forma disponible es la de acceder a las arenas y aprender nuevos combos. Éstos responden a los lapidarios nombres de El Martillo de Thor, La Maldición de Baldur o La Ira de Njord, y en esencia son nuevas combinaciones de botones para perfeccionar nuestras técnicas de combate. De este modo ampliaremos el rango de botones logrando el salto con golpeo –de gran poder- o la combinación de botón superior derecho del pad con botón de ataque fuerte que nos llevará a realizar una espectacular acción de desmembramiento.

Los dragones están muy presentes en Viking, y su actuación es decisiva a la hora de lograr nuestra victoria en una batalla. Deberemos localizar runas para poder invocarlos, y con un sencillo interfaz en forma de mapa, ordenarles qué zona del campo de guerra queremos que ataquen.
Los dragones están muy presentes en Viking, y su actuación es decisiva a la hora de lograr nuestra victoria en una batalla. Deberemos localizar runas para poder invocarlos, y con un sencillo interfaz en forma de mapa, ordenarles qué zona del campo de guerra queremos que ataquen.

Y es que la casquería es una de las señas de identidad del videojuego que nos ocupa. Habrá un porcentaje altísimo de combates que acaben con la mutilación del enemigo, y de hecho seremos premiados con importantes bonus cada vez que lo logremos. Cuando estemos atacando a un enemigo y éste se encuentre expuesto se nos indicará con una señal parpadeante sobre su figura, señal que nos habilitará para realizar uno de los salvajes ajusticiamientos. Decapitaciones, partir al enemigo por la mitad, amputación de extremidades… el abanico de ejecuciones está muy cuidado aunque peca de ser un tanto repetitivo, y saciará la sed de sangre de todos los amantes del gore.

El Mundo de Midgard
Gráficamente Viking es un videojuego notable. Si bien queda muy lejos de impresionar, su acabado visual es muy competente, y está asentado en los pilares del buen modelado de personajes y de los cuidados e imaginativos escenarios.

Las texturas están muy poco detalladas, y el trabajo sobre los NPC no tiene precisamente una carga poligonal abrumadora; pero el conjunto funciona de forma muy efectiva, deparándonos una tecnología que sin alardear cumple perfectamente su cometido.

En lo positivo destaca el agua del mar que responde a una física de fluidos algo exagerada pero muy resultona; y también, por ejemplo, el efecto del hechizo de hielo sobre los enemigos, hechizo que les deja literalmente congelados en el aire a la espera de que les asestemos el postrero golpe final que los deje hechos trizas.

El juego cuenta a su vez con una cuidada climatología cambiante, aunque ésta no responde a patrones de tiempo real sino que basa su uso en un funcionamiento que enfatice los hechos dramáticamente. De este modo en las aldeas y en los lugares que vayamos liberando del yugo del ejército enemigo reinará la calma, habrá un sol radiante y se oirán a los pajaros piando. Sin embargo, cuando nos acerquemos a una base de los muertos vivientes la noche se cernirá sobre nosotros y a menudo habrá tormentas. La transición entre ambos efectos suele resultar brusca, pero el efecto está realmente logrado y pese a que sea algo chocante a los pocos minutos de partida nos parecerá un pleno acierto.

Gráficamente estamos ante un título notable. La iluminación está muy trabajada, y algunos efectos como el del mar han logrado un resultado excelente. El modelado y animaciones de Skarin también rayan a gran altura.
Gráficamente estamos ante un título notable. La iluminación está muy trabajada, y algunos efectos como el del mar han logrado un resultado excelente. El modelado y animaciones de Skarin también rayan a gran altura.

Musicalmente Viking es un juego “económico”, por decirlo de alguna manera. La banda sonora tiene un peso muy importante, pero se emplea con menos frecuencia de la que quizá fuera deseable. Eso si las partituras en las grandes batallas están dotadas de toda la espectacularidad y la épica que cabía esperar de un programa de estas características. Por último el juego llega a nuestro país traducido y doblado a nuestro idioma con un nivel muy alto.

Dioses Eslavos –Conclusiones
Viking es un juego de aventuras que acierta plenamente al enmarcar su historia en la poco habitual civilización vikinga. Empleando su rica mitología como contexto perfecto, y apostando por un estilo de fantasía que le va como anillo al dedo, el título logra una muy buena ambientación y supone un delicioso soplo de aire fresco para los habituales escenarios del género.

El funcionamiento de misiones se revela como un acierto total. Pese a que su corte es algo repetitivo –todas suelen derivar en lo mismo-, los diferentes escenarios y la sensación de que cumplirlas es realmente necesario nos empujan a solventarlas con notable interés. A esto contribuye de forma importante la posibilidad de enfocar su resolución con el sigilo o con tácticas “menos sutiles”.

El sigilo funciona razonablemente bien en parte por las irregularidades de la inteligencia artificial. Con serias deficiencias visuales y auditivas, las patrullas enemigas deambulan como almas en pena por los escenarios sin percatarse de nuestra presencia hasta que no estamos a escasos metros de ellos. Esta IA es, obviamente, lamentable, y no hay vuelta de hoja a la hora de valorarla, sin embargo los escenarios no dejan mucho lugar a la infiltración, y siendo como es un juego de acción bastante áspero se nos torna como un mal menor que potencia la posibilidad de pasar inadvertido, posibilidad que hubiera sido imposible de haber contado con enemigos más competentes.

En los combates podemos decir algo parecido. A menudo los rivales nos rodean en clara superioridad numérica, pero de forma incomprensible esperan pacientemente su turno para poder ir muriendo bajo nuestra espada en pequeños grupos. Igualmente un mal menor por necesario.

Las batallas, pese a ser uno de los principales reclamos del juego, son ciertamente decepcionantes, y no funcionan a casi ningún nivel. Su ejecución es excesivamente caótica y en ningún momento nos sentiremos inmersos en ellas, seremos más bien como un apoyo auxiliar a nuestras tropas –que por otra parte se regeneran solas de forma constante cuando mueren-, y nuestra única función será precisamente la de evitar los combates masivos y centrarnos principalmente en asesinar a los comandantes enemigos o en conseguir alguna runa para invocar a los dragones.

Las islas tienen un tamaño considerable, y a menudo realizar los desplazamientos a pie puede ser una pérdida de tiempo. Para ello el juego emplea las denominadas “Piedras de Luz”, que sirven como portales de transporte llevándonos de un lado a otro del mapa en apenas unos segundos.
Las islas tienen un tamaño considerable, y a menudo realizar los desplazamientos a pie puede ser una pérdida de tiempo. Para ello el juego emplea las denominadas “Piedras de Luz”, que sirven como portales de transporte llevándonos de un lado a otro del mapa en apenas unos segundos.

Viking es, en definitiva, un juego con muchas variantes y posibilidades. Las primeras horas pueden ser desconcertantes, e incluso algo tediosas, pero conforme pasemos el tiempo con él nos daremos cuenta de que estamos ante un juego que gana muchos enteros según hacemos progresar a nuestro personaje. El estilo “libre” no resulta tan brillante como cabía esperar y esto se debe, fundamentalmente, a que no hay demasiadas cosas que hacer en los escenarios y a que el cumplimiento de la totalidad de las misiones es casi obligado si queremos avanzar de nivel.

Muy Bueno

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Viking: Battle for Asgard

Por: El equipo de 3DJuegos
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Cualquier novedad en el género de acción y aventuras es bienvenida, y un lanzamiento ambientado en la era vikinga y con cierta sensación de libertad es realmente atractivo en los tiempos que corren. Viking queda en suma como un videojuego que se ha acercado mucho a lo que pretendía lograr, y al que sólo le ha faltado el “empujón final”. Buenos gráficos, rápido y accesible control del personaje y una campaña larga y repleta de posibilidades son los grandes titulares de Battle for Asgard. Muy recomendable para quienes están empalagados de shooters.

Comprar Viking: Battle for Asgard
Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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