Corría el ya legendario año 2000 y la película Dungeons & Dragons dirigida por Courtney Solomon llegaba a los cines con la promesa de llevar la épica y mágica experiencia del popular juego de rol a la pantalla. De que no lo logró porque la película es terrible se enteraron hasta en los Reinos Olvidados. Yo no sé vosotros, pero es pensar en la película de Dragones y Mazmorras del 2000 y me mareo y todo. Tendría que salir una tirada de iniciativa de 25 (¡mínimo!) para volver a verla voluntariamente. La vi el día de su estreno en cines y no creo estar todavía bien del todo. Me la pusieron una vez en un tren que iba a Barcelona y casi me tiro en marcha antes de llegar a Calatayud.
Este ambicioso proyecto cinematográfico se convirtió en un desastre que dejó mucho que desear tanto en taquilla como en crítica. Pero cuando el jefe me sugirió escribir un tema sobre la película pensé que era el momento de revisitar mis sentimientos y ver si podía salvar algo. Spoilers: No. Tengo esta película muy cruzada. Así que en lugar de algo bueno que 20 años después de su estreno pudiera revalorizar mínimamente, voy a repasar todo lo que creo que fue mal con esta película a modo de terapia. Que conste que se trata de una opinión personal, y que tal vez haya alguien que tenga esta Dungeons & Dragons como su película preferida. De antemano, mis disculpas y más sinceras simpatías.
Sálvese quién pueda de los dragones y de las mazmorras
El director novato Courtney Solomon tuvo una audaz visión para llevar el universo Dungeons & Dragons a la gran pantalla y para ello New Line Cinema (qué venía de hacer cosas tan interesantes como Magnolia o tan rentables como Destino final) le dio 45 millones de dólares. Nadie al volante. Esta película no cumplió las expectativas ni de los vendedores de palomitas. Mucho menos de los fans del juego de rol, un público especialmente comprometido con el material original, y los críticos, claro. Aunque la película contó con la participación de algunos actores destacados como reclamo, como Jeremy Irons, Thora Birch y Marlon Wayans, la falta de química entre los personajes, su escaso compromiso con el espíritu original de D&D y su trama poco desarrollada se sumaron a un despropósito cinematográfico que sigue siendo recordado como una de las peores película del género fantástico jamás rodadas.
Jeremy Irons quería un castillo, no una mazmorra
Jeremy Irons, un actor reconocido y de demostrado talento, accedió al papel de villano protagonista en la película. No hay duda de que se trataba de una estrategia ciertamente comercial que trataba de dignificar un producto que sin su nombre en el cartel habría pasado desapercibida en la estantería del Blockbuster de tu barrio. Sin embargo, el motivo personal detrás de su elección para interpretar al villano Profion es una de las anécdotas más interesantes. Se dice que Irons aceptó el papel con el fin de pagar las abultadas facturas de un castillo que había adquirido recientemente. Esto ya te dice mucho de lo involucrado que se sentía el bueno de Irons con la producción. Me centro en él porque es el actor más reconocido del reparto, pero no creo que nadie se tomara demasiado en serio su papel. Bueno, tal vez el protagonista, Justin Whalin, pero en exceso, por lo sobreactuado. Por contra, la desgana en pantalla de Thora Birch es de proporciones épicas.
El rodaje de Dungeons & Dragons estuvo plagado de incidentes y detalles inesperados que afectaron negativamente al resultado final, pero que sobre todo evidencian que a nadie le importaba demasiado lo que estaba haciendo o el resultado final. En un plano en plena campiña puede verse un tractor al fondo de la escena. A nadie le pareció que merecía la pena volver a rodar ese momento. Es verdad que estas cosas pasan incluso en pelis de Ridley Scott, pero al menos Scott te compensa en el metraje con alguna que otra genialidad. En Dungeons & Dragons llega un momento en el que la recompensa es la carcajada del espectador en el momento en el que por fin desconecta totalmente de la propuesta pretendida por la película y se deja arrastrar hacia el mar de lo absurdo.
Sí, el "enano" es el del hacha
Otro detalle que llamó la atención de los espectadores (jugadores de rol o no) fue la representación de los enanos en la película. A pesar de que en el mundo de fantasía de Dungeons & Dragons, los enanos son personajes bajos en estatura, en la película hay planos en los que aparecen más altos que el resto de actores. Además, hacer de ellos el recurrente alivio cómico de una trama en la que todo parecía el alivio cómico de otra cosa tampoco resultó tan eficaz como debieron pensar los guionistas. Y en realidad nadie estaba pidiendo algo como lo que lograría hacer un año después Peter Jackson en La Comunidad del Anillo, bastaba con que tuviera el más mínimo sentido.
Por cierto, ahora que menciono El Señor de los Anillos de Jackson, es posible que New Line Cinema forzara el estreno de la película Dungeons & Dragons antes de La Comunidad del Anillo en 2001 con el fin de capitalizar la creciente popularidad del género de la fantasía en aquel momento. Y por huir de las comparaciones odiosas. Aunque ambas películas compartían similitudes temáticas, Dungeons & Dragons se centraba en atraer a fans del juego de rol y público más joven, mientras que El Señor de los Anillos contaba con una base de varias generaciones de lectores, un material original mundialmente aclamado y una dirección destacada ideada para un público mucho más amplio y con unas aspiraciones mucho mayores. Con D&D creo que solo se quería salir del paso. La diferencia en la calidad de producción y dedicación creativa entre ambas películas resultó en una de las peores adaptaciones para Dungeons & Dragons y en una de las mejores historia del cine para El Señor de los Anillos.
Defectos especiales
Otro de los grandes problemas de Dungeons & Dragons fue la calidad de sus efectos especiales. A pesar de ser un año en el que la tecnología CGI estaba ya consolidada en la gran pantalla incluso en producciones menores, la película se quedó rezagada en cuanto a calidad visual. La gran escena final, que debería haber sido épica y espectacular, resultó en efectos especiales que parecían más propios de cinemáticas de videojuegos de una década anterior. Esta falta de cuidado en los efectos visuales contribuyó a la percepción negativa que tuvo la película en la taquilla. Resultaba ridículo: aquellos dragones, aquel duelo de espadas, aquel vestuario, aquel maquillaje, esas interpretaciones. El día del estreno se podían escuchar las risas de la gente en la sala donde la vi por encima del sonido de la batalla.
Los decorados de "corchopan", la iluminación de barraca de feria y la torpeza general son testigo de hasta dónde se pueden estirar los millones del presupuesto. En realidad, se trata de una película modesta, claro. Pero ese mismo año se estrenó Pitch Black, que costó 20 millones menos. Y en realidad, tampoco la factura técnica resulta imprescindible para disfrutar de una buena película, pero el tono general de esta no invita al espectador a ser generoso con sus buenos sentimientos. Dungeons & Dragons alternaba entre momentos absurdamente tontos, intentos de humor forzados y secuencias ridículas muy mal pensadas. El resultado fue poco satisfactorio para los espectadores que esperaban una adaptación más fiel y comprometida con el material original del juego de rol, y para el que simplemente se metió en la sala de cine para pasar un par de horas entretenido.
Como era de esperar, Dungeons & Dragons recibió críticas abrumadoramente negativas. A día de hoy todavía da "penica ver su valoración en Rotten Tomatoes. En 2010, la revista Empire colocó esta adaptación de Dragones y Mazmorras en el puesto 39 de su clasificación de las 50 peores películas de todos los tiempos. ¿Consuela pensar que a Spider-Man 3 le fue todavía peor? Al final la película recaudó menos de 34 millones de dólares. Una oblea importante para New Line, pero un interesante inicio de carrera para su director, que un año después de este estreno dirigió una secuela para TV, y gracias a la que ha logrado una ininterrumpida lista de producciones de cine de terror, acción, secuelas de Soldado Universal y películas en las que han ido a caer actores como Eddie Murphy, Jennifer Aniston y Pierce Brosnan.
La adaptación del 2000 de Dragones y Mazmorras quedó marcada en la historia del cine como una producción fallida y descuidada. Curiosamente ahí donde más falla esta es precisamente donde se hace fuerte Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones, una nueva visión que resulta tan sorprendente como divertida y que afortunadamente ya ha sustituído la imagen mental que tengo de la franquicia en pantalla grande. Ahí sí, una herida con éxito.
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