Análisis de Arkanoid DS

Análisis de Arkanoid DS
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Una de las naves espaciales más famosas de los años ochenta aterriza en Nintendo DS para demostrar que el tiempo se detiene cuando hablamos de jugabilidad. El clásico Arkanoid regresa a doble pantalla para seguir destruyendo bloques en uno de los planteamientos más adictivos de la historia del ocio electrónico.

En ocasiones, el videojuego más simple puede ser el más adictivo. Esto es algo que hoy en día pocas veces se cumple, pero que en el pasado más remoto del ocio electrónico era una ley casi indiscutible. La falta de recursos y de adelantos gráficos obligaba a los desarrolladores a exprimirse las mentes e idear conceptos de juego tan sencillos como entretenidos. Un ejemplo de ello podría ser Arkanoid, título que Taito lanzó allá por el año 1986 a fin de hallar la jugabilidad que ya habían manifestado otras obras para el recuerdo como Breakout (de Atari) o el histórico y popular Pong, los cuales compartían la mecánica de manejar una especie de pala en pos de evitar que una bola cayera al fondo de la pantalla.

No obstante, cada uno de ellos tuvo una función, ya que si Pong inició un género y Breakout lo reorientó, Arkanoid llegó para arrasar en una época donde las máquinas recreativas y los ordenadores de 8 bits estaban en máximo apogeo. Y así es cómo pasaron los años, controlando a una nave “vaus” con el fin de destruir bloques y pasar de fase en fase. Lo vivimos en un Spectrum, en una SNES, en una PlayStation y, ahora, lo reviviremos en una Nintendo DS que quiere ganarse el título de máquina todoterreno, capaz de recibir tanto innovaciones como nuevas versiones de títulos tan antológicos y recordados como este nuevo Arkanoid.

Rompiendo bloques veinte años después
Para la ocasión no se han cambiado demasiado las pautas fundamentales del original, con lo que seguiremos controlando el movimiento lateral de una pequeña barra con la finalidad de evitar que una bola traspase la línea inferior de nuestra DS a la vez que procuramos romper todos los bloques de cada escenario. Tal vez la mayor diferencia en esta ocasión es que cada nivel se despliega a doble pantalla, además de que se incorpora el control táctil, la oportunidad de usar un controlador especial (a la venta en Japón con el nombre de “Paddle Controller DS”) y una nueva historia con un diseño muy simpático y colorido que ayuda a conseguir un acabado tan limpio como apropiado.

La mecánica de Arkanoid DS es muy sencilla: intenta golpear la bola evitando que caiga al fondo de la pantalla. Lo malo es que la esfera ganará velocidad a lo largo de la partida, así que será mejor romper todos los bloques lo antes posible.
La mecánica de Arkanoid DS es muy sencilla: intenta golpear la bola evitando que caiga al fondo de la pantalla. Lo malo es que la esfera ganará velocidad a lo largo de la partida, así que será mejor romper todos los bloques lo antes posible.

La trama, que supone un pequeño reclamo para ponerse manos a la acción, nos sitúa en las inmediaciones del planeta Arkanoid en el papel de Ananke, uno de los héroes de los ocho satélites que rodean al reputado astro. El problema reside en que, cuando un extraño fenómeno se lleva a los siete héroes de los satélites, nuestro protagonista se queda solo y también obligado a explorar la galaxia en busca de sus compañeros, procurando acabar de esta manera con la amenaza que se cierne sobre Arkanoid. Así de simple y así de circunstancial para nosotros, que pasaremos rápidamente a prestar atención a una desafiante bola durante las cerca de 35 rondas que conforman la modalidad principal de juego: el Modo Historia.

Siete finales para un Arkanoid más personalizado
La mayor novedad del Modo Historia de este Arkanoid con respecto a las versiones más tradicionales es que aquí podremos escoger nuestro propio camino a lo largo de las 35 rondas mencionadas, llegando así a los siete finales diferentes que deberemos de alcanzar para acabar con éxito el título. Evidentemente, cada camino no tendrá las mismas fases y, por tanto, tampoco la misma dificultad, lo cual consideramos como todo un acierto a la hora de realzar la rejugabilidad de una obra que sigue añadiendo todo tipo de potenciadores a nuestra nave “vaus”, consistentes en multiplicadores de bolas, en expandir el ancho de la nave o en crear una barrera que impida la caída de la esfera al fondo de la pantalla.

A medida que rompamos bloques, irán apareciendo determinados potenciadores con los que hacer más fácil la partida. Así, por ejemplo, podremos añadir un imán a nuestra nave o aumentar el grado de destrucción de nuestra bola.
A medida que rompamos bloques, irán apareciendo determinados potenciadores con los que hacer más fácil la partida. Así, por ejemplo, podremos añadir un imán a nuestra nave o aumentar el grado de destrucción de nuestra bola.

Otra opción de juego inédita con respecto al original y a los últimos títulos de la franquicia es el Modo Misión, con más de 100 pruebas diferentes que se basan en su mayoría en romper bloques dentro de un determinado período de tiempo. A medida que avancemos, las pruebas serán más difíciles, aunque también más satisfactorias, ya que recibiremos “puntos de juego” que luego podremos cambiar por nuevos fondos, marcos, bloques, sonidos o incluso naves dentro de la Tienda, una modalidad que se complementa perfectamente con el Modo Decoración, desde el que sacaremos partido de todo lo adquirido personalizando cada una de las fases del juego a nuestro gusto.

El regreso de un clásico
Cabe mencionar que existe la posibilidad de jugar en todo momento una partida contra la máquina a través del Modo Versus, aunque hay alternativas más divertidas como poner el Modo Multijugador e iniciar como anfitriones un duelo de hasta cuatro jugadores (aunque se disponga de una sola tarjeta). Si no hay nadie a nuestro lado en ese momento, también podemos optar por otra acertada modalidad cada vez más habitual en los videojuegos para DS, consistente en aprovechar la Conexión Wi-Fi de Nintendo para destruir bloques contra amigos o rivales aleatorios de todo el mundo (aunque debemos apreciar que a día de hoy encontramos pocos jugadores online).

Por tanto, muchas y muy acertadas modalidades de juego que, junto a la opción de subir puntuaciones a Internet, se convierten en un gran valor añadido para un videojuego que por todo lo demás ha preferido mantener su esencia. Y no lo decimos solamente por su jugabilidad, que está intacta, sino por un apartado gráfico que apenas ha sufrido renovaciones, y he ahí la gran crítica a una obra que tal vez haya querido mantener su esencia hasta en eso. Curiosamente, no ocurre lo mismo en el apartado sonoro, con algo menos de una decena de composiciones que mezclan ritmos techno, funky, alguna que otra voz y guitarras más o menos suaves dentro de un conjunto heterogéneo, variado e ideal para matar el tiempo.

Interesante

Sin sello

Arkanoid DS

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Arkanoid vuelve, se adapta a las posibilidades de Nintendo DS y nos ofrece un título que, aunque no se renueve mucho visualmente, invita a descubrir la obra que lanzó a la fama todo un género como el de los “breakout”. Jugabilidad clásica para un conjunto muy bien presentado que descubre en la doble pantalla un lugar donde expandir la diversión que ofrece el simple hecho de romper bloques mientras que impedimos la caída de una bola hacia el fondo de la pantalla. Ideal para nostálgicos y para aquellos que quieran matar los, muchas veces eternos, tiempos de espera.

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Jugadores:
Idioma: Textos en castellano y manual en castellano
Duración:
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