Análisis de King Arthur II The Role - Playing Wargame

Análisis de King Arthur II The Role - Playing Wargame
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Con Britania devastada por la guerra y el Rey Arturo en un estado de salud precario, Paradox y Neocore Games nos proponen de nuevo erigir un gran imperio con diplomacia, gestión y mano de hierro. Tras una larga espera, regresa al mercado la serie que mejor combina la estrategia y el rol.

Tras la agradable sorpresa que supuso el estreno de King Arthur: The Role-Playing Wargame para PC, teníamos muchas ganas de echarle el guante a su secuela. Y una vez en nuestras manos, podemos afirmar que no decepciona en absoluto en términos jugables, ampliando las opciones roleras, mejorando la experiencia de juego durante las batallas en tiempo real, y con un notable incremento en el número y variedad de unidades de combate que consiguen diferenciarle de otros productos de corte similar. Además, esta obra de Paradox y Neocore Games es una de las pocas que puede presumir de combinar, como nadie, dos experiencias de juego tan dispares como la estrategia y el rol con resultados fantásticos. Aspectos que convierten a este King Arthur 2 en uno de los juegos más interesantes con los que estrenar el año, aunque no exento de fallos que le hacen perder, al menos de momento, algunos puntos.

El legado del Rey Arturo
La historia de King Arthur 2 nos pone en la piel del caballero William Pendragon, que ante el precario estado de salud del Rey Arturo se embarcará en una nueva cruzada a través de Britania con la intención de sanarle, unificar las tierras bajo su mando, y acabar con las oscuras fuerzas del mal que se han alzado desde las sombras. Un argumento repleto de intrigas, traiciones y situaciones épicas que vendrán marcadas por nuestras decisiones. Y es que como en el original, se mantiene ese estilo propio de las aventuras de rol conversacionales para desarrollar gran parte de la historia, ampliándose en este caso el número de opciones con las que contaremos hasta tal punto que a veces será muy difícil decantarse por una u otra respuesta. Sobre todo porque la mayoría de decisiones tendrán consecuencias en el dinero que podemos ganar o perder durante la charla, la posibilidad de incrementar o disminuir el número de tropas bajo nuestro mando, el tipo de moralidad que desarrollará nuestro héroe, e incluso el cómo nos ven las distintas facciones que pueblan Britania.

Lo más importante es que en la mayoría de estas conversaciones nunca sabremos cuáles pueden ser las consecuencias de nuestros actos, lo que en términos roleros es una pasada porque logra sumergirnos de lleno en la historia que se nos narra. Y la importancia de este aspecto es tal que, en base a nuestras acciones, podemos evitar conflictos armados, granjearnos la enemistad de una facción hasta entonces aliada, e incluso conseguir nuevos tipos de unidades de combate y artefactos con los que aumentar nuestro poder.

El componente rolero también está presente en la figura de los héroes, que como el resto de tropas bajo su mando, irán mejorando de nivel progresivamente. En este caso, las opciones con las que nos encontramos no son excesivamente elevadas, pero sí contamos con cierta libertad para decidir en qué aspectos se pueden mejorar a todas y cada una de nuestras tropas –incluido el héroe-, las habilidades especiales que les definirán, e incluso en el caso de los héroes, su equipamiento.

Antes de sumergirnos en las aventuras del Rey Arturo y sus caballeros, tendremos ocasión de jugar un prólogo protagonizado por los romanos.
Antes de sumergirnos en las aventuras del Rey Arturo y sus caballeros, tendremos ocasión de jugar un prólogo protagonizado por los romanos.

¡Alzad vuestras espadas!
La mayor parte de la acción en King Arthur 2 se desarrolla en la enorme isla de Britania sobre la que nos moveremos mediante un clásico sistema por turnos. Pero como el original, este título toma la base de los populares Total War para presentar también una serie de batallas en tiempo real protagonizadas por ejércitos compuestos por miles de combatientes. En estos casos, las opciones con las que nos encontraremos serán las habituales en el género: grandes escuadrones de soldados de toda clase –incluidas criaturas místicas- que deberemos combinar eficientemente, con la posibilidad de usar diversas formaciones de batalla. En este sentido, la orografía de los escenarios vuelve a cobrar gran protagonismo, con la posibilidad de adquirir una clara ventaja táctica si nuestras tropas atacan desde posiciones elevadas o se protegen del fuego enemigo bajo los árboles en un bosque.

A todo esto debemos añadir el elemento mágico del universo King Arthur, con una figura heroica que podrá ejecutar diversos ataques especiales; más los que podremos usar nosotros al margen del conflicto si hemos conquistado algunos de los puntos estratégicos del escenario. Sin embargo, es importante reseñar que en esta ocasión los héroes no serán tan decisivos durante las batallas, o no al menos durante los primeros compases de la aventura. Principalmente porque ahora existe una especie de escudo mágico que protegerá a nuestras tropas y la de los enemigos de cualquier ataque de este tipo, a no ser, claro, que esa barrera sea quebrada atacándola constantemente. A partir de ese momento, y si no se restaura, cualquier daño mágico tendrá efectos inmediatos sobre los soldados. Por eso, ahora entran en juego nuevos factores que consiguen que las batallas sean más estratégicas que en el original, sin convertir a los héroes en máquinas de matar –son buenos y otorgan muchas bonificaciones, pero nada más-, pero obligando a los jugadores a buscar esa ventaja táctica de forma constante.

Existen tres tipos de figuras heroicas basadas en el clásico guerrero, el líder nato y el experto en la magia. Dependiendo de nuestras respuestas al inicio de la partida encarnaremos a uno u otro.
Existen tres tipos de figuras heroicas basadas en el clásico guerrero, el líder nato y el experto en la magia. Dependiendo de nuestras respuestas al inicio de la partida encarnaremos a uno u otro.

Aun con todo, el resultado sigue estando algo lejos de lo visto en la saga Total War, y eso pese a que King Arthur cuenta con el añadido de estrenar unidades aéreas, que son una auténtica molestia –en el buen sentido de la palabra-, y presentar también otras de proporciones descomunales que nos dejarán boquiabiertos. Pero como decimos, las batallas nunca se desarrollan con la soltura y naturalidad como lo visto en la obra de The Creative Assembly, aun cuando en esta ocasión la inteligencia artificial enemiga suele responder eficientemente con tácticas que llegarán incluso a sorprendernos (tratan de flanquearnos, no suelen abandonar posiciones que les son favorables, etc.), y la magia le da un toque de tensión a las partidas que nos gusta mucho. Por ejemplo, seguimos echando de menos una representación más creíble de la moral entre las tropas –ahora conocida como Voluntad para la lucha-, que incluso en situaciones claramente desfavorables se mantendrán peleando como si nada. Detallitos que no rompen con la esencia del juego aunque le habrían dado algo más de emoción a estas batallas que, pese a lo dicho, siguen siendo muy divertidas y estratégicas.

El reino en tus manos
Tal vez el aspecto que más cambios ha sufrido en esta secuela lo encontremos en el apartado de gestión de nuestro imperio, que se ha visto suavizado en comparación con el original. Así, por ejemplo, se ha eliminado la gestión de recursos para dejarnos únicamente con el oro como única moneda de cambio. Del mismo modo, si hablamos del árbol tecnológico, este nos permite ahora activar todas sus opciones con mayor facilidad, ya que se ha apostado por una serie de puntos acumulables, el Lore, que no desaparecen con el uso, eliminando así ese elemento estratégico de decidir por qué mejoras apostar en detrimento de otras.

En cada una de nuestras provincias también podemos edificar diversas estructuras que nos ofrecerán unas u otras bonificaciones dependiendo del camino escogido. Mejoras que únicamente tendrán efecto sobre nuestras tropas si estas se encuentran en la citada provincia. Igualmente, y aunque el tema de relaciones familiares no está tan desarrollado como en otros juegos, nuestros héroes pueden contraer matrimonio para conseguir atributos especiales; del mismo modo que se ha potenciado el mercado de artefactos mágicos para que estos desempeñen un papel más importante en las partidas. Tanto es así, que contamos incluso con la opción de fabricar artefactos exclusivos combinando los que hayamos encontrado durante nuestros viajes.

A nivel de gestión, como decíamos, King Arthur ha suavizado sus opciones para evitar que el jugador se vuelva loco controlando mil y un aspectos diferentes, pero esto no significa que se haya perdido el toque estratégico tan característico del original. No en vano, las opciones de diplomacia se han incrementado de forma notable con nuevas líneas de diálogo que nos permitirán conquistar provincias con ingeniosas estrategias políticas. Detalle que unido al sistema de moralidad ya presente en el original, consigue que de verdad sintamos ser los responsables de los actos que se muestran en pantalla.

Honorable, autoritario, cristiano o seguidor del antiguo credo. Como en el original, nuestro héroe podrá avanzar en una u otra dirección a nivel moral dependiendo de sus decisiones, obteniendo resultados tan llamativos como nuevos tipos de unidades, habilidades y bonificaciones especiales, e incluso provincias que se volverán más gobernables si nuestro líder comparte sus ideales.

Se ha mejorado el control de las tropas en el campo de batalla, aunque todavía resulta algo impreciso.
Se ha mejorado el control de las tropas en el campo de batalla, aunque todavía resulta algo impreciso.

Espectacular, pero muy exigente
Hasta este punto hemos destacado la parte positiva de King Arthur 2, pero por desgracia, estos fantásticos resultados a nivel jugable se ven lastrados por una muy pobre optimización del motor gráfico, que provoca que en muchas ocasiones librar batallas en tiempo real sea una auténtica odisea. Y da igual que tengas un ordenador a la última o que hayas bajado al mínimo la configuración gráfica del juego; lo nuevo de Paradox y Neocore Games no funciona como debería en una gran cantidad de equipos –como se puede comprobar en los foros de la compañía-, y son muchas las quejas que se han alzado en torno a este problema. En algunos casos, hemos comprobado como al ejecutar el juego como administradores los tiempos de carga –en ocasiones de varios minutos- se reducen a escasos segundos mientras que la fluidez de las batallas mejora ostensiblemente; pero en cambio, luego hay otras situaciones en las que el juego comienza a ralentizarse hasta tal extremo que dificulta incluso el disfrutar correctamente de las partidas –cuesta seleccionar a las unidades, moverse por el mapa de batalla es terrible, etc.-.

Y hablamos de ejecutar el juego con una configuración gráfica medio-baja, porque si apostamos por la más alta, con efectos Directx11 incluidos, los resultados pueden ser todavía peores. Y es una verdadera lastima, porque el juego posee un motor gráfico de gran calidad y un diseño artístico bastante bueno. Sin embargo, poder contemplar a dragones sobrevolando nuestras cabezas, decenas de criaturas aladas cayendo sobre nuestros legionarios, o enormes gigantes y criaturas oscuras aplastando a la caballería tiene un peso exorbitado sobre el rendimiento del juego, y es algo que lastra indudablemente a la experiencia de juego. Un título que además juega muy bien sus cartas con una muy buena banda sonora, con tonos épicos para las batallas y otros más relajados para el mapa de Britania, y voces dobladas al inglés –el juego no ha sido traducido al castellano- para narrar todas las historias que se presentan en el juego. Pero cuando pasas varios minutos esperando cargar una partida, o pierdes tontamente unidades durante una batalla porque resulta dificilísimo gestionarlas por problemas técnicos, la cosa pierde mucha gracia.

Durante el invierno los soldados detienen sus avances, pero podemos aprovechar el momento para gestionar el imperio construyendo o investigando nuevas estructuras.
Durante el invierno los soldados detienen sus avances, pero podemos aprovechar el momento para gestionar el imperio construyendo o investigando nuevas estructuras.

Por todo ello, ahora mismo King Arthur II es un juego que puede echar para atrás a más de uno pese a las enormes virtudes jugables que presenta. Como hemos visto, se han refinado algunos aspectos de las batallas, se han potenciado otros como el componente rolero, y también se han simplificado elementos como la gestión del imperio, que es algo que puede decepcionar a algunos seguidores del original. También hemos notado cierta linealidad en el desarrollo de la partida, aunque es algo que progresivamente va desapareciendo conforme avanzamos en los cinco capítulos que componen la campaña principal; misiones que garantizan decenas de horas de entretenimiento puro. ¿Es mejor que el original? En nuestra opinión sí se ha conseguido un juego más redondo y divertido, aun con esas asperezas que lo alejan de los más grandes del género. Y sin embargo, por culpa de su mala optimización, el juego obtiene un resultado inferior que en cualquier caso debería ser tomado como algo virtual, puesto que esperamos que la desarrolladora ponga solución a estos problemas técnicos lo antes posible.

Por otro lado, no podemos olvidar tampoco que el inglés puede suponer una gran barrera para los usuarios menos experimentados en el idioma, ya que como decíamos, uno de los puntos fuertes de la serie son las misiones estilo aventura conversacional que plantea. Lógicamente, no entender lo que se nos dice le restará un gran atractivo, pero también puede hacernos cometer errores vitales (como transformar a nuestro ejército en una hueste de muertos vivientes). Y es este mismo carácter tradicional el que puede no gustar por igual a todo el mundo. En nuestro caso, estamos encantados con este estilo para plantear misiones con un componente más rolero, pero entendemos que habrá otras personas que preferirían un enfoque más directo.

Interesante

Sin sello

King Arthur II: The Role - Playing Wargame

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Una vez más, King Arthur destaca por la fantástica fusión de géneros entre el rol tradicional y la estrategia, con una amplia variedad de opciones y muchísimas horas de juego por delante. La mala optimización de su motor gráfico le hace perder gran parte de su encanto, pero también tenemos muy claro que es uno de los juegos de estrategia más notables y especiales del momento.

Jugadores: 1
Idioma: Textos en inglés y voces en inglés
Duración:
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