Nace como un homenaje a los clásicos arcade con el mítico Ghosts’n Goblins a la cabeza, pero Maldita Castilla es tan bueno que, de haber salido en aquella época, seguramente habría títulos homenajeándolo a él ahora mismo. Y es que este título captura a la perfección la esencia más pura que reinaba en los salones recreativos hace unas décadas, con una aventura de acción y plataformas de las que ya no abundan.
Auténtico apasionado de los salones recreativos, y ya curtido en el desarrollo de videojuegos con los que ha homenajeado a grandes clásicos de aquella época, el malagueño Locomalito ha cumplido al fin uno de sus sueños más añorados y, por qué no decirlo, también el de miles de jugadores en todo el mundo: crear la secuela espiritual del mítico Ghosts'n Goblins de Capcom. ¿Su nombre? Maldita Castilla.
Un título que cautivará a cualquier jugador falto de aventuras como las de antaño en las que era tan difícil superar cada desafío, que el nivel de satisfacción que se alcanzaba al completarlas era mayúsculo. Obras que sin grandes artificios ni rimbombantes puestas en escena, lograban maravillar con una jugabilidad directa a más no poder. Y eso es precisamente lo que trae de vuelta esta desafiante y adictiva aventura de acción y plataformas bidimensional, que para más inri podéis disfrutar gratuitamente descargándola de su web oficial.
Oda a un clásico
Una horda de muertos vivientes y peligrosas criaturas demoníacas han invadido el Reino de Castilla. Como caballero del Rey, tu deber consiste en acabar con esta maldición para devolver la paz a los inocentes. Y punto. Porque esta obra de Locomalito no necesita de más para sumergirnos en una aventura como las de antes en el sentido más estricto de la expresión.
Saltos imposibles, trampas mortales, más de 40 enemigos distintos sin compasión alguna, un número de vidas muy limitado, el tiempo en nuestra contra… la obra destila esencia arcade por cada uno de sus píxeles, y esto incluye también unos enfrentamientos contra unos jefazos de final de fase tan duros como originales en su diseño, que aguardarán pacientemente nuestra llegada para acabar con nuestra vida de mil y una formas distintas. Lo que será el pan nuestro de cada día. ¡Pero no importa!
Tal es el grado de adicción que genera Maldita Castilla, que lo intentaremos una, y otra, y otra vez más hasta completar los seis niveles que componen la aventura. O en otras palabras, muchos euros si estuviéramos de verdad ante un juego de recreativas, porque hay que ver la de veces que hemos continuado la partida.
Este elevado nivel de dificultad convierte a Maldita Castilla en una obra de muy recomendable para cualquier veterano curtido en estas lides, puesto que sus desafíos jugables exigen tal grado de precisión y destreza que no todo el mundo apreciará en la misma medida su extremada dureza. Pero a nosotros nos encantan los desafíos, y es por eso que hemos disfrutado como niños rememorando los viejos tiempos con clásicos de la envergadura del citado Ghosts’n Goblins.
Obra por la que el equipo tras Maldita Castilla siente tal devoción, que ese amor por el juego de Capcom se ve reflejado a la perfección en cada pixel, enemigo y obstáculo que nos encontraremos a lo largo de la partida. Y lo mismo se puede decir de las semejanzas que existen entre el mítico Sir Arthur y el valiente Don Ramiro. Dos caballeros duchos en el lanzamiento de dagas, hachas y otras armas cortantes con los que es imposible no entablar paralelismos.
Equipado para la guerra
A sabiendas de que el más mínimo error puede terminar con nuestro héroe viajando al más allá, Locomalito ha incluido ciertos ítems coleccionables con los que avanzar por el Reino de Castilla puede hacerse algo más llevadero, que no fácil. Hablamos por ejemplo de unas botas con las que podremos saltar más alto, una poción de invencibilidad, un escudo con el que bloquear al menos un ataque enemigo, e incluso un hada que nos concederá potencia de ataque adicional. Extras que se suman a las armas que podremos usar –dagas, hoces, hachas-, cada una de ella con efectos jugables bien distintos.
Insistimos, sin embargo, en que ninguno de estos extras facilitará nuestro viaje por este reino de pesadilla. Maldita Castilla es un título chapado a la antigua; un juego exigente a más no poder que hace de este elevado nivel de dificultad su mayor virtud. Y lo hace además con un grado de excelencia en lo jugable francamente sorprendente, puesto que cada salto y combate contra enemigos se ha diseñado con una precisión quirúrgica. Tal es así, que por mucho que nos cabreemos al morir, nunca sentiremos que ha sido por culpa del juego. Al contrario, este nos motivará a seguir intentándolo hasta superar la aventura del tirón.
Un reto solo apto para los usuarios más dedicados que estén dispuestos a descubrir los variados finales secretos que se ocultan tras esta destacable aventura de acción y plataformas, que también rinde culto a los clásicos arcade de los ochenta con un apartado audiovisual de gran calidad. Porque este no es uno de esos títulos que enmascara sus carencias tecnológicas con una apariencia visual propia de las 8 bits. Hablamos de un juego que imita a la perfección ese estilo, y lo hace suyo incluyendo detalles tan característicos de la época como la carga inicial de datos de la misma forma que lo hacían las placas arcade, o el marco del televisor de la máquina.
Es verdad que a nivel artístico Maldita Castilla no resulta tan llamativo como el mítico Ghosts'n Goblins, pero eso no significa que el resultado sea malo. Tanto los héroes que nos acompañarán en este peligroso viaje, como las variadas criaturas con las que nos toparemos, sus animaciones o el diseño de los escenarios -plagados de trampas, recordadlo-, ofrecen un acabado más que satisfactorio; a lo que debemos sumar un acompañamiento musical de gran calidad a cargo de Gryzor87, que ha captado a la perfección el estilo de música chipera de la época.
Hablar de Maldita Castilla como la secuela espiritual de un clásico de la talla de Ghosts’n Goblins son palabras mayores, pero la obra de Locomalito es tan buena que puede recibir ese apelativo sin problema alguno. Y es que este juego supone un magnífico homenaje a los clásicos arcade de los 80, con el que cualquier jugador ávido de aventuras chapadas a la antigua disfrutará como un niño.
