Lo llaman la selva del mar y lo cierto es que el apodo no es en absoluto descabellado. Tal y como ocurre en tierra firme, estos paraísos submarinos son clave para mantener a más de un cuarto de todas las especies que habitan en el mar. Sin embargo los arrecifes de coral están en decadencia, y justo ahí es donde entra en juego el truco de la pajita que ha empezado a ponerse en marcha en el sur de Florida.
Por culpa de la acción humana, y especialmente durante los últimos tiempos también por el impacto del calentamiento global, los arrecifes de coral están sufriendo para sobrevivir y, con la intención de echar un cable, los investigadores marinos de los Cayos de Florida han estado cultivando el coral en laboratorios con la intención de repoblar la zona. Sin embargo hay un problema, los peces se los comen.
El truco de la pajita para salvar los arrecifes de coral
Aunque cuando el coral ya ha crecido y se ha formado lo suficiente no atrae la atención de depredadores como el pez loro, en el caso de las muestras recién trasplantadas se ha convertido en un buffet libre para esta especie que resulta carísimo a los investigadores. Debían proteger el coral hasta que creciese lo bastante para no correr peligro, pero todo lo que habían ideado hasta el momento era ineficiente.
Como necesitan el sol para crecer adecuadamente, tapar los corales no era una opción, y recurrir a costosos sistemas de protección no sólo implica adquirirlos y colocarlos, sino también deshacerse de ellos cuando ya no son necesarios para no dejar el fondo marino hecho un desastre. La cosa va de arreglar el problema, no acrecentarlo.
Afortunadamente el equipo de Kyle Pisano y Kirk Dotson dieron con una solución. Utilizar pajitas como protección para los corales no sólo crea una suerte de barrera que el pez loro no se atreve a traspasar, al parecer no le gusta colocarse con el morro hacia abajo, también evita que haya que acudir a la zona para recoger esas pajitas.
Si algo nos ha dado la lucha contra los plásticos durante los últimos años ha sido pajitas biodegradables y, junto a otra moda, la de las franquicias que ahora venden bubble tea en occidente, también pajitas lo suficientemente grandes y duras para que puedan aguantar lo suficiente hasta que el coral pueda crecer sin miedo a que lo devoren.
Aseguran que el invento, que también incluye un disco de piedra caliza que sirve de estructura a las pajitas, es lo suficientemente asequible y eficiente como para convertirse en un estándar, así que no han tardado en patentarlo y ahora lo comercializarán a 12 dólares la pieza bajo el nombre Coral Fort. ¿Quién decía que ya estaba todo inventado?
Ver 0 comentarios