Yo también estoy esperando Hollow Knight: Silksong casi habiendo perdido cualquier esperanza de verlo este año. La primera parte convirtió el metroidvania en uno de mis géneros favoritos. Uno al que siempre vuelvo y que me ha dado algunos de los juegos que más he disfrutado a lo largo de los últimos años. Quizá por eso la espera se hace tan dura. Sin embargo, en este camino he tropezado con un golpe de suerte. Cuando se lanzó hace casi dos años dejé de lado un juego con aspecto prometedor para el que nunca encontré tiempo. Sin embargo, el momento de probarlo terminó llegando casi por accidente y vaya como me arrepiento de no haber valorado Aeterna Noctis con la justicia se merecía.
Aeterna Noctis era lo que necesitaba para aguantar hasta el próximo gran metroidvania
Metroidvania con características heredadas del RPG y un enfoque en las plataformas muy por encima de lo que podríamos esperar, Aeterna Noctis es uno de esos juegos en los que pierdes al mismo momento de comenzar la partida. Lo haces porque el juego tiene una dificultad endiablada por momentos y porque desde que des tus primeros pasos ya no habrá manera de que no le dedicas al juego las cerca de 40 horas que te llevará completar su historia tras el lanzamiento de un nuevo DLC gratuito que apenas acaba de llegar. Es la demostración de que el ingenio supera a la fuerza bruta, porque todo esto lo ha hecho un equipo español de quince personas asentado en Talavera de la Reina.
Con un apartado artístico precioso, Aeterna Noctis abre con una cinemática que ya va a ponernos los pelos de punta. La voz de Nuria Mediavilla, Galadriel en las películas del Señor de los Anillos, comienza a contarnos la historia del juego. Somos un rey caído. Un ser prácticamente mitológico desposeído de todos sus poderes tras perder una batalla en la que oscuridad y luz se turnan la victoria. Nuestra misión es simple: completar un ciclo entre los mortales recuperando nuestras habilidades y volver a reclamar el trono. Todo con la intención de que no se rompa ese equilibrio que permite al mundo seguir existiendo.
Los escenarios de Aeterna Noctis dejan algunos momentos preciosos y cargados de simbología.
Por delante tenemos un metroidvania que no tiene nada que envidiar a los grandes. Uno desarrollado en España, país que se ha demostrado proclive a la creación de títulos muy destacados en este género. Aeterna Noctis llegó casi cinco años después del lanzamiento del primer Hollow Knight. Sin embargo, tan significativo como el que todavía consideramos como “el metroidvania de todos los tiempos”, es que se estrenó cuando celebrábamos el segundo aniversario de Blasphemous y el tercero de Celeste. Tres referentes en los que no pude dejar de pensar mientras recorría el mundo de Aeterna.
La idea sorprende, sobre todo, cuando mencionamos a Celeste. Sin embargo, la herencia del juego desarrollado por Extremely OK Games es una parte clave del mundo de Aeterna Noctis. Se trata de un juego relativamente desafiante en sus combates, que puede llegar a bordear lo injusto en ciertas zonas, pero que pone lo verdaderamente difícil en su apartado más plataformero. Cuando empezaba a jugar tenía la sensación de la cosa se iba de las manos, porque cada vez que parecía completar un reto había otro salto más. El error de juicio, por suerte, esta vez duró poco.
Los combates no me resultaron particularmente complicados, pero el plataformeo…
Morir en los combates de Aeterna Noctis puede ser un problema, pero antes de casi cualquier reto plataformero tocaremos una zona de reaparición rápida. Si pisamos donde no toca, apenas perderemos una vida y estaremos volviendo a intentar el salto un segundo después. Todo para que llegue ese momento en el que lo pasamos de carrerilla a un ritmo frenético y apetece soltar momentáneamente el mando para recrearse en la celebración. Los retos son difíciles, pero no solo están hechos para que puedan superarse, si no para generar una sensación de satisfacción de esas que resulta muy difícil describir.
Aeterna Noctis está medido y equilibrado, con un diseño de niveles muy bien llevado sobre todo en las mazmorras. El título combina biomas de lo más diversos, sorprendiendo con escenarios luminosos cada vez que pensemos que llevamos demasiado tiempo sumidos en un mundo oscuro. Se trata, también, de un juego que quiere que lo completes todo. Pone mucho de su parte con un registro de misiones nada intrusivo que te recuerda todas las tareas que puedes llevar a cabo. Trata de que completes hasta la tarea secundaria más inútil y lo consigue. No te da más de lo que necesitas, pero sabe picar la necesidad de los jugadores.
El último DLC es gratuito y añade uno de mis retos favoritos: las cronopruebas.
No lo jugué en su momento y, aunque en cierto modo me arrepiento, también me alegra descubrirlo ahora. En un momento calmado en lo referido a metroidvanias, ha sido un chaleco salvavidas para seguir enganchado al género. Más con una expansión gratuita cuyos nuevos territorios no estoy ni cerca de haber terminado de explorar. Sí disfruté de las cronopruebas, que recuerdan enormemente a ese Blasphemous x Bloodstained en el que podíamos enfrentar desafíos contrarreloj situados en diferentes partes del mapa. Era uno de mis retos favoritos en el juego del penitente y aquí la experiencia está a la altura, permitiéndonos hasta competir por tiempo en el multijugador.
En una época en la que solo esperaba que llegasen Hollow Knight: Silksong y Blasphemous 2, el descubrimiento de Aeterna Noctis me ha dejado enormemente satisfecho. Tengo ganas de seguir jugando y completando un contenido que todavía me promete un par de decenas de horas de diversión.
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