En los últimos años, el conflicto tecnológico entre Estados Unidos y China no ha hecho más que crecer. Aunque el mismo ya era significativo antes de la pandemia, las consecuencias de la COVID-19 llevaron a ambas regiones a reforzar la inversión en productos patrios de cara a reducir la independencia que tenían con el otro. Por ello, la decisión que ha tomado el Gobierno de Biden que entrará en vigor el próximo mes será crucial para, en resumidas cuentas, limitar el impacto de las inversiones de Estados Unidos en tres terrenos tecnológicos claves.
Como indica el portal Techspot en una reciente publicación, Biden ha dado luz verde a una decisión radical que han tomado él y su equipo tras varios meses de arduo trabajo. Así, tras cinco retrasos, en las próximas semanas debería entrar en vigor una normativa que reducirá las inversiones tecnológicas de EE.UU. en China, una situación que afectará directamente a los semiconductores, la inteligencia artificial y la computación cuántica. Y, aunque no hay una certeza de que esta orden se llegue a ejecutar en el plazo acordado, sí se ha confirmado que sus consecuencias comenzarán a tener impacto en 2024.
Esta medida no afectará a las inversiones ya realizadas
Con esta decisión, Estados Unidos buscará causar un impacto directo en tres terrenos tecnológicos clave que enfrentan a ambos países en la actualidad. Sin embargo, el mismo medio indica que esta prohibición no afectará a las inversiones existentes, sino que tendrá impacto en transacciones concretas. Además, también se publicó que el Gobierno de Estados Unidos tendrá que estar al tanto de algunos acuerdos que, por los flecos del mismo, puedan llegar a beneficiar a China más de lo esperado. Y, como era de esperar, el país asiático no se ha quedado de brazos cruzados.
El mes pasado, el gobierno chino señaló que tomaría represalias si Biden y su cúpula decidían imponer nuevos límites a aspectos como la entrada de tecnología y capital en el país. En relación a esta situación, Janet Yellen (Secretaria del Tesoro) indicó que las restricciones no buscaban “dañar significativamente” la capacidad de China para “atraer inversores estadounidenses”. No obstante, el país asiático no tiene la certeza de que esta situación sea así y podría volver a tomar medidas que ya asumió en el pasado, como el veto a una de las empresas tecnológicas más grandes de Estados Unidos.
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