El off-road Racing está de moda, y es que al lanzamiento del fantástico Pure se le une en esta ocasión Baja, un título mucho más discreto que el de Disney. Con un prisma enorme, escenarios gigantescos y carreras larguísimas Baja es, sin duda, una propuesta original. ¿Es suficiente para triunfar en Xbox 360?
Hemos de confesarlo, el siglo XXI no nos tenía acostumbrados a proyectos que se acerquen al off-road Racing desde una perspectiva ambiciosa, y ofreciendo calidad para diferenciarlos de la mediocridad habitual del género. Pure fue una deliciosa excepción, y al abrigo de su lanzamiento nos llega Baja que ofrece una perspectiva totalmente diferente y que, aunque fue anunciado antes que su competidor de Disney, llega al mismo tiempo. Lo cual no le beneficia en absoluto.
Una vez introducido Baja es casi imposible pasar por alto las comparaciones con Pure, y eso que los dos videojuegos se acercan a una temática similar desde ópticas tan distintas que es aparentemente difícil establecer similitudes. El juego que nos ocupa, de THQ, apuesta por un realismo mucho más sobrio, mientras que su aparente competidor prima la diversión sobre cualquier tipo de veracidad.
Cuatro Ruedas Sobre la Arena
El Baja 1000 es uno de los más famosos espectáculos de motor. Se desarrolla en la zona californiana del mismo nombre, y es probablemente el mayor evento off-road del mundo.
THQ, consciente de la potencia de una licencia como esta, no dudó en adquirir los derechos de explotación para un videojuego, y se apoyó en el estudio 2XL Games, de sobrada y reconocida habilidad en el género. En esta ocasión han abandonado a los MX y a los ATV tradicionales de sus anteriores trabajos, y se han sumergido en el más ambicioso de los proyectos que han llevado a cabo.
Baja es un acercamiento que se pretende realista a las carreras gigantescas que, como ya adelantamos en el avance, pueden llevarnos incluso horas; y que podemos recorrer con un buen puñado de vehículos que además podremos personalizar.
Hay cinco tipos de carreras en Edge of Control, los circuitos, rallys y el Baja, además de las algo más breves escaladas de colina y competiciones libres. Nos centraremos en las tres primeras modalidades que serán las que más frecuentemos en el videojuego.
Los circuitos son las tradicionales vueltas a un recorrido cerrado; los rallys, por su parte, son carreras de un punto a otro del escenario; mientras que el Baja son mastodónticas pruebas de resistencia y velocidad, de duraciones variables que oscilan entre los 250 y los 1000 kilómetros –estas últimas superarán ampliamente las cuatro horas de duración-.
De hecho uno de los principales problemas de Baja: Edge of Control se deriva directamente de estos descomunales desafíos. La orografía de los entornos está ciertamente cuidada, y es un placer pasearse por estos paisajes con semejante distancia de dibujado sabiendo que en todo momento el horizonte da paso a más y más terreno que recorrer. Sin embargo estas pruebas acaban siendo tan aburridas como parecía derivarse en un principio de una duración tan larga. Esporádicamente nos encontramos con algún vehículo adversario en el camino al que superar o que nos adelanta, pero por lo demás es un trayecto extremadamente insípido en solitario en el que la única preocupación será maximizar la velocidad escogiendo bien el trazado.
Aunque si bien es verdad que hay pruebas de otras muchas longitudes, y que lo cierto es que casi es mejor no toparse con los rivales, pues su efectividad es realmente inapelable.
El otro problema realmente importante de Baja es precisamente la inteligencia artificial. No sólo los otros contrincantes nunca cometen errores, sino que además fuerzan los nuestros con maniobras inalcanzables para nosotros, lo cual resulta insoportablemente frustrante.
El Hermano Pobre
Sería injusto comparar los apartados gráficos de Pure y Baja, puesto que el primero renderiza parajes muy pequeños, mientras que el segundo opta por superficies inmensas. Pero lamentablemente resulta inevitable llevarse una sensación de chasco al observar los gráficos de Baja en la misma semana en la que se lanza Pure.
Entendemos que para reproducir escenarios de, por ejemplo, mil kilómetros sin tiempos de carga intermedios hay que sacrificar ciertos aspectos visuales. Sin embargo el hecho de que Baja parezca un título de PlayStation 2 en alta definición se nos antoja abusivo.
La versión de Xbox 360 es algo superior a la de PlayStation 3 en lo gráfico, sin embargo esto no quiere decir que sea precisamente brillante. El tratamiento del antialiasing es muy pobre, y por si fuera poco las texturas tienen un nivel de detalle grotesco. Por otra parte la carga poligonal de vehículos y elementos del escenario es bajísima.
Todo esto podría beneficiarse de alguna manera si lo que se muestra en pantalla se viera bañado por una iluminación trabajada y acorde con la clase de escenarios que se representan en pantalla. Nada más lejos de la realidad, un motor de luces de lo más vulgar hace el trabajo con la anacrónica solvencia de una videoconsola de la pasada generación.
En lo sonoro muy poco que destacar. Unas partituras de guitarra acústica hacen de acompañamiento tan contextualmente adecuado como poco inspirado, los efectos de los diferentes motores y de las colisiones salvan al apartado de la mediocridad.
Baja es tan ambicioso e inmersivo en su propuesta, como torpe y poco inspirado en su ejecución. Las más largas carreras, principal reclamo del título, son inevitablemente aburridas en la mayoría de las ocasiones, la IA rival es abusiva, y todo ello viene acompañado, además, por un apartado gráfico que en la edición para Xbox 360 es ciertamente discreto.
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