Del frío espacio exterior a la abrasadora superficie de un mundo árido, Homeworld cambia de aires sin perder por ello su mejor esencia. Épico, intenso en su acción y sólido en sus bases estratégicas, Deserts of Kharak puede no ser la secuela que todos esperaban, pero es indudablemente un gran juego que merece la pena probar.
Siendo como es un referente de la estrategia espacial cuesta imaginar la serie Homeworld lejos del frío espacio exterior. Siquiera pensar en esa posibilidad haría temblar a cualquier fan de la franquicia. Y lo decimos por experiencia propia, que al conocer Deserts of Kharak nos temimos lo peor. ¿Homeworld? ¿En un planeta desértico y sin batallas espaciales? Pues sí. Pero hay que reconocer que aun con todos estos cambios, que no son pocos, el título de BlackBird Entertainment es fiel al espíritu de los originales. Se siente y se juega como un auténtico Homeworld, lo que resulta especialmente sorprendente dado el carácter único de esta franquicia, que es de las pocas que nos han permitido combatir en un escenario totalmente tridimensional donde el arriba y abajo es tan importante como derecha o izquierda.
Característica que ha sido readaptada de forma inteligente a este nuevo campo de batalla que otorga una importancia capital a la orografía del terreno. Porque en Deserts of Kharak tan importante es dar con una posición elevada desde la que golpear con mayor dureza al enemigo, como escapar de sus líneas de visión aprovechando las irregularidades de este árido entorno dominado por dunas, riscos escarpados, vaguadas, o los restos destartalados de colosales vehículos de guerra. Así que toca moverse. Ponérselo difícil a un rival que en cualquier momento podrá sorprendernos desde una posición ventajosa dejándonos sin tropas en un santiamén… a no ser que reaccionemos a tiempo, ya sea aprovechando las habilidades especiales de nuestras unidades o, insistimos, la propia orografía del terreno. Lo que es genial por la intensidad y frenetismo con el que se desarrollan las escaramuzas.
Travesía por el desierto
Fiel a Homeworld, pero también con cierto aire a otro grande de la estrategia como es Ground Control, Deserts of Kharak es un juego que de verdad te hace apreciar la vida de las tropas bajo tu mando. Principalmente por la escasez de recursos, que hará que recomponer la hueste sea una ardua tarea. A veces incluso una pesadilla, pues por mucho que busquemos no habrá forma de reforzar la línea de artillería o adquirir nuevos cazabombarderos. ¿Qué queda? Lo que os estáis imaginando. Cuidar a las tropas como si fueran un tesoro. Vigilar que caigan las menos posibles, pues de este modo adquirirán también un grado de veteranía que las hará mejores combatientes.
Un detalle muy importante, ya que estas mismas tropas, con todas las mejoras que hayamos desbloqueado del árbol tecnológico, pasarán de una misión a otra con todas sus condecoraciones encima. ¡Igual que en los Homeworld originales! Así que la obra de BlackBird Entertainment premia de la mejor forma posible la eficiencia en el combate. Pero ¿qué pasa si sale todo mal y cae tu ejército? Al reiniciar la misión, tendremos opción de comenzar la partida con las tropas y mejoras que asigne el juego por defecto. Que no está mal, aunque obviamente no hay nada como terminar la campaña con las mismas tropas con las que iniciaste el viaje. Que es otro aspecto que nos encanta.
Deserts of Kharak es un juego que de verdad te hace apreciar la vida de las tropas bajo tu mando
Ambientada un siglo antes de los sucesos acontecidos en el Homeworld original, la campaña de Deserts of Kharak se plantea como una peligrosa travesía por el desierto a bordo de una gigantesca nave nodriza, la Kapisi, desde la que convocaremos tropas e investigaremos nueva tecnología militar con los pocos recursos a nuestro alcance. Así que olvidaos de construir bases fijas ni nada por el estilo. Aunque hay unidades de combate con capacidad para erigir torretas defensivas, vuestra misión es seguir siempre adelante; ir en busca de esa extraña anomalía que podría salvar la vida en el planeta, sorteando sin tregua los obstáculos que encontréis en el camino. En este caso, un grupo de fanáticos religiosos contrarios a que la civilización parta hacia las estrellas.
Un punto de partida francamente interesante que si bien no resulta original, sí plantea situaciones de juego de lo más épicas. Algo a lo que contribuye el buen diseño de misiones, perfectamente hiladas entre sí a nivel argumental, y con objetivos de lo más variados que harán que más de uno salte de emoción ante la espectacularidad de las batallas que recrean. El problema es que los desarrolladores te llevan de la mano casi de forma constante hasta el final del juego, limitando mucho la forma en la que resuelves todas estas misiones. Y es que a excepción del tramo final de la campaña, que está formada por 13 misiones, no hemos tenido esa sensación de libertad de acción que se le suele exigir a todo buen juego de estrategia que se precie.
Obviamente, ya lo decíamos antes, serán vuestras acciones las que determinen o no el éxito de la partida, pero nos habría gustado contar con algo más de libertad. Máxime cuando la acción de Deserts of Kharak se desarrolla sobre mapas gigantescos cargados de detalles y puntos estratégicos. Una mayor variedad de tropas también habría contribuido a mejorar las sensaciones con el juego, aunque hay que reconocer que BlackBird Entertainment ha hecho muy bien los deberes haciendo que de verdad todas las presentes tengan un peso importante en las batallas. Especialmente gracias a esas habilidades especiales que bien usadas, marcarán las diferencias entre un buen jugador y el auténtico experto en la materia. En concreto, nos encantan las cortinas de humo con las que bloquear la línea de visión de la artillería pesada enemiga, a la que seguidamente se puede sorprender con una rápida embestida de vehículos ligeros.
La banda sonora es maravillosa, tal vez lo mejor del juego, con una línea similar a la de los Homeworld originales
Hay opciones tácticas francamente interesantes, ya lo veis, aunque con tan solo dos facciones en liza, que tampoco es que sean muy distintas entre sí, al cabo de las horas el juego se queda algo corto. Sobre todo si os interesa su vertiente multijugador, que igualmente carece de un número aceptable de mapas -tan solo cinco-. Lo que es una pena, pues combatir contra cinco jugadores más es una experiencia verdaderamente épica. Especialmente por la intensidad y el frenetismo de la acción, pero también porque uno de los objetivos en estas misiones consiste en localizar artefactos y llevarlos a nuestra nave nodriza. Os imagináis el lío que se puede armar ¿no?
Y ya que hablamos de ellos, estos artefactos son objetos únicos que encontraremos en las misiones del modo campaña siempre y cuando exploremos a conciencia los escenarios. Al recogerlos y llevarlos a la Kapisi, obtendremos diversas mejoras pasivas como reducción en el coste por comprar tropas, mayor potencia de fuego para algunas unidades, mejoras defensivas, etc. Por tanto, son importantes. También lo es usar con cabeza la nave nodriza, que en manos del jugador avezado puede convertirse en una gran herramienta de combate. Redistribuyendo adecuadamente unos puntos de energía que obtendremos durante la partida partida, podremos potenciar su capacidad de combate a corta y larga distancia, el blindaje de sus escudos, o su poder de reparar a los aliados. Lo que también nos parece todo un acierto.
Por eso nos apena tanto que Homeworld: Deserts of Kharak se quede a las puertas del sobresaliente. Tiene un potencial enorme a nivel jugable con opciones estratégicas que volverían loco al mayor de los fans del género; también visualmente hablando el juego es puro espectáculo, aun cuando tecnológicamente hablando no nos encontramos ante un título puntero. ¡Y qué decir de la banda sonora! Una maravilla. Tal vez lo mejor del juego, con una línea similar a la de los Homeworld originales, pero a la vez también con temas que se sienten distintos; idóneos para la ambientación de este nuevo juego. ¿Por qué entonces hablamos con un tono de decepción? Porque la inteligencia artificial de los enemigos es bastante floja.
No reaccionan como debieran: se quedan pasmados ante el ataque de la aviación, como esperando ser machacados sin ofrecer resistencia; y cuando les golpeas con los blindados, tampoco hacen uso intensivo de sus habilidades especiales. Así que la campaña pierde su gracia y las escaramuzas contra la CPU, a no ser que cambie la cosa con una actualización, tampoco tienen mucho sentido. Los enemigos a veces son kamikazes, otras, simples peleles; lo que es un fallo grave. Más cuando el multijugador está falto de contenidos. ¿Suficiente como para condenar el juego? Obviamente no, porque es muy bueno y pese a todo lo dicho, se disfruta muchísimo de su acción. Pero estos son los detalles que lo alejan del genio de sus antecesores.
La ambientación es distinta y por razones obvias ciertas mecánicas de juego se han adaptado al combate sobre una superficie planetaria, pero lo mejor que se puede decir de Deserts of Kharak es que aun con todos esos cambios, es digno heredero del legado Homeworld. Su acción es verdaderamente espectacular, posee opciones tácticas de lo más interesantes y el diseño de misiones de la campaña es bastante bueno. Lástima que el título se quede algo corto en aspectos como el multijugador, con pocos mapas y solo dos facciones entre las que elegir, o la inteligencia artificial de los enemigos, que podría estar más trabajada. Pese a todo, es un videojuego recomendable para cualquier fan de la saga y los juegos de estrategia en general.
- Es distinto pero a la vez se siente como un auténtico Homeworld
- La intensidad de sus batallas y la importancia de la orografía
- Buen diseño de misiones para la campaña, que es ante todo épica…
- aunque no muy difícil. Te llevan de la mano casi hasta el final
- Pocos mapas multijugador y escasez de unidades de combate
- La inteligencia artificial de los enemigos no es gran cosa
- A veces la acción puede ser demasiado caótica
