Tingle llega a DS para conquistarnos. El más bien poco popular personaje de diversos Legend of Zelda protagoniza Tingle’s Rosy Rupeeland, un título de aventuras en el que deberemos conseguir el mayor número de rupias posible. Ni más, ni menos.
Tingle, ¿alguien recuerda a Tingle? Ese excéntrico personajillo que rondaba por las tierras de Hyrule intentando estafar a Link a las primeras de cambio. ¿Quién iba a pensar que terminaría protagonizando un juego? ¿Y quién iba a pensar que alcanzaría estos niveles de calidad? Y es que el título que ahora nos ocupa realmente merece un buen puesto entre los grandes de DS. Hablamos de un juego largo, divertido e innovador, que con sencillez y buen hacer nos consigue meter en una historia cuanto menos, curiosa.
Todo empieza en la casa de un solterón de mediana edad. Cuando el aburrimiento y la monotonía se adueñan de él oye una voz, no sabe muy bien de dónde, que le insta a dirigirse a un pequeño lago cercano para escuchar algo que tal vez le interese. Al llegar allí, como si fuese la Virgen María se le aparece Don Rupio, una especie de Dios que le habla de un paraíso donde no existe el trabajo, lleno de comida, y chicas, muchas chicas bonitas. Ese jardín del edén no es ni más ni menos que Rupialandia. Y para llegar allí, lo único que se necesita es echar más y más dinero al estanque, del que crecerá una torre que te llevará hasta el cielo.
Por el interés te quiero Andrés
En Tingle’s Rosy Rupeeland, que mezcla elementos de rol y de aventuras, sólo existe un objetivo: conseguir el mayor número de rupias posible, sea de la forma que sea. Y toda la jugabilidad y las posibilidades de este juego giran en torno a ellas. En primer lugar los diálogos. Cuando llegas a una ciudad y quieres hablar con alguien tienes que ganarte su amistad, ¿cómo? Con rupias. Después, si quieres información, también necesitarás dar dinero, y cuanto más des, más clara y completa será. La mecánica es simple: tú ofreces una cantidad de dinero, y tu interlocutor la acepta o la rechaza, pero cuidado, porque si le parece poco se quedará con lo que le ofreciste.
Durante todo el juego te verás en esta circunstancia, ya no sólo con información, sino cuando quieras comprar objetos, obtener recetas o contratar servicios como el de escolta. Es cuestión de negociar y calcular bien cuál es el valor que puede tener cada cosa. Otras veces también serás tú el que reciba dinero, y tendrás que pedir cierta cantidad, que será aceptada o rechazada. Es algo difícil al principio y se cometen bastantes fallos, pero con el tiempo se le va cogiendo el tranquillo. La cuestión es no ser ni avaricioso ni tacaño, pues se pierde más dinero.
Junto con la imaginación, la sencillez es una de las máximas del título, empezando con el control, que es realmente intuitivo. Con la cruceta movemos a nuestro personaje, y con el Stylus realizamos el resto de acciones, desde navegar por los menús hasta coger objetos del entorno. Las luchas también son enormemente sencillas. Basta con acercarse al enemigo, y Tingle se verá envuelto en una nube de polvo similar a las que aparecen en los dibujos animados. Nuestro personaje no pierde vida, sino rupias, y cuando se queda sin ellas se acaba la partida, por lo que es bastante importante llevar una buena cantidad con nosotros y no echarlo todo al estanque sin pensar.
Cuantos más enemigos envolvamos en esa nube de polvo más rupias perderemos, pero más objetos y dinero conseguiremos cuando acabemos con ellos. Además, es importante tocar la nube con el Stylus cuantas veces sea posible, pues facilitamos la pelea a Tingle.
Sin embargo, nuestro protagonista es más bien enclenque y débil, por lo que necesitará la ayuda de los escoltas en los combates. Éstos, que pueden ser de tres tamaños diferentes, cada uno con sus habilidades especiales, los contratamos en los salones de escoltas, y nos acompañarán hasta que sus corazones se agoten (aunque podremos volver a contratarlos en ese momento).
Mil y una formas de hacerse rico
En este juego hay muchas maneras de hacer dinero, y una de ellas es mediante las recetas. Tingle dispone de una olla en su casa donde hacer menjunjes, y si combinamos de forma correcta varios ingredientes podemos producir valiosos caldos que nos servirán tanto para venderlos como durante nuestra aventura. Otra bastante curiosa es la confección de mapas. En cada zona alguien posee uno que te dará o deberás comprar, pero que está incompleto. Debemos rellenar con el Stylus todos los hitos que falten, y posteriormente podremos vender los mapas. Al principio es muy fácil, pero los escenarios se van complicando, y ésta será una tarea exploratoria ardua pero divertida, y muy muy lucrativa.
Sin embargo, la manera más rápida de conseguir dinero es encontrar tesoros, que, como en cualquier Zelda, se encuentran en las mazmorras. Éstas son bastantes sencillas, y suelen contar con una serie de puzzles fáciles pero muy divertidos y laberintos no muy complicados. Por supuesto, al final de cada mazmorra nos espera un jefe al que deberemos vencer con ingenio, lanzándole bombas, esquivándole para luego arañarle con la ayuda de un escolta, etc.
Como se puede ver, las formas de conseguir dinero son muy variadas, lo que favorece la rejugabilidad de un título de unas más que respetables 15 o 20 horas de duración.
Como punto negro se podrían resaltar la inexistencia de algún modo multijugador que enriqueciera este juego, pero sobre todo la escasez de lugares para guardar la partida. Sólo podemos hacerlo en casa, lo que nos obliga a regresar a ella cada vez que queremos finalizar una sesión. No se tarda nada en llegar, pero es algo engorroso.
Trabajando para la sencillez
El apartado técnico también se ve influenciado por la imaginación y sencillez que rebosa este título. Nos encontramos con un motor 2D sencillo que no explota demasiado las capacidades de la DS, pero que resulta realmente efectivo. Desde el entorno al modelado de personajes está creado con mucho detalle pero sin complejidad. Esto da como resultado un juego que sin ser espectacular es realmente armónico.
Por otro lado, la banda sonora cuenta con temas de calidad, y las voces son muy numerosas y bastante graciosas, aunque quizás sea el punto menos trabajado del juego.
Tingle’s Rosy Rupeeland sorprende por su sencillez y su mecánica innovadora, que le aleja de los convencionalismos del género. Un gran sentido del humor y una historia larga y rejugable complementan el que es a día de hoy el mejor juego de rol y aventura para DS, al menos hasta la salida de Phantom Hourglass.
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