Análisis de Sonic Lost World. Velocidad azul

Análisis de Sonic Lost World. Velocidad azul
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Sonic corre a toda velocidad hacia un nuevo videojuego. ¿Habrá estado a la altura? ¿Vuelve a los mejores tiempos del erizo? ¿Consagra la recuperación del talento en el Sonic Team? Este título exclusivo de Wii U era una nueva prueba de fuego para el erizo azul. Os contamos cómo brilla la estela del puercoespín en Sonic Lost World.

Sonic ha sido uno de los personajes más entrañables de la historia de los videojuegos… y aún sigue siéndolo hoy en día, un auténtico icono que es seguido muy de cerca en cada uno de sus nuevos videojuegos. Ya se trate de jugadores veteranos o más jóvenes, el puercoespín levanta una nube de expectación gracias a esa jugabilidad plataformera centrada en la velocidad que a tantos ha enamorado desde el año 1991.

Una carrera que no ha tenido pocos baches, con algunos desencuentros no muy lejanos (como aquel Sonic The Hedgehog del 2006). El Sonic Team ha querido desde entonces remontar el vuelo -interrumpido por la reestructuración de Sega-, y en cierta medida lo ha conseguido mediante lanzamientos del estilo de Sonic Generations y Sonic Colors. El diseñador Takashi Iizuka demostró tener las ideas adecuadas para reinventar la franquicia con cada entrega, no manteniéndose fiel a ningún concepto. La experimentación está siendo la clave. No se ha dado el salto definitivo, pero parece que el erizo "vuela" en una dirección interesante.

Sonic Lost World es otro intento más por empujar a nuestro querido personaje hacia donde se merece. Un título que destaca por fusionar plataformas vertiginosas con entornos esféricos. Todo sin olvidar, por supuesto, el trabajo realizado en el pasado reciente, combinando acción 2D mientras se recuperan los poderes de color. La coctelera no nos acerca aún el añorado despegue en términos de calidad y disfrute, pero sí una obra correcta, que deberías poner en tu radar si eres un incondicional de la serie o simplemente posees una Wii U, al ser uno de los pocos lanzamientos disponibles para la máquina durante esta recta de final de año.

Un poco de historia… ¡y a correr!

Todos sabemos que la trama no ha sido uno de los aspectos fuertes en las aventuras de Sonic, sino más bien un pretexto para ponernos a jugar. En esta ocasión la cuestión no cambia demasiado, proponiéndonos por enésima vez al Dr. Eggman como el villano a batir, el cual por cierto nos hace caer -por avatares del destino- en un planeta conocido como Héxagon. Pronto nos daremos cuenta de que existe una fuerza aún más siniestra y poderosa que nuestro archienemigo, representada por los Mortíferos Seis, los cuales amenazan con destruir nuestro mundo.

Será algo que deberemos impedir a toda costa, por supuesto, y siempre con el apoyo (en este caso sólo moral, ya que no podremos controlarlos) de Tails, Amy o Knuckles. Para la narración de los acontecimientos el videojuego usa no pocas secuencias CGI que se sitúan al inicio y final de cada nivel. Lo cierto es que eran prescindibles, más teniendo en consideración la nula profundidad de la historia, muy en la línea de la serie de TV, con personajes planos y situaciones poco interesantes. Encantará a los niños, pero no tanto al resto de jugadores.

En cualquier caso, y como lo más importante es la jugabilidad, podremos saltarnos estas partes para entrar directamente en la acción. Sonic Lost World es en este sentido un videojuego completamente apoyado en la aventura principal, de entre unas 5-6 horas de duración (dependiendo de la habilidad del usuario) que sin embargo no deben tenerse muy en cuenta dada la tremenda rejugabilidad que poseen los juegos del puercoespín. Repetir fases, batir récords y aprendernos todos los trucos es por lo que se acaban recordando este tipo de títulos.

¿Superficies esféricas? Los niveles en 3D recuerdan por momentos a títulos como Super Mario Galaxy, sobre todo en el apartado artístico y visual. ¿Os suena este gusano?
¿Superficies esféricas? Los niveles en 3D recuerdan por momentos a títulos como Super Mario Galaxy, sobre todo en el apartado artístico y visual. ¿Os suena este gusano?

Velocidad sin control

Sonic puede correr, saltar, realizar dobles saltos y practicar su mítico "spin-dash". Las acciones clásicas están presentes, gracias a una velocidad llevadera (tal vez menos pronunciada que en otros lanzamientos) pero con un control algo impreciso, causante de las puntuales -aunque importantes- frustraciones que contiene el juego. Manejar al erizo no siempre es algo satisfactorio, restando interés a unas mecánicas que, por otra parte, introducen la opción de subirse por las paredes y rebotar para llegar más alto.

Si bien el esquema funciona, pierde algo de interés cuando perdemos la vida en una situación en que no hemos hecho nada necesariamente mal. Podría ocurrir, por ejemplo, porque nuestro personaje no realiza un "homming-attack" cuando lo indicamos (ya que a veces la fijación automática no funciona correctamente), o porque la cámara se reorienta en el peor momento (no tenemos cámara libre), haciendo que perdamos el control y caigamos al vacío. Si este tipo de problemas se hubiesen subsanado, estaríamos hablando de un título mejor.

Eso sí, no se puede decir que existan pocas novedades. Las dinámicas "parkour" permiten que Sonic se mueva por el decorado con un grado de profundidad superior al de otros juegos. Se añade hasta una ofensiva con patada que sirve mayormente para acabar con la defensa de algún que otro rival. Apenas lo usaremos en la aventura, y es una pena, máxime cuando se suponía que iba a convertirse en una de las grandes incorporaciones. En general, Sonic puede hacer muchas cosas en este juego, pero la sensación final es que no se les ha sabido sacar el máximo partido.

Situaciones en 2D no faltan, llegando a suponer prácticamente la mitad del videojuego. El control aquí es mejor, pero el diseño de niveles dista de ser el más inspirado.
Situaciones en 2D no faltan, llegando a suponer prácticamente la mitad del videojuego. El control aquí es mejor, pero el diseño de niveles dista de ser el más inspirado.

Esférico y con púas

Con lo dicho pudiera parecer que Sonic Lost World es un mal título. Su diseño de niveles no es óptimo, pero aún así posee interés. La razón principal la tenemos en las fases centradas en una jugabilidad 3D, la cual recuerda poderosamente a Super Mario Galaxy. Nuestro puercoespín goza de cierta libertad de exploración durante estas fases. Sólo se puede seguir una dirección para alcanzar nuestro destino, claro está, pero podemos darnos la vuelta en cualquier momento, así como explorar ciertas zonas.

Por regla general, estos tramos de la aventura se caracterizan por discurrir sobre superficies en forma de tubo o esféricas incluso (a modo de planetas). Hay hasta guiños al título de Mario, pero siempre siguiendo un estilo propio, poniendo propulsores, trampolines y anillos por doquier. Además, y aparte de permitir que nos paremos, la obra sigue siendo indudablemente rápida. Tanto, que el control no ha sabido ajustarse de forma fina, dando como resultado más de una frustración.

No obstante, la idea ha sido buena. En la práctica no satisface al nivel que esperábamos, aunque existen buenos momentos, sobre todo cuando los nipones recuperan alguna que otra fase sobre raíles -que los fans reconocerán enseguida- y momentos interesantes relacionados con hacer que Sonic se inserte en una enorme bola de nieve. La variedad está asegurada en un juego con muchos altibajos, pero al cual no se le puede negar que lo haya intentado. Otra vez, da la impresión de que depurando un poco las mecánicas se hubiese sacado más partido del sistema jugable.

Anillos sin vidas

No todo son pantallas con concepto 3D. También disponemos de niveles dedicados a las 2D, e incluso partes que fusionan ambos estilos. Aquí se refleja una jugabilidad más tradicional, la de toda la vida. Seguimos poseyendo la habilidad de practicar dobles saltos, correr por paredes, realizar ataques dirigidos e incluso dar patadas. Todo desde una lógica bidimensional satisfactoria, pero de diseño poco elaborado.

El avance es genérico, con enemigos, trampas y cantidad de "loopings", y también falta de originalidad. El diseño nos acerca un ritmo plataformero inferior al demostrado por sus predecesores. Muchos encuentros con jefes finales se resuelven bajo esta perspectiva. Unos resultan más agraciados que otros, pero por lo general aquí también el Sonic Team ha pecado de poca ambición. Cada uno de los seis jefes posee su personalidad, la cual se materializa de forma fantástica. Sin embargo, hay una la sensación continua de que el juego no está todo lo pulido que debiera.

Un aspecto añadido que no nos ha gustado ha sido que no se nos otorguen vidas al llegar a los 100 anillos, algo que resta interés al factor de coleccionarlos. La repercusión en la jugabilidad es más negativa de lo que parece. Las vidas preestablecidas por partida son limitadas (cuatro en total), y si las perdemos volvemos al inicio de la fase, obviando nuestro paso por los "checkpoints" previamente superados. Podría parecer un método para elevar la dificultad, pero luego nos encontramos con que, si erramos varios intentos en una misma sección, aparece una cápsula que -si la pulsamos- nos ayuda a saltarnos la parte conflictiva.

Existe variedad de situaciones, con fases en descenso como la mostrada en imagen. Sin embargo, el control no acompaña, resultando frustrante en muchas ocasiones.
Existe variedad de situaciones, con fases en descenso como la mostrada en imagen. Sin embargo, el control no acompaña, resultando frustrante en muchas ocasiones.

Más allá del deber

Sonic Lost World es un videojuego duradero ya en lo que respecta al número de mundos y niveles presentes, pero donde destaca es en su contundente rejugabilidad. Cada nivel -otra vez más siguiendo los pasos de Mario y compañía- contiene cinco monedas ocultas. Asimismo, todas las fases disponen de un modo contrarreloj para obtener los mejores tiempos y compararlos con los de otros jugadores mediante Internet.

El videojuego nos plantea de igual forma una serie de retos, unas veces consistentes en recoger un número determinado de anillos y en otras ocasiones relacionados con practicar un torbellino durante unos segundos. Hay muchas más propuestas, como la de acceder a la comunidad del juego en Miiverse para compartir opiniones o incluso enviar objetos a otros jugadores.

Si lo queremos, podemos además permitir que un segundo usuario -en modo local- se una a nuestra partida, manejando una variedad de helicópteros y cazas que lanzan explosivos para abrirnos camino. Una opción bienvenida, pero muy poco interesante para el que sujete el segundo controlador, debido a la poca interactividad que experimenta. Y es que si lo que de verdad queremos es que nuestro compañero se divierta, deberemos invitarle a una carrera competitiva, en la que gana aquel que llegue al final de cada uno de los niveles en primera posición. Es un modo local, sin pantalla partida, con un usuario jugando desde la pantalla del televisor y otro mirando al GamePad.

Existe un jefe final por cada mundo, unas veces más interesante que otras, pero mantienen un cierto nivel. Y no serán para nada sencillos de superar…
Existe un jefe final por cada mundo, unas veces más interesante que otras, pero mantienen un cierto nivel. Y no serán para nada sencillos de superar…

El mando sónico

El GamePad quiere hacerse protagonista en los juegos de Wii U de la misma forma que lo hizo el wiimote durante la pasada generación. Sega apoya la intención en Sonic Lost World con una serie de propuestas que, en primer lugar, pasan por la función "off-screen", con toda probabilidad la más atractiva del conjunto. Jugar desde cualquier rincón de nuestra casa (siempre que la distancia a la consola lo permita) es una absoluta gozada, con una calidad de imagen y audio sobresalientes. Puede que la pantalla se quede pequeña en puntuales momentos, pero realmente no hay más limitaciones.

Cuando no jugamos en el GamePad, este se convierte en un panel ideal para seguir nuestro avance en el nivel (tenemos una ruta ilustrando nuestro progreso), así como en la interfaz destinada a activar los poderes de color. La idea es muy similar a la de Sonic Colors, con la oportunidad de controlar a nuestro protagonista convertido en taladro -guiándole a través de la pantalla táctil- o montado en un ave -en cuyo caso se hace uso de la tecnología giroscópica para controlar el planeo-. Todo mientras no se agote la barra de poder. Una integración que demuestra las ganas de los japoneses por hacer algo nuevo, pero resulta algo forzada.

Fuera de los niveles, en el mapa del juego tenemos varios circos en los que se nos plantea un simple pero atractivo minijuego, consistente en desplazar un trampolín -desde el GamePad- para que Sonic y Tails derriben cuantos más globos mejor. No es algo especialmente memorable, pero la opción está ahí, siendo tal vez lo más destacado de cuanto podemos hacer con el controlador de Wii U, que podría haber dado mucho más juego.

El colorido es uno de los aspectos más llamativos de este lanzamiento, con un apartado artístico muy especial y variado. No tiene desperdicio.
El colorido es uno de los aspectos más llamativos de este lanzamiento, con un apartado artístico muy especial y variado. No tiene desperdicio.

La galaxia de Sonic

Ya hemos mencionado los títulos de Mario en más de una ocasión, y tenemos que hacerlo una vez más al referirnos al apartado visual. La influencia de Super Mario Galaxy es notoria en los diseños esféricos, aunque no en la jugabilidad. Es básicamente como meter las dinámicas del erizo en esa dinámica interplanetaria, ahora con tubos y pequeños planetas que recorrer a toda velocidad. Gráficamente hay muchos paralelismos, como el hecho de crear fondos que generan una sensación de relleno, optimizando los recursos del hardware de Wii U.

En consecuencia, la distancia de dibujado es muy amplia (muy importante cuando alcanzamos grandes velocidades) y la fluidez no se resiente. La impronta final es la de tener un mundo flotante, con escenarios suspendidos en el aire que recogen las ya clásicas praderas, paisajes helados, cuevas y recorridos sobre las nubes que todos conocemos. Hay referencias evidentes a niveles clásicos como Green Hill o Casino Night. Sin embargo, hubiésemos preferido más innovación, nuevas ideas, algo que nos sorprendiera de verdad.

Al menos, el colorido es intenso, generando un entorno vivo y rebosante de expresividad. Las melodías acompañan, pero están muy lejos en términos de calidad con respecto a lo que vimos en otros lanzamientos (lo sabrán los que conozcan los fantásticos temas de Crush 40, que estaban cargados de personalidad). En lo que Sega no falla es en los efectos de sonido, básicamente porque son los mismos de siempre, tan carismáticos que es un acierto conservarlos. Aparte, el videojuego nos llega en español, incluidas las voces, así que no todo es negativo en un lanzamiento donde Sonic no corre a pleno rendimiento, pero que aún así es disfrutable. Nuestro erizo seguirá buscando su camino, y ojalá lo encuentre...

Discreto

Sin sello
Velocidad azul

Sonic: Lost World

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

El Sonic Team combina mecánicas 2D y 3D en un plataformas que busca un nuevo camino para el mítico puercoespín, que estrena velocidad en superficies esféricas al tiempo que recupera los poderes del color y se contagia de las posibilidades del GamePad. Su velocidad no es tan satisfactoria como se esperaba, y las ideas introducidas no terminan de cuajar, pero aún así Sonic Lost World posee atributos para llamar la atención de sus fieles fans, así como la de aquellos que quieran estrenar nuevo título en Wii U.

Comprar Sonic: Lost World
  • La fusión de contenidos: fases 3D, niveles en 2D, poderes de color, jefes finales…
  • El diseño gráfico tiene altibajos, pero es colorido e imaginativo como pocos.
  • Diseño de niveles mal ajustado, con fallos en control y cámara.
  • La integración del GamePad en la jugabilidad no es del todo satisfactoria.
  • Contiene buenas ideas, pero la mayor parte están mal aprovechadas.
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 6-8 horas (mínino)
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