Estiman que aún pasarán uno o dos años antes de que puedan cumplir con la demanda.
De una u otra forma la industria del videojuego se ha visto seriamente afectada por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, con varias propuetas posponiendo su lanzamiento, pero también con una notable reducción en la fabricación de consolas y tarjetas gráficas que ha terminado provocando escasez en las tiendas. Afortunadamente la situación parece estar encauzándose, aunque todavía queda mucho para recuperar la normalidad; más incluso si atendemos a las últimas palabras del presidente de Intel, Pat Gelsinger, quien cree que la escasez de chips podría extenderse hasta 2023.
En los últimos meses las grandes compañías del sector habían apuntado al próximo año como fecha para recuperar -más o menos- la normalidad. Sony, por ejemplo, ya avisó que preveía falta de suministro de PS5 hasta 2022. Pero en Intel son incluso algo más pesimistas. "Aunque espero que la escasez toque fondo en la segunda mitad del año, llevará entre uno y dos años que la industria sea capaz de recuperarse por completo y pueda así cumplir con la demanda", ha declarado Gelsinger.
Intel asegura que están invirtiendo en modernizar sus fábricas en varios países
Intel asegura que están invirtiendo en modernizar sus fábricas en países como Israel, Estados Unidos o Irlanda para "ayudar a mitigar estas necesidades". Otras compañías como Nintendo también comentaron hace solo unas semanas que esta crisis le está impidiendo fabricar tantas Nintendo Switch como desearían. Pero esta falta de semiconductores no afecta solo a la fabricación de consolas o tarjetas gráficas.
En los últimos días Final Fantasy 14 ha experimentado un aumento de popularidad bestial hasta el punto de saturar sus servidores, y su director aseguró que los problemas de abastecimiento de semiconductores impidieron al equipo de Square Enix responder antes con nuevos centros de datos para gestionar la afluencia masiva de jugadores.