Análisis de Fighter Within. Rabia contra la Máquina

Análisis de Fighter Within. Rabia contra la Máquina
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Lucha, sensor de movimiento y furia desatada. Lamentablemente Fighter Within es el primer batacazo de Kinect. Se trata de un producto insuficiente desde todos los puntos de vista, que presenta algunas buenas ideas pero que se estrella con casi todas ellas por estar mal ejecutado. Es obvio que el accesorio de Xbox One ha mejorado, pero este título hace poco por demostrarlo.

Ubisoft sigue intentándolo. Quieren hacerse un hueco en el mercado ofreciendo un videojuego de lucha para Kinect, sin embargo tras el fracaso de Fighters Uncaged que fue convenientemente maltratado por el público y la crítica, vuelven a la carga con un título que cae de nuevo en la repetición de la práctica totalidad de los mismos errores que lastraron aquel. Es muy difícil sentir simpatía o interés por un videojuego que pone tantas trabas a la hora de transmitir lo que queremos hacer desde nuestros gestos a la propia experiencia jugable.

Hay buenas intenciones detrás del título de la compañía gala, no hay duda sobre ello, pero de nada sirven cuando la ejecución de todo ello es tan pobre y hay tantos elementos que entorpecen la diversión. Desde lo más básico como los interfaces hasta las propias luchas presentan un aspecto pobre en lo estético, y definitivamente poco estimulante en lo jugable. Hay pocas cosas que funcionen en esta propuesta fallida, limitada y aburrida.

Guerrero Interior

Lo primero que llama la atención cuando arrancamos Fighter Within es lo incómodo que resulta todo. Podemos desplazarnos por los menús con el pad, pero el título enfatiza el hacerlo con Kinect y lo hace obligándonos a seleccionar el icono en pantalla que nos interese activar y después golpearlo para ponerlo en marcha. Un procedimiento que dista mucho de ser confortable, y que ya empieza a darnos una idea del tipo de problemas a los que vamos a enfrentarnos con este entretenimiento, ¿la mejor solución? Tener el mando a mano.

De hecho el título, en su línea de recomendaciones, nos anima a comenzar nuestra andadura con una iniciación en forma de campaña para el principal protagonista: nada que objetar en cuanto a su elección puesto que todos vienen a ser igual de poco carismáticos. El modo historia se presenta con una serie de imágenes estáticas antes de cada combate, y después de un tiempo de carga siempre dilatadísimo, para ofrecernos unos diálogos grotescos. Mezclan frases lapidarias con chulerías de todo tipo, y nos deja joyitas dignas de la Serie Z como "mi padre es político, le gusta predicar. Yo prefiero golpear", entre otras lindezas.

Cuando sorteamos todos los impedimentos que Fighter Within trata de poner desde el minuto 1 para que pasemos un buen rato, entramos en el meollo de la experiencia jugable. Todo está planteado como cabría esperar, con una mezcla de puñetazos y patadas que nosotros llevaremos a cabo con nuestro cuerpo para que el luchador virtual lo reproduzca. De este modo el peso de lo que sucede queda en la capacidad de detección de un Kinect 2.0 que, como ya hemos dejado claro, ha mejorado su fidelidad con respecto al anterior modelo del dispositivo, pero que sigue sin ser capaz de recoger todo lo que necesita el programa y a la velocidad que lo requiere para que hablemos de una respuesta aceptable.

Rabia contra la Máquina

Golpear con los puños puede resultar más o menos pasable, aunque acaba deviniendo en machacar el aire sin demasiado sentido. El único momento en el que se nos exige cierta exactitud es con las coberturas, que se dividen entre las de las partes superior e inferior del tronco y que nos exigen asumir una posición de defensa en el instante adecuado. La idea que propone el videojuego para tratar de evitarlo es la de requerir de determinadas combinaciones de movimientos para llevar a cabo un combo con una acción de finalización, el problema es que éste se muestra en pantalla con una cinemática enteramente separada de la experiencia in-game que se reproduce en ese momento, y que nos priva del placer de ser nosotros mismos quienes la llevemos a cabo. Hasta ahí la parte sencilla del producto, y seguramente la única que funciona medianamente bien si pasamos por alto el cierto retardo que llevan todas nuestras acciones, porque cuando nos metemos en harina con movimientos algo más complejos la cosa chirría de forma notoria.

Por si fuera poco todo lo que tiene que ver con el KI no está en absoluto calibrado, lo que significa que podemos arrasar a nuestros oponentes sin mucho problema tirando de estos poderes. Por otra parte los movimientos de finalización o los de coger y arrojar al oponente son algo más complejos de realizar, algo contra lo que en esencia no tenemos nada en contra, sin embargo hay varias cosas con las que no hemos quedado conformes. En primer lugar la escasa relación entre lo que tenemos que hacer y lo que sucede en pantalla ayuda a olvidarlos, mientras que el hecho de que sean tan similares entre sí a menudo provoca que el propio luchador confunda nuestras instrucciones. En momentos clave de los combates, cuando nosotros tenemos muy claro lo que queremos que el protagonista haga y el juego en cambio lo confunde, acaba siendo muy frustrante.

Rabia contra la Máquina

Espíritu Luchador

Las condiciones para que salgamos vencedores de un combate son o la de tumbar a nuestro oponente, o la de sacarlo del círculo que conforma la arena de lucha. Eso se traduce en que el programa anima en nosotros una actitud de avanzar siempre hacia nuestro rival, y que hace poco recomendable la maniobra de recular, que se ejecuta con un movimiento de nuestras espalda hacia atrás. Si uno de los dos personajes abandona la zona de juego cae fulminado instantáneamente como si hubiera recibido un disparo, con una lamentable implementación de cualquier tipo de física que esperemos de un producto no ya Next-Gen, sino incluso del pasado ciclo de máquinas.

Cada uno de los protagonistas, por su parte, cuenta con algunas particularidades. Hay poco más de diez y uno de ellos hay que desbloquearlo, y aparte de tener diferencias cosméticas obvias y abarcar distintos sexos y razas, ofrecen diferentes formas de entender el programa. No son tan distintos en cuanto a manejo y posibilidades como resultan los personajes de este tipo de propuestas tradicionalmente, pero sí es cierto que algunos se especializan en algunas cosas y otros en otras, lo que provoca que uno sea un maestro KI o que otro posea unos sticks con los que golpear.

Las modalidades no son tan generosas, y apenas podemos superar el mencionado modo historia que no nos supondrá más de un par de horas, entrenar y disputar exhibiciones. El multijugador del programa es únicamente local, lo que significa que sólo podemos enfrentarnos contra amigos en nuestra propia casa. La verdad es que si a lo difícil que es la experiencia en cuanto a fidelidad delante de Kinect le sumáramos cualquier rastro de lag, no queremos ni imaginarnos dónde acabaría todo. Por otra parte en cuanto a mapas hay el mismo número que de luchadores, y son relativamente variados como telones de fondo e incluyen algunas partes con las que podemos interactuar.

Rabia contra la Máquina

Gráficamente el producto es discreto, y no saca en absoluto partido de las posibilidades de Xbox One. Los luchadores presentan un aspecto pobre en cuanto a nivel de detalle o animaciones, e idéntica conclusión de falta de dedicación podemos extraer de los escenarios. Por si fuera poco todo da una sensación de combate estático, y la interacción entre los impactos y los cuerpos de los protagonistas no está nada lograda. Mención especial a las caídas de los luchadores, del todo inconexas con los ataques que han sufrido en pantalla.

En cuanto al sonido, las partituras son algo repetitivas pero no hacen mal su trabajo. El juego llega con los textos en castellano, quedando las voces en inglés en una versión original no muy brillante o inspirada.

Pésimo

No recomendado
Rabia contra la Máquina

Fighter Within

Por: El equipo de 3DJuegos
No recomendado

Fighter Within en Xbox One mejora notablemente lo visto en el espantoso Fighters Uncaged de Xbox 360, pero no es suficiente para que logre aprobar. Falta precisión en los movimientos y hay algunas buenas ideas, pero una ejecución de éstas de una pobreza asombrosa las acaba lastrando. En definitiva una nueva oportunidad perdida para sacar partido de Kinect con un título de lucha.

Comprar Fighter Within
  • Supone una mejoría con respecto a Fighters Uncaged.
  • Sirve para quemar calorías.
  • Aburre con rapidez debido a sus escasas posibilidades.
  • Control muy poco preciso y cargado de confusiones.
  • Esfuerzo nulo a nivel argumental y de creación de luchadores con carisma.
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 2 horas + multijugador
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