De las cenizas de FlagShip Studios surge Runic Games, y de las cenizas de HellGate: London lo hace un Torchlight que tras su paso por PC debuta en Xbox 360. Una de las sorpresas de los RPG de acción de este año es sin duda el título que nos ocupa, una fantástica revisión del mito Diablo con todo su frenetismo, adicción y encanto intactos.
Los chicos de Runic Games puede que sean debutantes, de hecho lo son como estudio, sin embargo cuentan entre sus filas con buena parte de los creadores de las dos primeras entregas de Diablo, y eso supone una garantía en mayor medida que su meramente interesante HellGate: London, el último proyecto que acometieron, ya bajo el nombre de FlagShip Studios.
En esta ocasión lo que nos ofrecen está lejos de la arriesgada maniobra que llevaron a cabo con su comercialmente fallido RPG postapocalíptico, y vuelven a las raíces más tradicionales del género. Aspecto de animación mezclado con acción rolera al más puro estilo Diablo ya eran sus principales características en PC y, ahora repite idénticas virtudes en Xbox 360.
Luz de Antorcha
La ciudad de Torchlight es una pequeña localidad minera azotada por un misterioso mal. El mineral que recolectan está causando un efecto devastador sobre los ciudadanos, y la plaga ha comenzado con el antaño héroe Alric que, corrompido hasta la médula por la influencia del Ember -la mencionada sustancia-, cae en el lado del mal. Por el camino conoceremos a los clásicos personajes para los que llevar a cabo misiones, y también al antiguo compañero del propio Alric que, asustado por los efectos del Ember, se embarca junto a nosotros en una cruzada por descubrir qué misterio se esconde en la profundidad de las minas.
Como puede comprobarse el argumento de Torchlight está marcado por los tópicos, y ofrece meramente lo que podría esperarse de un videojuego de su estilo. Sin embargo lo que sí es interesante es su corte de contexto que facilita algunas decisiones artísticas interesantes y muy innovadoras como comentaremos más adelante.
Las misiones también giran en torno a lo clásico, con las típicas misiones de acabar con un determinado número de monstruos, recuperar algún objeto o limpiar un sector de criaturas. Ninguna sorpresa en este sentido.
Como en la mayoría de videojuegos de rol hay una serie de clases de entre las que podemos escoger, y en Torchlight son tres que van asociadas a un personaje cada una. La primera de ellas es la del Guerrero, una especialidad que no podía faltar en el género del rol y que basa su fuerza en el combate cuerpo a cuerpo, que se expande en potencia y alcance mediante las habilidades que irá desbloqueando conforme vaya ganando nivel.
El intraducible Vanquisher es el único carácter femenino. Su especialización es el combate a distancia, con el que resulta especialmente devastadora gracias a su dominio de pistolas, rifles y ballestas.
El Alquimista es el más interesante de los tres puesto que es el que más permite al usuario personalizar su forma de combatir. Con este personaje podremos especializarnos en la invocación de monstruos y robots de fiero aspecto y feroz potencial. La mayor pega en este campo es el factor de que estas criaturas no podrán ser mejoradas, un elemento que nos hubiera gustado ver en el título.
Lucha de Titanes
Torchlight vuelve a demostrar que la fórmula del RPG de acción directo y sin tapujos funciona, y que también está sobradamente capacitada para hacerlo en un formato pad gracias a un planteamiento tan sencillo como efectivo. El título está eminentemente marcado por los combates ya sean de rango cercano o a distancia, y cuenta con el siempre interesante aditivo de disfrutar de la obtención de nivel por acabar con enemigos, cumplir misiones…
Contaremos con un máximo de nivel de 100, y con un ranking de fama de 55. Si el nivel, como hemos dicho, se obtiene por matar a criaturas y enemigos normales, la fama se obtiene por acabar con personajes específicos como jefes específicos o finales. Nuestra experiencia podrá repartirse entre los parámetros de Fuerza, Daño a distancia, Magia, Blindaje y Talento, además del lógico desbloqueo de habilidades especiales.
El sistema del interfaz es virtualmente idéntico al de Diablo, con una burbuja para representar la salud y el maná, y con las diferentes habilidades especiales que podemos emplear a ambos lados de ésta y accesibles con el empleo de los gatillos. ¿El resto? La jugabilidad se desarrolla con un preciso traslado del clásico point-and-click de PC, a un estilo que mezcla la marca de objetivos con la palanca unida al empleo del botón azul del mando para los ataques. Hay algunos ajustes a agradecer en esta versión para Xbox 360 que facilitan su control, ajustes tales como el del paso adelante de nuestro héroe con el ataque de rango cercano.
Superar la campaña individual del videojuego, única oferta jugable, puede suponernos unas 10 horas si vamos directos al grano; cifra que aumentará exponencialmente en caso de que optemos por superar también las secundarias y exploremos todos los rincones del mapa, y una duración, en definitiva, que se nos antoja más que meritoria dado su bajo precio, 1.200 Microsoft Points.
¿Pegas? Pocas que poner. Quizá el nivel de dificultad no es particularmente exigente con el usuario en ninguna de las opciones de dificultad disponbiles, lo que hace al título ganar en ritmo pero perder en desafío. Por otra parte se echa en falta un modo cooperativo, puesto que da la impresión de que con un compañero sortear los peligros de las mazmorras que salpican Torchlight hubiera sido todavía más divertido.
Cartoon RPG
En la faceta visual Torchlight es un videojuego sorprendente, y es ahí donde radica su fuerza rompedora y el verdadero elemento que le dota de un toque genuino, especialmente teniendo en cuenta el fantástico traslado efectuado desde ordenador hasta la plataforma de descargas de Xbox 360 a la que pertenece. Todos los personajes tienen un divertido toque de animación, lo que hace que huyan de diseños derivativos y de un aspecto que podría resultar excesivamente genérico.
Idéntica conclusión se puede extrapolar de los escenarios, y es que de hecho la fuerza de su dirección artística en términos de decorados está fundamentada en un estilo que hace que cada mazmorra tenga un aspecto totalmente diferente, lo que hace que la variedad esté algo más contrastada.
Los efectos están muy cuidados, y la física cumple con su trabajo de puntillas pero haciendo lo que debe. En términos de imágenes por segundo el título no es tan estable en consola como en su momento lo fue en PC, lo que hace que el aprovechamiento de las posibilidades de un juego arcade en cuanto al hardware se pierdan en la calificación final de tecnología por su caprichoso frame-rate.
Por lo que respecta al audio la banda sonora corre a cargo de Matt Uelman, compositor de la música de los dos primeros episodios de Diablo. Los efectos de sonido cumplen con su cometido y el título, lamentablemente, desembarca en Steam en perfecto inglés, tanto las escasas voces como los abundantes textos.
Adictivo, emocionante y divertidísimo. Torchlight es un sorprendente RPG de acción que resulta profundo y cautivador y que, contra todo pronóstico, es acreedor de un carácter genuino sin aportar apenas novedades salvo su curiosa dirección artística.
