A estas alturas todos tenemos ya muy interiorizado cómo el lobo empezó a acercarse a los primeros humanos y el papel de la evolución en la creación del perro y la cría por selección de sus múltiples razas, sin embargo aún no sabíamos qué ocurrió exactamente para que, en primer instancia, aquellos lobos decidiesen ver al hombre como un amigo en vez de como una amenaza. Ahora la ciencia ha descubierto la razón.
Por qué los perros son tan amigables
La clave está en un estudio del ADN canino en el que han dado con el gen concreto que provocó ese cambio de paradigma. El culpable, si es que podríamos llamarlo de ese modo, es el gen GTF21, un elemento ampliamente conocido en el mundo de la medicina por ser el culpable de provocar el síndrome de Williams-Beuren reconocido en 1962.
Entre lamentables problemas cardiovasculares, endocrinos y dificultades en el desarrollo cognitivo en el caso de los seres humanos, una de las principales características que se deriva del síndrome está en la tendencia a una "personalidad amigable, entusiasta, desinhibida y gregaria". En el caso de los perros y ese cambio evolutivo, la respuesta se traduce en el carácter hipersociable que se ha convertido en su principal característica.
Por el hecho de haberse seguido cruzando con lobos hace más de 30.000 años, cuando estos primeros perros empezaron a aparecer, encontrar el punto de inflexión evolutivo que dio lugar al carácter actual de los perros es casi imposible de definir. Sin embargo, lo que sí ha reflejado el análisis es que el gen mutado se encuentra en 7 de cada 10 perros y, como ya habrás imaginado, no actúa igual a nivel genético en el caso de los lobos.
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