Análisis de Son of Nor. Arenas de ficción

Análisis de Son of Nor. Arenas de ficción
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Muy interesante en sus mecánicas de juego y con un atractivo universo de ficción a sus espaldas, Son of Nor se une a esa triste lista de videojuegos que pese a las buenas ideas que le dan vida está lejos de los mínimos exigidos. Demasiado repetitivo en su acción y con un diseño de niveles cuestionable, se hace difícil recomendar esta aventura de acción en tercera persona.

Posee muy buenas ideas de fondo y su planteamiento de juego es francamente atractivo, como en el pasado lo fue también en obras como Psi-Ops o Second Sight, pero bastan unos pocos minutos para darse cuenta de que algo falla en Son of Nor. Ni su acción es tan divertida como debiera, ni el diseño de sus niveles invita a explorar las muchas posibilidades de juego que brinda el hecho de manejar a nuestro antojo los elementos de la naturaleza. Por eso la obra del debutante equipo independiente Still Alive Studios supone el mejor ejemplo de que el exceso de ambición, o tal vez simplemente no tener las ideas claras, puede echar por tierra hasta la mejor de las ideas.

Lo que nos apena teniendo en cuenta el gran potencial que posee esta aventura de acción en tercera persona financiada con el apoyo de los aficionados, que está protagonizada por uno de los escasos supervivientes humanos que luchan contra la raza de lagartos Sarahul en un mundo fantasía inspirado en el antiguo Egipto. A priori las opciones de juego son sorprendentemente extensas en el sentido de que no solo podemos modificar ciertas zonas del entorno con nuestros poderes de terraformación, sino también interactuar con casi cualquier elemento del escenario ya sea para usarlo como arma o medio para resolver algunos de los pocos rompecabezas con los que nos encontraremos. La realidad, sin embargo, es bien distinta, pues la acción de Son of Nor es mucho más simple de lo que debería.


Poder telekinetico

Crear ventiscas, dominar el fuego e incluso levantar muros de arena para protegernos de los ataques enemigos son solo algunos de los poderes a los que tendremos acceso a lo largo de una aventura que va de menos a más en cuanto a alternativas de juego, pero que en ningún momento brilla con el nivel de profundidad jugable que se le presuponía. Porque sí, se pueden combinar las distintas habilidades de nuestro héroe para crear efectos devastadores en el campo de batalla, como un tornado de fuego por poner un ejemplo, pero el sistema de combate se siente tan impreciso y falto de posibilidades reales, que en cuestión de pocos minutos nos cansaremos de repetir una y otra vez las mismas acciones.

Sin ser especialmente complejos, el diseño de los rompecabezas está bien y ayuda a amenizar el desarrollo de la acción.
Sin ser especialmente complejos, el diseño de los rompecabezas está bien y ayuda a amenizar el desarrollo de la acción.


De sentirnos inútiles por no contar con más armas que los objetos que podamos encontrar por el camino, y que en ocasiones son tan escasos que las luchas se alargarán de forma artificial. Por no mencionar lo impreciso del sistema de control, que no siempre responde como debería, y que en las secciones de plataformeo puede jugarnos muy malas pasadas. Tampoco ayuda lo más mínimo el discreto diseño de niveles que atesora Son of Nor, que aunque en los primeros compases de la aventura deja entrever cierta libertad de movimiento, lo cierto es que presenta un estilo bastante lineal con pocas opciones para salirse del camino marcado. Peor aún. Aunque existe la opción de superar ciertos tramos de la partida valiéndose del sigilo, está tan mal integrada esta mecánica de juego que al final terminaremos recurriendo a la violencia.

Arenas de ficción


Los escasos puzles con los que nos toparemos a lo largo de la partida supone una buena contrapartida a la acción de Son of Nor, pero su diseño tampoco sobresale en exceso si los comparamos con los vistos en otras aventuras de corte similar. Algunos están bien, para qué negarlo, pero la mayoría son o demasiado simples en su planteamiento u obtusos en exceso. También algunos de los templos en los que nos adentraremos para aumentar nuestro poder frente a los Sarahul se obcecan en presentar una y otra vez el mismo tipo de desafíos; por enfrentarnos a los mismos obstáculos con muy pocas variantes en la acción. Y esto termina por arruinar una experiencia de juego que, insistimos, daba para mucho más.

Terraformación, rompecabezas, telequinesis… las opciones sobre el papel son sorprendentes, sin embargo la realidad es bien distinta
Hay montones de coleccionables repartidos por cada escenario que dan acceso a información adicional sobre el mundo de Son of Nor y nuevos poderes.
Hay montones de coleccionables repartidos por cada escenario que dan acceso a información adicional sobre el mundo de Son of Nor y nuevos poderes.

Visualmente hablando, ya lo podéis ver, Son of Nor tampoco es un juego que deslumbre lo más mínimo. El diseño de escenarios y personajes es bastante genérico, y salvo algunas estampas, que sí presentan un acabado bastante bueno, en líneas generales estamos ante un videojuego muy flojo que además peca de contar con unas animaciones pobres en exceso y una nula variedad de enemigos. Por otra parte, la optimización de su motor gráfico no está todo lo trabajada que debería dado el nivel gráfico que presenta. Tampoco destaca en exceso su argumento, demasiado típico y con pocos alicientes para motivar a los jugadores a seguir adelante. Sí que es verdad que el trasfondo es atractivo y hay montones de coleccionables que nos ayudarán a descubrir más en relación a este universo de fantasía, pero su base principal es la sempiterna lucha entre los pobres indefensos y los tiranos que los han esclavizado.

Por último, sí destacaríamos la interesante faceta multijugador de Son of Nor, tanto si hablamos del competitivo para dos jugadores, donde el sistema de combate adquiere esa profundidad jugable que tanto se añora en la campaña principal; como un curioso cooperativo para cuatro jugadores que no pasa de eso, ser un simple pasatiempo para provocar el caos entre las filas enemigas.

Flojo

Sin sello
Arenas de ficción

Son of Nor

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Las buenas ideas no siempre acaban bien, y esto es exactamente lo que le ha ocurrido a Son of Nor. Un título con un planteamiento de juego ciertamente atractivo, pero que falla notoriamente en aspectos donde no se puede errar nunca: su sistema de control, el pobre diseño de niveles y lo repetitivo de su acción. La aventura puede divertir en ciertos momentos de la partida, pero está lejos de ser un gran videojuego.

  • La interacción con los entornos y algunos rompecabezas
  • Buen sistema de combate con posibilidades...
  • ... aunque se torna repetitivo con demasiada prontitud
  • El trasfondo argumental está bien, pero es demasiado típico
  • Artísticamente el juego es muy discreto. Mala optimización
  • Poco variado en su acción y pobre sistema de control
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 8-10 horas
Ver requisitos del sistema
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