Tras ver cómo el resto de la industria empezaba a pasarle la mano por la cara adelantándolo por la derecha, por la izquierda y hasta por el subsuelo, Mark Zuckerberg ha sacado la billetera para asegurar que Llama4 tiene algo de futuro frente al empuje del resto de modelos de lenguaje. Tras los sueldos multimillonarios para captar personal, ahora ha anunciado la creación de dos centros masivos de datos, uno de ellos tan grande como Manhattan.
De la mano del centro de datos Prometheus, que se abrirá en Ohio en 2026 con una capacidad de 1 GW, y Hyperion, que ocupará un área comparable a Manhattan en Luisiana para llegar hasta los 5 GW, los dos centros masivos de datos forman parte de un plan que llevará a Zuckerberg a invertir "cientos de miles de millones" durante los próximos años. ¿Su objetivo? Llegar hasta donde nadie ha llegado.
El nuevo Manhattan de Mark Zuckerberg
La idea detrás de estos centros masivos de datos pasa por ahorrarse intermediarios para conseguir entrenar su inteligencia artificial de forma mucho más rápido. La diferencia entre contar con todos esos GW de potencia o tener que agarrarse a Nvidia o la nube de terceros implica no sólo un mayor coste operativo, sino también la diferencia entre tener que lidiar con entrenamientos que pueden alargarse durante años a un ritmo que Meta no se puede permitir.
En el horizonte no sólo está el recuperar terreno frente a otras compañías como Google, OpenAI o xAI, sino también tener la capacidad de procesamiento necesaria para dar forma a nuevos negocios como el uso de sus Ray-Ban y Meta Quest con IA integrada. Salvar ese escollo y conseguir alcanzar el sueño de Zuckerberg de contar con "el mayor cómputo por ingeniero de la industria" pasa por rascarse el bolsillo.
Su mayor reto ahora mismo no está en lidiar con la construcción de esos centros de datos, sino el mantenimiento a nivel energético que suponen. Gastando el equivalente a 750.000 hogares por cada GW de potencia, el impacto que necesita en términos de energía y refrigeración tiene temblando a las poblaciones colindantes a esas construcciones tras haberse vivido casos en los que construcciones similares agotaban la energía y los pozos residenciales.
Imagen | JD Lasica
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