Tras obligarle a volver a la oficina tras meses de teletrabajo este programador acaba de ganar en los juzgados la posibilidad de seguir haciéndolo en el futuro. El caso es doblemente importante porque, además de apoyarse en los beneficios de trabajar desde casa para ganar, su batalla ha sido contra el propio gobierno australiano.
Daniel Hume trabaja como gestor de proyectos para la división de infraestructura y reportes del sistema de salud de Queensland y, tras meses disfrutando de la posibilidad de trabajar desde casa, recientemente se había implementado una política de volver a la oficina que estaba lejos de resultar entusiasta para el trabajador. Podía hacerlo de forma progresiva durante las próximas semanas, pero debía terminar asistiendo de forma presencial todos los días.
La clave estaba en los beneficios del teletrabajo
La respuesta de Hume fue que no estaba dispuesto a volver a la oficina, llevando el caso hasta la comisión de trabajo y alegando que el teletrabajo no sólo había mejorado su salud y bienestar familiar, sino que además había ampliado su productividad "como resultado de una menor distracción, la eliminación del tiempo de los trayectos, y poder ser más ágil a la hora de responder a las peticiones de trabajo". Durante los últimos 12 meses se había reconocido a Hume y su equipo su labor al frente de distintos proyectos.
Además, poder trabajar en remoto le ofrecía la posibilidad de "contribuir más en las tareas del hogar y las necesidades de sus hijos, así como pasar más tiempo con la familia", y le permitía tener más tiempo para ejercitarse. El servicio de salud de Queensland, en cambio, argumentaba que había la posibilidad de no poder separar el espacio de trabajo del de su vida privada, y que eso le terminaría afectando por controlar menos las horas de trabajo.
La comisión falló a favor de Hume permitiéndole trabajar desde casa la mayoría del tiempo, pero que debería acudir a la oficina al menos un día por semana. El sistema de salud de Queensland ha llevado la decisión hasta el Tribunal Industrial, pero la apelación ha sido desestimada. Sin embargo, lo más curioso de todo es que, no contento con la decisión, Hume presentó su dimisión al darse a conocer la sentencia.
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