Un Shoot'em Up de la vieja escuela. Un campo de batalla cilíndrico. Disparos infinitos. Resogun se ha convertido ya en uno de los primeros descargables de culto de PlayStation 4, y lo ha logrado por méritos propios. Su componente novedoso nos permite incluso planificar cómo nos vamos a enfrentar a los enemigos, algo que enriquece el trepidante ritmo y el espectáculo visual del programa.
Los creadores de Super Stardust son uno de los grandes protagonistas de los primeros compases del catálogo de PlayStation 4, y lo han conseguido con el estupendo Resogun. En apariencia se trata de un Shoot'em Up de los de la vieja escuela, sin complicaciones, sin embargo cuando profundizamos un poco en él nos damos cuenta de que tiene un componente muy especial que lo hace único. Todo ello gracias a un elemento muy sencillo de describir, pero cargado de posibilidades en sus entrañas: sus campos de batalla de aspecto cilíndrico.
El título que nos ocupa, de hecho, consigue gracias a ello no acabar convertido en un lanzamiento de disparos descerebrado, sino más bien todo lo contrario. Prepara tu próxima maniobra, no darás un paso a ciegas y llevarás a cabo maniobras exigentes para estar siempre posicionados de forma adecuada. PlayStation 4 prometió grandes productos de corte indie, y de momento con el juego de XDEV y Housemarque tenemos una excelente piedra de toque para comenzar a demostrarlo.
Primero Dispara, Después Pregunta
Los arcades de acción de los albores del videojuego siempre han tenido representación en el mercado del siglo XXI, y lo han hecho generalmente con lanzamientos de mucho interés. Han estado tradicionalmente caracterizados por su enorme frenesí, por ponernos ante oleadas y oleadas de enemigos y también por contar con direcciones artísticas coloristas. En estas características no falla un Resogun fascinante ya desde el primer minuto de juego, y uno también con la suficiente profundidad como para permitirnos crecer en nuestra maestría con él y darnos tiempo hasta lograr dominarlo al 100%.
El producto, para todo ello, se fundamenta en un concepto shooter de scroll horizontal que aparentemente es muy básico, y en el que debemos acabar con miles de naves enemigas y, además, rescatar a los humanos supervivientes que salpican los escenarios. Sin embargo la sensación inicial de que todo parece tradicional y poco arriesgado no va a durarnos más de unos segundos, el tiempo necesario antes de darnos cuenta de que nos movemos por el escenario a nuestro libre albedrío avanzando o retrasando nuestra posición en él, pero sobre todo porque éste tiene una forma cilíndrica que ayuda muy mucho a sus responsables a explorar un sin fin de ideas nuevas.
Así contamos con una nave de suaves movimientos y estupenda maniobrabilidad, además de estar dotada de un arsenal verdaderamente envidiable aunque con limitaciones obvias, y con unos disparos que recorren la curvatura de los escenarios aunque sólo avanzan una distancia limitada. Pero esto es lo que está a la orden del día a menudo en esta clase de lanzamientos, y la verdadera ventaja que tenemos está relacionada con las posibilidades que presenta el escenario a la hora de permitirnos planear el siguiente movimiento a dar. Lo haremos gracias a la posibilidad de ver el otro lado del mapa a través de las transparencias que exhibe el cilindro alrededor del que giramos sin parar, algo que nos permite saber qué tipos de enemigos nos esperan y decidir en qué momento vamos a enfrentarnos con ellos y con cuáles de las armas que tenemos a nuestra disposición.
El arsenal, de hecho, es el habitual abanico de este tipo de propuestas. Disparos estándar por aquí, las bombas por allá, e incluso el ya clásico poder masivo que limpiará la pantalla de cualquier enemigo cercano. Sin embargo el acierto del programa es su cuidada ecuación para obligarnos a tener muy en cuenta la utilización de las armas como un recurso más, uno que debemos cuidar para salir airosos. Nuestra más devastadora habilidad se carga sólo destruyendo enemigos y recogiendo piezas y, por otra parte, comenzamos cada nivel sólo con, por ejemplo, un puñado de bombas, así que hay que utilizar todos estos recursos con cuidado, y de hecho si no lanzamos ninguna de estas últimas durante un nivel completo contaremos con una bonificación. El saber en todo momento a qué nos vamos a enfrentar más adelante en cada nivel ayuda mucho a planificar cómo y cuándo sacar partido de lo que tenemos entre manos.
¿El hecho de que a menudo tengamos que pensar significa que hay descanso en la acción? En absoluto, la experiencia es frenética sin interrupción, así que tenemos que estar pendientes de un sin fin de elementos al mismo tiempo. Por si fuera poco nuestros disparos son únicamente horizontales, lo que nos obliga a escoger con mucho cuidado nuestro posicionamiento, añadiendo un componente táctico más a todo el conjunto. Lo que supone todo esto es que no vamos a parar ni por un segundo de tener que estar pendientes de montones de cosas al mismo tiempo, básicamente del presente inmediato y del futuro que nos espera en apenas dos o tres minutos. Ya que no podemos disparar a lo loco sino que, de hecho, todo el entretenimiento que propone Resogun presenta un agradecido elemento sesudo que desde aquí aplaudimos.
Sofisticados Campos de Batalla
Resogun, lamentablemente, cuida mucho la jugabilidad pero descuida algo más el resto de elementos. Esto se traduce en que sólo tiene un pequeño puñado de niveles que explorar, concretamente cinco, y que la exposición de éstos es discreta y sin ninguna carta de presentación más allá del objetivo de rescatar a todos los humanos que podamos. Eso sí, el programa sí que ofrece hasta cuatro niveles de dificultad para escoger cómo pasarlos, lo que le otorga cierto componente de auto-superación de cara al aficionado. De hecho esa es una de las claves del videojuego, la de lograr mejorar nuestras puntuaciones y convertir a este entretenimiento en una suerte de "juego de carreras", no tanto por poder memorizar los secretos de las localizaciones, sino más bien por el instinto de progreso y perfeccionamiento en nuestras maniobras que fomenta.
Podemos, además, escoger el tipo de nave que queremos pilotar para cumplir nuestros objetivos. No hay que desbloquearlas, todas están disponibles desde el principio y ofrecen tres opciones muy sencillas pero con las características que nos hacen falta para personalizar de alguna forma nuestro estilo. Así contamos con la nave más especializada en la agilidad, con otra más pesada y poderosa en armamento y, por último, con una que ofrece el equilibrio para los usuarios que no quieren inclinarse demasiado por una u otra vía. Nos hará falta escoger con cuidado tanto para los niveles, que son bastante breves pero muy intensos, como para los jefes finales que los concluyen y que suelen ser bastante sencillos en cuanto a su propuesta de una mecánica para tumbarlos.
El programa cuenta con un cooperativo on-line para dos usuarios cuya presencia agradecemos, aunque haya que llevar a cabo matizaciones. Por un lado es obvio que es muy divertido jugar acompañados, y más cuando hablamos de una experiencia tan caracterizada por el ritmo y lo vertiginoso como ésta, y que incluso nos regala momentos de gran fuerza estética como cuando observamos las ondas expansivas de sus ataques al otro lado del mundo y llegan hasta nosotros ya desintegrándose. Sin embargo todo esto también juega de alguna manera en contra, y es que cualquier rastro de lag, por mínimo que sea, atenta contra toda esta fluidez en pantalla y crea peligrosos desajustes. Además algunas decisiones conceptuales como el hecho de morir y tener que esperar hasta que nuestro acompañante muera o termine el nivel acaban ofreciendo algunos momentos frustrantes y soporíferos.
Así pues, y al margen de la ridícula dificultad, por escasa, de algunos de los retos finales de nivel, lo cierto es que la experiencia de conseguir multiplicadores altísimos es desafiante como pocas y, por si fuera poco, de lo más adictivo. Pero también hay un impacto visual importante detrás de toda esta experiencia jugable, puesto que Resogun es también un producto colorista, histérico y, ciertamente, muy bello. De acuerdo en que su scroll lateral no es el telón de fondo más espectacular para comprobar las bondades de hardware de PlayStation 4 como otros títulos de lanzamiento, sí que han logrado. Esto, sin embargo, sí que todo ello permite que sus creadores se centren en ofrecer un espectáculo visual rapidísimo y cargado de elementos en pantalla. Mucha personalidad estética y logrado acabado técnico para un título que se crece con su resolución 1080p y sus estables 60 frames por segundo.
Por último, y ya hablando sobre el sonido, tenemos entre manos un apartado muy coherente con el tipo de videojuego que tenemos entre manos. La música está inclinada de forma clara hacia la electrónica, con un tempo tan rápido como todo lo que se muestra en pantalla y unas partituras algo limitadas en número pero bastante inspiradas. Los efectos de audio suenan bien, con mención especial para los que lo hacen a través del altavoz del DualShock 4, y el programa llega a nuestro país traducido únicamente en sus textos, aunque con una presencia testimonial de voces en versión original.
Resogun es una de las primeras citas ineludibles del catálogo de PlayStation 4. Su rápida acción es capaz de dejarnos sin aliento, y a pesar de que su corta duración sin duda juega en su contra, sí es cierto que nos mantendrá pegados a la pantalla tratando de superar puntuaciones, batir récords y crear gigantescas cadenas de impactos. Identidad visual y algunos elementos innovadores de importancia para una de las grandes ofertas de los últimos tiempos dentro del género Shoot'em up clásico.
- Adictivo, rápido y espectacular. Muy divertido.
- Inyecta en el usuario ganas de volver a terminar sus niveles y superarse a sí mismo.
- Escasa duración, con apenas cinco mundos diferentes.
