Si estás harto de ponerte siempre del lado de la víctima, THQ te invita a vivir un videojuego terroríficamente aracnofóbico junto a una tarántula y un escorpión cuyo único objetivo es sobrevivir a una naturaleza inhóspita y salvaje donde el mayor enemigo no son los más grandes reptiles o insectos, sino el propio ser humano.
Probablemente no sea la mayor aspiración de nuestros lectores convertirse en una tarántula o en un escorpión para luchar por la supervivencia en un desierto árido, caluroso y lleno de dificultades. Pero ese fue el sueño que tuvo Jordan Itkowitz un día antes de que su empresa, Rainbow Studios, se viera obligada a decidir sobre la temática del nuevo videojuego que iba a desarrollar.
Después de todo, un título donde el jugador adoptara el papel de un deprededador parecía tener potencial. De esta manera, todos se pusieron de acuerdo para mandar la idea a THQ y comenzar a trabajar sobre una aventura de acción en tercera persona que a través de diez niveles nos propone descubrir una trama propia de esos populares telefilms de sobremesa con multitud de bichos capaces de crearnos la peor de las indigestiones.
Y es que el argumento de Deadly Creatures no es precisamente profundo, aunque sí lo suficientemente interesante como para alternar el protagonismo de una tarántula y un escorpión a los que ayudaremos a sobrevivir. Insectos, reptiles y otros arácnidos se cruzarán en nuestro camino, aunque la mayor amenaza acabará siendo el ser humano en una historia cuyo aspecto más sorprendente es que consigue mantener nuestro interés durante las 6-8 horas que dura.
Alternancia arácnida
Por tanto, dos tramas paralelas para dos arácnidos que comparten, eso sí, mismos escenarios pero distintas maneras de avanzar por ellos. Ambos poseen la habilidad de moverse por niveles lineales pero amplios. Sin embargo, mientras que la tarántula puede usar su tela de araña para alcanzar los lugares más lejanos e innacesibles, el escorpión deberá de conformarse con escavar en la tierra y encontrar caminos alternativos hasta alcanzar el mismo destino.
Ese sea tal vez su único punto en común, puesto que los movimientos disponibles -desbloqueables a medida que avanzamos- dicen mucho acerca de sus diferencias fisionómicas. Por ejemplo, el escorpión es capaz de correr, envenenar con su aguijón o cortar obstáculos mediante sus pinzas, mientras que la tarántula tiene la capacidad de saltar, realizar ataques a distancia o aturdir a sus presas antes de acabar con ellas.
En todos los casos lo más reseñable es que se ha integrado perfectamente y con acierto la tecnología giroscópica de Wii para que cada uno de estos movimientos y muchos otros más (combos o ataques especiales) dejen de lado la idea de un control tradicional. De hecho, una de los pocas funciones clásicas que se conservan la encontramos en el propio movimiento de los arácnidos, manipulable a través del stick analógico del nunchuk, el cual, por cierto, es estrictamente necesario para disfrutar de Deadly Creatures.
Telarañas y veneno de wiimote
No hay opciones adicionales a la campaña para un jugador. Ni siquiera apreciamos un multijugador o sección de minijuegos, pero aún así el título es considerablemente largo (cabe la posibilidad de guardar partida y registrar "checkpoints") si le sumamos la presencia de tres niveles de dificultad para que los enemigos resistan más y los eventos "quick time" sean más difíciles de completar si cabe.
A este respecto, hemos de incidir en la necesidad de ver este título como un producto que ahonda en las posibilidades del wiimote y el nunchuk. Partiendo de la idea de que se nos intenta ofrecer un espectáculo tan realista como sólo la madre naturaleza nos puede dar, todas las acciones de los arácnidos han sido adaptadas de tal manera que tengan un verdadero sentido en la forma en que realizamos los gestos con las manos.
No es de extrañar, por tanto, que para incrementar el realismo de la acción se hayan situado grillos y pequeñas larvas para recuperar e incrementar la salud de nuestro arácnido. No obstante, esto es ante todo un videojuego, con lo que encontrar todos esos organismos, además, nos irá proporcionando interesantes recompensas en forma de mejoras de atributos -como el ataque- o de galerías de imágenes -más conocidos como artworks- con los que deleitar un poco nuestra vista.
Aracnofobia en tu Wii
Los contenidos adicionales de Deadly Creatures son, en efecto, anecdóticos, aunque todo se puede perdonar si tenemos un producto sólido que sabe aprovechar las cualidades gráficas de la blanca de Nintendo. Podría decirse que así ocurre, con unas animaciones realistas, muy cercanas a las de los arácnidos reales, y unos escenarios detallados, poblados de detalle y que denotan un excelente trabajo de diseño que, en el aspecto de la cámara (aunque también en el control), no carece de algunos "bugs" -algunos bastante importantes- que pueden llegar a provocar que reiniciemos la partida.
Impecable es, sin embargo, el apartado sonoro, que nos acompaña con música ambiental en una travesía que, más que querer tener acción, desea ponernos realmente en el papel de un arácnido en su medio natural. No hay ornamentos innecesarios y el crujir de los insectos al retorcerse o los cortos pero chirriantes chillidos de los enemigos al morir resultan, aunque no excelentes, sí muy convincentes.
Tan convincentes como un doblaje al castellano digno de elogio. Cada vez se aprecian menos estos esfuerzos en las distribuidoras nacionales, con lo que la labor de THQ podría decirse que duplica su importancia gracias también a un producto solvente, entretenido y con un argumento que nos engancha hasta el final para después no dejarnos indiferentes ante el desenlace. Muy pocos videojuegos innovan y desafían a las lógicas del videojuego actual, pero Deadly Creatures lo ha conseguido en una obra inesperada que sólo desaconsejamos a los aracnofóbicos.
Nadie lo esperaba, pero la apuesta de Rainbow Studios por un videojuego duradero, entretenido y original en su planteamiento convierten a la particular historia de una tarántula y un escorpión en una de las más frescas novedades de este 2009 para Wii. Si no eres un aracnofóbico y puedes soportar algún que otro error de programación, Deadly Creatures te convertirá durante unas horas en un depredador cuyo único y verdadero enemigo será el ser humano.
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