Los títulos para iOS son cada vez más potentes, y buena muestra de ello es el fantástico Infinity Blade de Chair Entertainment. Un nuevo ejemplo del tipo de entretenimiento que el siglo XXI nos depara en relación con los videojuegos para telefonía móvil, tan espectacular desde el punto de vista estético como jugable.
La tecnología avanza de una forma tan espectacular que ya se pueden ver en dispositivos de tipo portátil y corte tablet títulos tan espectaculares como los que se veían en consolas de sobremesa hace sólo unos años. En este sentido los chicos de Chair Entertainment ya sentaron un brillante precedente con el primer Infinity Blade y ahora componen un título mucho más completo con su segunda parte.
Las bases del programa se mantienen, y su ya reconocible mecánica sobre raíles repite protagonismo para dejarnos muy pocas alternativas a la hora de salirnos de los encorsetados escenarios que se nos proponen. No obstante esto no es óbice para seguir considerando a Infinity Blade II como un más que notable producto de entretenimiento ligero y accesible que, además, brilla especialmente dentro del marco del tipo de dispositivos en el que se enmarca.
La Espada Definitiva
En Infinity Blade II volveremos a encarnar a Siris, un caballero que se ve embarcado en una monumental aventura de venganza por la muerte de su padre, en una epopeya que nos enfrentará a poderosos enemigos hasta encontrar la torre donde se desarrollará el épico final del juego y donde plantaremos cara al God King (Dios Rey).
Por el camino pasaremos casi todo el tiempo combatiendo, en un juego que mantiene las bases de su predecesor y en el que volveremos a armarnos con espada y escudo para luchar contra criaturas de pesadilla. Todo volverá a llevarse a cabo de una forma muy automatizada, teniendo que anticiparnos a los movimientos y ataques de los oponentes con bloqueos, maniobras evasivas o contragolpes que deberemos dominar a la perfección para salir triunfadores.
Se trata, por lo tanto, de ser tremendamente observadores y de fijarnos muy bien en las pistas que nos transmiten nuestros rivales para tratar de adelantarnos a ellos y tratar de llevar siempre la iniciativa: la única manera de resultar vencedores. Los bloqueos, de hecho, son la última alternativa cuando no nos queda nada más que hacer, y para evitar algunos de los golpeos enemigos lo mejor es tocar la parte derecha o izquierda de la pantalla para evitarlos en las direcciones mencionadas. Si, por el contrario, nos deslizamos a través de la pantalla llevaremos a cabo los ataques y combos, en un modelo de combate que funciona francamente bien y que resulta mucho más distinguido y estilizado de lo que suele resultar en este tipo de productos.
Para evitar caer en la monotonía, cada enemigo tiene su propia personalidad en el combate, lo que garantizará que no podremos utilizar las mismas estrategias, y además todo se desarrolla en batallas de una duración muy razonable que facilita el tipo de usos rápidos y ligeros que podamos darle a un producto como éste.
El concepto jugable, no obstante, sigue siendo el de la repetición y la insistencia que caracterizó a su predecesor. La reencarnación casi perpetua es constante en el videojuego, pero no lo hace de un modo tan adictivo como hemos visto en lanzamientos recientes como Dark Souls, si no de una forma divertida pero también mucho más limitada que se basa en la reproducción pura y dura de las mismas situaciones. ¿Es esto necesariamente malo? No si no tenemos problemas con planteamientos de este tipo puesto que no hay que perder en ningún momento la perspectiva de que se trata de un juego para móviles y tablets, pero si se nos atragantó el concepto del juego original no tenemos demasiadas posibilidades de que nos vaya a gustar el segundo.
El aspecto del combate en esta ocasión es algo más profundo por características que definiremos más adelante, pero también le dota de cierta tridimensionalidad aspectos como el hecho de que el tipo de arma marca bien a las claras nuestro estilo de lucha. Así, por ejemplo y como es lógico, si utilizamos un arma dual tendremos enorme poder ofensivo pero seremos francamente vulnerables en el defensivo, y con un escudo será precisamente todo lo contrario.
Hay dos elementos que calibran nuestro progreso en el juego, y éstos son la experiencia y el dinero. Por cada oponente que venzamos obtendremos puntos de XP, y además éstos se multiplicarán exponencialmente si llevamos a cabo acciones de mérito como encadenar bloqueos, llevar a cabo combos... La experiencia la invertiremos en características de ataque, defensa, escudo o salud para resultar todavía más efectivos en combate. Por otra parte el dinero es algo más tangible en todos los sentidos, y con el que recojamos en nuestras aventuras podremos comprar ítems como armaduras o un arsenal más efectivo.
A nivel visual el título es sencillamente espectacular, aunque no perderemos demasiado espacio hablando sobre un producto que hay que ver con nuestros propios ojos para valorar con justicia. Sólo apuntaremos que si hay un camino para trabajar con este tipo de dispositivos como iPhone o iPad a nivel tecnológico y gráfico, desde luego es el que ha adoptado Chair Entertainment: con un planteamiento realista y fantasioso al mismo tiempo que saca enorme partido del hardware disponible y que cuenta con una bella dirección artística y una ejecución técnica impecable.
Muy continuista con la primera parte, Infinity Blade 2 es un muy buen videojuego que demuestra los grandes resultados que se pueden conseguir con dispositivos de tipo iOS. Apartado gráfico apabullante y experiencia jugable tan compacta como sobresaliente para un título con algunas pegas, pero francamente recomendable.
