La marca del ninja llega a Xbox Live Arcade con un planteamiento tan sorprendente como letal. Los canadienses creadores de Shank confían en su estilo cómic y su destreza de diseño 2D para darnos un videojuego de sigilo donde las sombras serán tu mejor aliado. Coge la espada ninja. Ha llegado la hora de honrar a tu clan.
Videojuegos de sigilo no ha habido muchos a lo largo de la historia, pero es un subgénero que siempre ha atraído a una gran cantidad de jugadores. Las series Metal Gear y Splinter Cell son grandes ejemplos de ello, creaciones que nacieron en los albores de la era 3D para demostrarnos que otro estilo de juego era posible. Uno donde la paciencia, la reflexión y pequeñas pero contundentes acciones construían un ritmo de juego muy especial.
Ahora bien, ¿qué ha pasado con los juegos 2D? ¿Acaso no tenían cabida para este tipo de planteamientos? Si crees en una respuesta afirmativa, Mark of the Ninja ha llegado para hacerte cambiar radicalmente de opinión. Y es que, casi sin ser conscientes de ello, los canadienses del estudio independiente Klei Entertainment han dado lugar a una de las experiencias sigilosas bidimensionales más satisfactorias de los últimos años.
Todo de manos, como no podía ser de otra forma, de un ninja que busca defender a su clan, uno fuertemente abocado a una extinción que deberemos evitar. Siempre manteniendo sus fuertes valores y consabida conducta, marcada por el uso de las sombras y sus letales armas. Un mínimo de 5 horas son necesarias para completar los 12 niveles presentes, a cada cual más difícil, dentro de una aventura que se propone hacer que nos sintamos como un ninja poderoso, rápido y decidido.
Sigilo ninja
Sin duda, la mayor virtud de Mark of the Ninja está en su propia concepción. Su diseño de juego, sencillo pero al mismo tiempo profundo, se acompaña de unos controles de gran respuesta y una curva de dificultad simplemente perfecta. No hay que dejarse engañar por las apariencias. Aunque tenga un avance lineal y haga uso de un esquema de "scroll" lateral, aquí hay mucho que hacer y cantidad de secretos por descubrir.
Sorprende, en este sentido, cómo los desarrolladores consiguen que nos sintamos como auténticos ninjas, aún usando un plano exclusivamente 2D. Aquí las heroicidades y las acciones descerebradas sirven de bien poco. Al contrario, se premia el hecho de que sepamos usar las sombras y que seamos muy eficaces a la hora de despachar enemigos, con rapidez y estilo. Para ello, se nos facilita un variadísimo repertorio de movimientos, desde correr, saltar y escalar paredes hasta agarrarnos de objetos lejanos, escondernos detrás de elementos del decorado, acabar con fuentes de luz o crear distracciones.
Hay que dejar los prejuicios sobre los "scroller" cuando se juega a Mark of the Ninja, porque bajo su estampa plataformera tan aparentemente simple subyace todo un mundo de posibilidades, las cuales sorprenden al usuario una tras otra hasta el final del juego. Todo gracias, insistimos, a un diseño espectacular, que cambia los radares de Snake y la visión nocturna de Sam Fisher por otros recursos igual de útiles, basados en sutiles pero importantísimos recursos gráficos que nos ayudan a intuir la presencia de enemigos.
Si en Metal Gear nuestro campo de acción estaba limitado por la visión de nuestros rivales, aquí unos círculos concéntricos nos avisan del rango de alerta que despiertan nuestras acciones. Pero hay más, porque aparte de que podremos crear distracciones (haciendo sonar una campana, por ejemplo), también gozaremos de la oportunidad de dejar cuerpos al descubierto para que nuestros rivales se pongan nerviosos y no paren de buscarnos.
Eso sí, hay que tener mucho cuidado, ya que un solo error por nuestra parte acabará con la muerte. Una que no penaliza demasiado, puesto que existen numerosos "checkpoints", pero sin duda existe reto y, sobre todo, muchas posibilidades a la hora de afrontar los desafíos propuestos. Las ejecuciones, de esta forma, suponen uno de los aspectos más trabajados del título, ya que dependiendo de la situación podremos acabar clavando nuestra espada o colgando por los pies a uno de nuestros contendientes.
Asimismo, es un aspecto muy positivo que, a pesar del avance lineal en cada mapeado, existan tantos emplazamientos secretos por descubrir. Incluso tendremos habitaciones especiales con retos en una obra que presenta una poderosa rejugabilidad. Si no os lo creéis, sólo hay que prestar atención a la cantidad de artefactos que podremos encontrar en cada nivel, así como a la puntuación que se nos otorga, la cual puede ser comparada en Internet para comprobar nuestra habilidad.
Hay muchas razones para alabar a Mark of the Ninja. Otra es que presenta un modo adicional que nos plantea completar de nuevo la campaña, pero esta vez con enemigos más difíciles. Pero sin duda uno de los mayores encantos del producto lo encontramos en su apartado visual. Con estilo cómic, y contagiándose de títulos como Shank, al estudio canadiense se le notan las ganas, en otra ocasión más, por sacar a relucir a sus mejores animadores.
Sin ellos, probablemente esta aventura no hubiera gozado de tanto encanto. Vistosas y con un altísimo grado de calidad, las acciones tanto de nuestro ninja como de sus enemigos resultan plásticamente sobresalientes, al tiempo que fluidas y rápidas, algo que no hubiese sido posible bajo una representación 3D tradicional. Por tanto, un trabajo bien hecho, acompañado de unos escenarios que tienden, como es lógico, a la oscuridad, pero con el contraste suficiente como para que aún se aprecie el espléndido trabajo realizado por los grafistas.
Con el mismo espíritu ninja se muestra la banda sonora, calmada y oculta entre las dinámicas de juego para acompañar perfectamente a la acción sin querer hacerse protagonista. Algo que le sienta estupendamente a un lanzamiento que, francamente, ha sorprendido a todo el sector del videojuego. Otra demostración de que no hacen falta poderosos motores ni enrevesados planteamientos para construir una gran experiencia interactiva tan calmada como letal. Los ninjas todavía tienen mucho que enseñarnos.
Como los ninjas ocultos, esperando con calma a su presa. Así es cómo nos han sorprendido los desarrolladores de Klei Entertainment, gracias a unas dinámicas de juego que levantan un videojuego de sigilo excepcional dentro de una estructura de avance 2D. Teniendo en cuenta que los últimos y mejores exponentes eran tridimensionales, es de admirar lo letales que han conseguido ser los canadienses con su propuesta, una de fórmula sencilla pero repleta de posibilidades. Sin duda, uno de esos videojuegos que por 1200 MP sería una pena que se dejasen escapar.
