Pilotar un aircraft, disparar torpedos desde un submarino o ejecutar maniobras ante evidentes indicios de un ataque, son una pequeña muestra de las múltiples posibilidades que te ofrece Dangerous Waters, un simulador de combate naval profundo y muy completo.
La compañía creadora de Dangerous Waters, Sonalysts, no se dedica únicamente al entretenimiento. Es una empresa especializada en todo lo que tiene que ver con la investigación, el desarrollo, y la educación en el campo militar. Ha participado en varios proyectos para el gobierno de los Estados Unidos, especialmente desarrollando software con finalidades militares muy diversas: planificación de operaciones militares, programas de análisis táctico, y también simuladores para enseñar el funcionamiento de distintos barcos, aviones y submarinos de guerra. Su proyecto quizás más peculiar consistía en mejorar la seguridad frente a la amenaza nuclear de origen soviético.
Lejos de querer alardear una empresa que se dedica al negocio de la guerra y lo mezcla con el negocio del entretenimiento – algo muy común en algunas ocasiones –, sí que podemos ir intuyendo que Dangerous Waters no es un juego normal y corriente, ni siquiera un simulador común. Goza de una rigurosidad operacional y técnica que pocos simuladores tienen, y su temática es un gran aliciente sobre todo cuando los amantes de la simulación hace ya tiempo que ansiaban un buen juego de guerra naval.
La guerra fría controlada al milímetro
Las múltiples misiones de Dangerous Waters están enmarcadas dentro del contexto de la Guerra Fría. Eso quiere decir que los aviones, helicópteros, y plataformas submarinas o de superficie están basados en modelos de hace unas pocas décadas, de las facciones Rusa y Norteamericanas, pero también de otros países como Francia o Inglaterra. Las primeras experiencias en Dangerous Waters son bastante desalentadoras, este juego no se empieza jugando, si no leyendo los manuales que hay en el DVD. El manual principal está en inglés y consta de casi 600 páginas. Realmente no se trata de un juego para todo el mundo, ni mucho menos; es un simulador realista y complejo, y eso tiene sus grandes ventajas y sus grandes inconvenientes.
Cuando hayamos superado el primer paso de hojear el manual, ya podremos subirnos a nuestro primer submarino, barco o avión y a trastear con los mandos. El nivel de control de cada plataforma puede ser total, aunque podemos dejar que ciertas tareas se hagan automáticamente, como el pilotaje. El resto será cosa nuestra, y no es poca cosa. Hay tres pantallas principales en el juego: uno es un mapa geográfico, donde aparecen simbolizadas las diferentes plataformas, ya sean amigas, enemigas, civiles o no identificadas, y también aparecen los torpedos que hayan sido detectados; en otro tipo de pantalla se puede ver el mundo en tres dimensiones; y finalmente, las pantallas donde se muestran los paneles de control de toda la plataforma ya sean de pilotaje, navegación, radares, sensores, lanzamiento de torpedos, etc.
Divertido y muy gratificante
Cuando estemos de lleno en alguna misión, debemos pensar que su tiempo de realización es igual o proporcional al de una misión real. Puede llevarnos bastante tiempo desde que se empieza la misión hasta que se entra en contacto con el enemigo, y aunque se puede acelerar a voluntad del usuario, no es recomendable, ya que se pierde mucho control sobre los acontecimientos. Si el sónar detecta un objeto debemos asegurarnos que lo identificamos correctamente. Si por ejemplo identificamos un torpedo, estudiaremos su trayectoria para saber si es una amenaza para nosotros. El número de pequeñas tareas que tendremos que ejecutar dentro de nuestra plataforma y la cantidad de datos que habrá que tener en cuenta para tener éxito en las misiones supera cualquier expectativa.
En las misiones de submarino, el cuidado por no ser detectados y el ataque por sorpresa serán vitales para no convertirse en un blanco fácil. En general no hay demasiada acción, la mayor parte del tiempo de una misión nos lo pasaremos interpretando los datos que nos muestran los radares y sensores, tomando decisiones tácticas en función de éstos.
Sólo cuando tengamos que combatir aviones enemigos desde una plataforma de superficie – un barco – usaremos los cañones y metralletas exteriores para abatirlos, lo cual dependerá de nuestra habilidad y puntería.
El modo campaña es la típica secuencia fija de misiones ligadas por un hilo argumental, son del mismo tipo que las misiones sueltas o que las misiones que se pueden crear con el completísimo editor de misiones que incorpora el juego.
Lo que le falta a una buena simulación...
Es sin duda una inteligencia enemiga lo más realista posible, y ¿qué es más realista que una inteligencia humana? Dangerous Waters tiene un modo multijugador totalmente eficaz. A través de la plataforma GameSpy podremos acceder a las partidas abiertas en Internet, o bien jugar en red local. Puede haber varios jugadores controlando una misma plataforma, fomentando así el juego cooperativo.
Con las conexiones actuales es un juego que no genera demasiados problemas de latencia jugándose por la red de redes, así que no hay excusa para no probar el mejor modo de juego de éste título.
Gráficos y sonidos, los necesarios
Dangerous Waters no cuenta con unos gráficos apabullantes, pero no se echan de menos. Son gráficos que, desde un punto de vista de la tecnología actual, son bastante mediocres salvo algunos efectos del agua. Los modelos aún estando basados en plataformas reales no tienen una gran poligonización, pero en conjunto aportan justo lo que se necesita para disfrutar de un juego de estas características: tiempos de carga mínimos y máximo rendimiento. Los múltiples cuadros control de las plataformas están en dos dimensiones pero fielmente representados.
El sonido está un poco más estudiado, no porque sea espectacular, sino por lo importante que resulta dentro de una simulación de batalla.
El único defecto de éste título es que no tiene defectos. Las premisas del género de simulación están aplicadas al pie de la letra. Dangerous Waters hará las delicias de los asiduos a la simulación realista, capaces de leer manuales de cientos de páginas, y de pasarse horas delante del ordenador para aprender a jugar. A los que no les gusta la simulación ya no tendrán la suficiente paciencia para dejarse cautivar por este gran juego.
