El multimillonario fundador de Microsoft lo describe como "la energía nuclear más avanzada del mundo", y algo de razón debe tener con ello Bill Gates cuando ha conseguido amasar casi 1.000 millones de dólares en financiación para dar forma a la primera planta de Natrium del mundo, un reactor nuclear de sodio que promete transformar un pueblo de apenas 2.000 habitantes en uno de los pulmones de energía de Estados Unidos.
La energía Natrium de Bill Gates
Con capacidad para alimentar 400.000 casas, Bill Gates asegura que esta nueva tecnología es más limpia, segura, barata y eficiente que cualquier otro sistema actual. Y al César lo que es del César, porque las cifras le dan la razón. Si un reactor nuclear convencional tiene un coste de 25.000 millones de dólares, el de Natrium se queda en apenas 1.000, reduciendo tanto el coste como, aparentemente, las dudas sobre la peligrosidad de este tipo de energía.
La clave está no sólo en el hecho de necesitar menos presión para generar energía o en la idea de contar con una inmensa batería capaz de almacenarla durante más tiempo, sino en las sales de fluoruro de sodio que se utiliza para controlar la reacción nuclear y que absorben ocho veces más calor.
A diferencia del agua necesaria para los reactores de toda la vida, u otro tipo de energías como el viento o la solar que no siempre están disponibles en todos los países, el sodio está por todos lados, siendo el metal alcalino más común y el cuarto elemento más abundante de la Tierra.
Ubicada en el pueblo minero de Kemmerer, en Wyoming, esta planta de Natrium que se pondrá en funcionamiento en 2030 será sólo la primera de un proyecto que planea construir otras cinco más antes de 2035 y llegar hasta los 1.500 MW antes de 2033. Energía suficiente para abastecer hasta más de un millón de hogares en Estados Unidos.
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