Después del XIII viene el XIV, aunque nadie se esperaba que de una manera tan seguida. Y es que esta podría ser la primera vez en la historia -si todo va bien- que dos Final Fantasy son lanzados en el mismo año. Square Enix trabaja contrarreloj para sacar adelante su último mastodóntico proyecto, la segunda inserción de una fantasía final dentro del siempre exigente mundo de los MMORPG.
Los japoneses están realizando una inversión descomunal en su principal franquicia. Después de los enormes recursos humanos y financieros depositados en Final Fantasy XIII, ahora toca el turno de dar el empujón final a un proyecto, Final Fantasy XIV, que lleva prácticamente cinco años en desarrollo. El segundo MMORPG de la serie está cada vez más cerca, la beta cerrada ya ha comenzado, y en las PlayStation 3 y PC ya comienzan incluso a brillar los cristales de una entrega que quiere escuchar, ante todo, a sus fieles seguidores.
Square Enix ha admitido recoger influencias de los grandes exponentes del género de los juegos multijugador masivos, empezando por FFXI, aunque reconocen que su mayor inspiración viene por parte de los consejos de los usuarios, a los cuales están escuchando para crear el mejor MMORPG posible.
Todo con tal de meterles cuanto antes en el fascinante mundo que nos propone Final Fantasy XIV. Basado en un mundo de alta fantasía, como es habitual en la serie, se nos presenta un universo mucho más moderno que el visto en FFXI, apostando en esta ocasión por un aspecto más futurista que mezcla ciencia ficción con elementos de la clásica literatura fantástica. Así es como nace Hydaelyn y las naciones de Eorzea, escenario de una tierra azotada desde hace 15 años por una guerra que cesó en el mismo momento en que las ciudades-estado del lugar decidieron que era mejor cooperar antes que ceder frente a una fuerza superior, la del Imperio Garlean. La paz llegó, el paro también y, por ende, las aventuras de esos guerreros y mercenarios que ya no tenían nada que hacer...
Una fantasía final masiva y online
En Final Fantasy XIV se nos presentan cinco razas -confirmadas- de personajes diseñadas para resultar familiares a los usuarios de FFXI. Los Hyur (pseudo-humanos), los Elezen (elfos nativos), los Lalafell (pequeños humanoides de gran agilidad e inteligencia), los Roegadyn (hombres del mar) y los Miqote (mujeres con forma de gato) son los habitantes principales de un mundo donde, por supuesto, podremos tener a nuestro propio personaje. Seleccionando una de las razas y entrando en el completo editor que nos propone Square Enix, podremos seleccionar nuestro nombre, tipo de cara, forma de pelo, tono de piel, color de ojos, diseño de boca, estilo de nariz... Incluso se nos permite incluir tatuajes, cicatrices y otros elementos que nos diferencien del resto.
En definitiva, un paso previo y necesario antes de sumergirnos en un MMORPG donde, por supuesto, tendremos muchos paisajes y ciudades que visitar (puertos, desiertos, bosques, montañas...), pero también muchas novedosas mecánicas de juego que poner en marcha, y no sólo las relativas a una exploración que nos promete vastos territorios que recorrer.
El sistema de combate, por ejemplo, se modifica para darnos la posibilidad de luchar solos o en compañía contra monstruos individuales u organizados en grupo. Todo en tiempo real, moviéndonos continuamente para encontrar el rango específico de ataque de nuestro protagonista. Y es que, dependiendo de la clase, si somos un gladiador o un hechicero por ejemplo, deberemos de poner atención a aspectos como la orientación del ataque cuerpo a cuerpo o la distancia desde la que lanzar una magia sobre los enemigos.
Cuestión de práctica
Además, habrá que tener en cuenta los seis elementos (fuego, hielo, viento, tierra, rayo y agua) que representen nuestros ataques, ya que una ofensiva de naturaleza acuosa será fuerte contra el fuego, pero no contra los rayos.
No obstante, esto representa tan solo un pequeño detalle -dentro de las novedades de Final Fantasy XIV- si lo comparamos con la ausencia de puntos o niveles de experiencia. El sistema de progresión de personajes está en esta ocasión ligado a las técnicas ("Skill-based Progression"), un esquema utilizado por primera vez en FFII. Tal vez todo sea consecuencia de que Hiromichi Tanaka (responsable de los primeros títulos de la serie) se haya hecho cargo de la producción de este nuevo MMORPG, pero el caso es que ahora los personajes evolucionarán en sus estadísticas dependiendo de cuantas habilidades, magias, ataques e impactos protagonicen. La consecución de nuevas técnicas y mejores atributos es directamente proporcional a los enemigos que abatamos, siendo nuestros progresos más rápidos cuanto más fuertes sean nuestros rivales.
Siguiendo con las novedades, nos encontramos con un sistema de clases ("Armoury System") evolucionado, aunque inspirado en FFXI. Esta vez, el proceso para cambiar de profesión será mucho más intuitivo y sencillo. De hecho, Square Enix sólo nos pide equiparnos con el arma o herramienta adecuada para transformar instantáneamente nuestras técnicas, estilo de juego y apariencia. Arquero, gladiador, taumaturgo, botánico, minero, hechicero, alquimista, herrero, tejedor, curtidor... Las clases disponibles son numerosas, y están enmarcadas dentro de cuatro grandes familias: discípulos de la guerra, de la magia, de la tierra y del trabajo.
Un XIV muy esperanzador
Las "quests" no faltarán tampoco a la cita con Final Fantasy XIV. Una vez formemos parte de un gremio (más conocido como "guild"), nuestro protagonista empezará a recibir una serie de tarjetas decorativas (las "guildleves") con objetivos específicos a cumplir: cazar un monstruo, adquirir un determinado ítem, etc. Podremos tener varias tareas al mismo tiempo, aunque lo mejor de todo es que se podrán completar tanto en individual como con la ayuda de amigos online.
Tal vez para no perderse en el mundo de Final Fantasy XIV, con tanta tarea que desempeñar, sería bueno contar con un medio de transporte. Los chocobos -confirmados para esta entrega- podrían ser un buen vehículo de locomoción, aunque todavía no se ha desvelado nada al respecto. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que tendremos una serie de tele-transportes (conocidos como "aetherytes") que usarán el poder de los cristales para llevarnos de un lado a otro del mapa.
Otros elementos típicos de la saga, como las invocaciones, se desconoce la función que adquirirán durante la partida, aunque podemos esperar que vuelvan a contar con grandes escenas de introducción, y es que Square Enix no está dispuesta a renunciar a su estilo. Tanto las "cut-scenes" como los diálogos (se dice que incluso en su mayor parte hablados) serán muy frecuentes. Y es que el motor Crystal Tools (empleado en FFXIII) promete dar mucho de sí, así como los diseños artísticos de Akihiko Yoshida, ya partícipe en FFXII, o las fantásticas composiciones de Nobuo Uematsu, que vuelve a ser compositor de la serie Final Fantasy después de un largo descanso. El XIV se muestra, cuanto menos, esperanzador.