La última frontera humana seguramente sea la colonización de otros planetas. Y más allá de cosas como la terraformación de Marte, el plan más ambicioso sea el de irnos en búsqueda de otro sistema solar. Sin embargo, esto presenta un problema tan grande como inevitable: la distancia tan enorme entre estrellas y la imposibilidad por la teoría de la relatividad de viajar a más velocidad que la de la luz (e incluso cerca de ese valor siempre que tengamos masa).
En la ciencia ficción este tipo de problemas se suelen solucionar más rápido que en la ciencia real, especialmente por no tener ninguna atadura de presupuesto o logística más que contar con una buena idea. Lo sabemos con casos como el de la Esfera de Dyson, pensada para sacar el máximo rendimiento energético a una estrella, y postulada en los años 30 en el Hacedor de estrellas, de Olaf Stapledon; pero también con otras ideas como las naves colonia.
Si se tarda mucho en viajar a otras estrellas, lo ideal entonces es hacerlo sin ligarlo al ciclo vital de un ser humano; es decir, que sean unas naves que viajen unos siglos y estén habitadas por una pequeña colonia que se reproduzca, viva y muera durante el viaje. Esa es la idea también detrás del Proyecto Hyperion, un concurso de diseños de naves para dar con una que nos sirva para viajar a los seres humanos por el espacio de esta manera.
Un proyecto muy completo para el jurado
Los requisitos van desde habitar a en torno a 1000 personas durante siglos, asegurar buenas condiciones de vida, contar con sistemas de soporte vital robustos, disponer de gravedad artificial por rotación y también un archivo seguro con el conocimiento de la cultura y tecnología humana. Ingenieros y estudiantes de todo el mundo concurrieron a este concurso con sus propuestas, las cuales fueron juzgadas por profesores de universidad y un miembro de la NASA.
Así serían los hogares de los ciudadanos de la Chrysalis.
El primer puesto se lo ha llevado el proyecto Chrysalis, creado por el arquitecto y diseñador Giacomo Infelise, la científica económica Veronica Magli, el astrofísico Guido Sbrogio, la ingeniera Nevenka Martinello y la psicóloga Federica Chiara Serpe. Un esfuerzo conjunto que nos brinda una nave con forma cilíndrica de 58 kilómetros de longitud, 6 de diámetro y una masa total de 2.400 millones de toneladas.
"Chrysalis impresionó al jurado por la coherencia a nivel de sistema y el diseño innovador de la estructura modular del hábitat, pero también por la profundidad general de los detalles", explica el jurado en la web oficial del proyecto. La propuesta puede ser consultada en su totalidad, incluyendo aspectos de su diseño, pero también sus ideas para el sistema de regeneración de aire o para explicar cómo será la vida de quienes pueblen la nave.
El segundo puesto se lo llevó WFP Extreme, una nave diseñada por un equipo de la Facultad de Diseño Industrial de Cracovia y de la que el jurado destaca sus soluciones culturales; mientras el bronce cayó para Systema Stellare Proximum, un proyecto integrado por el Dr. Philip Koshy, profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad McMaster; el médico Jan Johan Ipe y la diseñadora gráfica Amaris Ishana Mathen.
En 3DJuegos | El experimento de IA de "viaje en el tiempo" de un estudiante universitario genera accidentalmente una historia real de 1834
En 3DJuegos | La Generación Z ha empezado una revolución contra la mayor falta de respeto en Internet: escribir en mayúsculas
Ver 1 comentarios