Cómo los videojuegos cada vez inspiran a más personas para crear un mundo mejor y más ecológico

Cómo los videojuegos cada vez inspiran a más personas para crear un mundo mejor y más ecológico

Por su historia, personajes y mecánicas, los videojuegos pueden generar una chispa de curiosidad en el jugador

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Alba

Los videojuegos, como cualquier otro medio de entretenimiento con historias originales y personajes memorables, tienen un 'superpoder': son capaces de cambiar a las personas. Evidentemente, no decimos que las aventuras digitales puedan provocar alteraciones drásticas de la personalidad o variaciones en el comportamiento de un usuario; su habilidad se mantiene en un plano mucho más sutil que apenas permea en la consciencia de los jugadores. Sin embargo, esta particularidad está ahí, es perfectamente aprovechable como altavoz de ideas y, por ende, ya hay organizaciones y particulares que han sabido ver el potencial de la industria para concienciar sobre ecologismo.

Lewis Gordon, periodista de Atmos, ha ejemplificado este fenómeno a la perfección con una experiencia personal relatada en su artículo From Pixels to Politics: How Video Games Can Inspire a Green New World. Porque, tras jugar al colorido Alba: A Wildlife Adventure, una aventura ambientada en tierras mediterráneas que recuerda la importancia de preservar la naturaleza ante las iniciativas egoístas de grupos económicos, el profesional empezó a sentir una curiosidad genuina por las aves que veía en su ciudad. A fin de cuentas, una de las mecánicas del proyecto de Ustwo Games consiste en fotografiar animales que, en conjunto, representan la fauna diversa que tenemos en nuestro territorio. Y, con esta chispa de interés en unos pájaros a los que apenas solía echar un vistazo, Gordon se percató del 'superpoder' de los videojuegos.

Ecologismo y medio ambiente como núcleo de los videojuegos

No es una novedad que los videojuegos, en sus muchas, muchísimas facetas, han explorado su potencial como transmisor de mensajes a través de iniciativas relacionadas con el ecologismo. Ejemplo de ello es el ya mencionado Alba: A Wildlife Adventure, que nos pone en la piel de una simpática niña que recoge firmas para evitar la construcción de un hotel de lujo en la reserva natural de una isla. Pero esta idea también se observa en títulos más crudos como el aplaudido Endling: Extinction is Forever, que relata la dura peripecia de la última madre zorro del planeta en su misión de alimentar y cuidar a sus cachorros. Todo ello en un mundo prácticamente perdido tras décadas de iniciativas desmedidas y perjudiciales por parte de la humanidad.

Green New Deal Simulator, Phone Story y Oiligarchy conciencian sobre ecología a través de diferentes luchas por la causa.

Pero los videojuegos no tienen porqué funcionar únicamente como un altavoz a la espera de que alguien capte la idea. En su artículo, Gordon recuerda la existencia de otras obras del sector que, además de hablar sobre naturaleza y ecologismo, también centran toda su acción en la lucha por una causa: Green New Deal Simulator te pone en la piel de un secretario del departamento gubernamental de EE.UU. con el objetivo de descarbonizar el país ante el riesgo de alcanzar temperaturas de alto riesgo para el año 2050; Phone Story profundiza en la cadena global de fabricación de productos tecnológicos; y Oiligarchy sirve como crítica de las prácticas de la industria petrolera.

Estos tres casos tienen algo en común: Paolo Pedercini, profesor de arte asociado en la Carnegie Mellon University que gusta de hacer videojuegos bajo el pseudónimo Molleindustria. Pero no creas que sus trabajos se limitan a ser representaciones postapocalípticas del mundo futuro, sino que el autor prefiere crear escenarios más creíbles y tangibles para el usuario: "La clave es la especificidad de estar ahí en corto plazo, no sólo mostrar un mundo hermoso funcionando de manera diferente", comentaba en el reportaje de Atmos. "Puedes hacerlo, pero es todavía mejor si compartes la transición de hacia dónde vamos desde donde estamos".

Red Dead Redemption 2

Videojuegos para ver el antes y el (posible) después

Pero no es necesario irnos hasta los videojuegos puramente ecológicos y centrados en la naturaleza para obtener esa chispa de la que os hablábamos al principio del texto. Porque, si bien es cierto que sus mecánicas y trama no tienen nada que ver con la sostenibilidad o el camino que está tomando la humanidad, hay decenas de entregas de corte postapocalíptico cuyos mundos surgen de las acciones pasadas de la civilización. Quitando claramente los elementos fantasiosos de sagas como The Last of Us o Dying Light, en las que la sociedad cae debido a la aparición de zombies e infectados, la industria también reflexiona sobre las consecuencias de las guerras desmedidas en franquicias como Fallout o Metro. Y las primeras entregas de Civilization también tenían su propia manera de concienciar: si dejabas que la contaminación aumentara significativamente, el planeta se convertía en una roca de pantanos inútiles y desiertos.

"Jugando a Red Dead Redemption 2, realmente sentí que estaba siendo transportado a un lugar donde la naturaleza era diferente" (Nicholas Lund).

Todo esto aporta a la reflexión final del jugador, incluso aunque buena parte de su experiencia se base principalmente en mecánicas de acción y escenas propias del argumento. Y el fenómeno también funciona al revés: los videojuegos ambientados en el pasado nos pueden hacer valorar aquellas tierras que han sido sustituidas por ciudades de hormigón. Al menos, así lo sintió Nicholas Lund, miembro de la National Audubon Society (organización sin ánimo de lucro dedicada a la conservación de la naturaleza), cuando jugaba a Red Dead Redemption 2: "Una de las certezas de, no sólo la vida moderna, sino también la vida en cualquier momento, es que tomas el mundo en el que has nacido como una especie de base, y es imposible saber cómo era la vida antes. Estamos viendo eso en todo el mundo, donde es difícil para la gente de ahora comprender cuánto del mundo natural hemos perdido", comentaba en el artículo de Gordon.

"Jugando a Red Dead Redemption 2, realmente sentí que estaba siendo transportado a un lugar donde la naturaleza era diferente, donde el mundo era diferente", continúa el profesional. "Tan fabricado como era, la sensación de abundancia, de 'cotidianidad' de la naturaleza, la presencia constante de la naturaleza, no es algo que sintamos más de la misma manera. Red Dead Redemption 2 me dio lo que sentí como un vistazo de eso".

Porque, como decíamos al principio del texto, los videojuegos no son capaces de cambiar radicalmente a una persona. Alena Y. Chang, profesora asociada de estudios cinematográficos y de medios de la Universidad de California, opina en el artículo de Atmos que los jugadores no absorben pasivamente todos los mensajes de una entrega. En su lugar, los títulos interactúan con los valores e ideales ya existentes en el usuario; en este sentido, las aventuras digitales "se encuentran con los estudiantes allí donde están… Tal vez no los radicalicen, pero pueden cambiar su punto de vista sutilmente o despertar su curiosidad sobre algo". Al fin y al cabo, no debemos desmerecer el 'superpoder' de los videojuegos, pues sus tramas y aventuras impactan más profundamente de lo que pensamos. Y esto, en según qué circunstancias, puede dar lugar a mejoras en el mundo real.

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