La familia Bergson vive pacíficamente en el bosque a los pies de la montaña de Morta, pero su tranquila vida se ve trastocada cuando la corrupción invade todo el territorio. En Children of Morta no hay un héroe único, sino que toda la familia deberá luchar por la supervivencia. Análisis.
En las primeras partidas, mientras variaba de personajes en Children of Morta, pensé que estaba teniendo mala suerte. Escogía una clase de largo alcance y los enemigos que más aparecían eran rápidos y las pociones, escasas. Cambiando a uno especializado en el combate rápido y cercano, las curas eran abundantes y se incrementaba el número de oponentes que te atacan desde lejos. No tardas mucho en darte cuenta de lo que está pasando. Dead Mage ha perfilado tanto su juego que cada partida con él es única y personalizada. No podrás sacar más ventaja de la cuenta de las habilidades exclusivas de los protagonistas, porque el juego siempre las contrarresta eficientemente, creando en el proceso un juego equilibrado, pero que no tiene ningún problema en devolverte a la casilla de salida en el momento que te relajes lo más mínimo.
Independientemente de cuántas veces mueras, las energías para comenzar de nuevo siempre están renovadas. Es quizá la diferencia fundamental entre el rogue-like y el rogue-lite. Mientras que uno tiene una exclusiva confianza en tus habilidades, el otro te concede un cierto progreso en la partida. Psicológicamente, cada uno tiene un efecto muy poderoso en el jugador. En el caso del rogue-lite, de que no estás perdiendo el tiempo, principalmente. También queda en el aire la eterna duda de si el desafío no está desequilibrado desde el principio, con el fin de tenerte y mantenerte repitiendo unas cuantas veces el nivel. De empezar siempre con un personaje muy débil para fomentar esa sensación de avance. Por esta condición del género es por la que pocos destacan de verdad en él, pero creo que Children of Morta lo hace precisamente por añadir un sistema de progresión que despierta la curiosidad y un combate que nunca, o al menos pocas veces, cansa o aburre.
Hay algo único en la forma de contar su relato de fantasía
Coge a John, por ejemplo; el padre de la familia. Es con quien empiezas y el primero que dejé de lado, porque las mecánicas de la primogénita Linda con su arco, sus trampas y sus esquives me llamaban mucho más la atención que la clásica espada y escudo del guerrero. O quizá, porque me recordaba a la experiencia con el cazador de demonios de Diablo III. En cualquier caso, manejar a los distintos miembros que vas desbloqueando en el primer tercio de la aventura es un verdadero gozo. Siempre que sientes algo de fatiga puedes cambiar de luchador y probar una experiencia en el combate distinta. Esto es gracias a que, a diferencia de Diablo, Children of Morta quiere que juegues con todos sus personajes en tu primera partida.
Que saltes de tu experiencia manejando al pícaro hijo y sus rápidas dagas a la piromancia de la hija pequeña. Gracias a un sistema de habilidades clásico, pero que permite mejorar simultáneamente a la totalidad de los miembros, no es difícil ir variando de clase, aunque sí es cierto que va a haber unas cuantas partidas que tengas que morir, sí o sí, mientras vas mejorando a las nuevas incorporaciones. Supone un trámite tedioso y necesario, aunque una vez superado, descubrir a cada uno de los Bergson es una delicia. Buen ejemplo son los hábiles puños inspirados en la clase del monje con Mark. Destrozan a los enemigos en una combinación de golpes en los que hay que mantener el ritmo para acumular la rabia; o el primo Joey y su poderoso martillo. Lento como ninguno, pero una vez se empieza a blandir, supone la ruina de aquél que esté a su alcance.
Children of Morta, luchando contra la corrupción
Lo sorprendente de Children of Morta es que aunque su relato de fantasía clásica y genérica no suponga más que la enésima revisión del típico mal que se cierne sobre una tranquilas gentes, hay algo único en la forma de contarse y en las relaciones entre los familiares. Desde una perspectiva cenital de toda la casa de los Bergson, vivimos escenas que nos explican las motivaciones y pasados de los personajes con una pluma bastante atractiva y bien elaborada. El resultado se hace notar rápidamente, porque si algo molesta en la estructura de un rogue-lite es todo aquello que no esté intrínsecamente relacionado con el combate. Y en Children of Morta su historia acompaña bien y sin incordiar.
Ayuda y mucho un conseguido apartado visual. El pixel art sigue demostrando cada año la calidad que es capaz de ofrecer y aunque quizá ya hemos visto otros que superan a lo que consigue aquí Children of Morta en diseño o animaciones, el trabajo en líneas generales, sobre todo en los escenarios, sigue impactando. Más aún cuando el juego regala algunas panorámicas en los escenarios o pequeñas escenas de cuidada elaboración. Eso sí, jugablemente, las animaciones están perfectamente ejecutadas para que sintamos la respuesta necesaria a los mandos de nuestras acciones, y la música acompaña quizá sin pretender destacar demasiado, pero sin desentonar nunca.
Volvamos al árbol de habilidades, porque creo que el truco de Children of Morta reside aquí. El juego no solo quiere que pruebes a todas las clases y elegir una, sino que te alienta a que varíes lo máximo posible. Cuando conseguimos puntos de habilidad, subimos una serie de habilidades activas que utilizar y potenciar en la batalla, mientras que cuando ascendemos de categoría, también se activan otras pasivas en común para todos los miembros de la familia. Con esta gran idea, se antoja más necesario que nunca ir mejorando el nivel de los Bergson con el fin de que se beneficien de las habilidades que cada uno comparte con el grupo. Dentro de las mazmorras, además, habrá objetos y habilidades especiales que sólo estarán disponibles durante esa exploración, y que bien conjuntadas y acumuladas, resultan devastadoras. Hay suficientes como para que no las veas demasiado repetidas y muchas de ellas son exclusivas del familiar.
Se nota que el estudio conoce bien el género, sus fortalezas y debilidades
Con estos aspectos, Children of Morta sería ya un buen rogue-lite. Sin embargo, posee además un combate muy adictivo. Creo que es una mezcla de lo perfilado que está su control y su respuesta ante las oleadas de enemigos. Puedes machacar el botón, como cualquier action RPG, pero también atacar con precisión con el segundo stick. Y es en este momento en el que el combate fluye mucho más. Con las clases a larga distancia es prácticamente obligatorio, claro está, pero es que en las de corto alcance funciona realmente bien. El juego es capaz de crear una verdadera armonía cuando, por ejemplo, ves las veloces cuchillas del joven Kevin atravesar cada vez más rápido a los enemigos dirigidas con el stick derecho, mientras con el izquierdo vas retrasando tu posición para mantenerse fuera del alcance de los enemigos. Descubrir la forma más eficiente de jugar con todos los miembros de la familia, o al menos encontrar la tuya propia, es otro de los placeres de la obra de Dead Mage.
Las tres grandes mazmorras y sus respectivas áreas, así como algunas sorpresas que encontramos en el camino nos dejan muy buenas sensaciones, pero es muy difícil de evitar ese halo de repetición a medida que las partidas se van acumulando y te vas acostumbrando a los sistemas del juego y clases de personaje. A partir de la segunda gran mazmorra, las sorpresas van siendo menores y las habilidades menos definitorias. Los enemigos finales y sus diferentes patrones o los secretos que ocultan los niveles, unido al hecho de que cada visita a las mazmorras es única, logran lidiar bien con esta sensación, pero no desaparece del todo. Aun así, maneja mejor el ritmo que otros juegos del género y creo que es debido al gran sacrificio que hace con respecto a la rejugabilidad. Cualquier otro habría animado al jugador a repetir la aventura seis veces, una por cada protagonista, para que no se le acuse de falta de rejugabilidad. Pero Children of Morta sacrifica esto. Prefiere que tengas una primera partida verdaderamente única y completa. Una, además, que puedes enriquecer con el añadido de un segundo jugador en modo local y con el reto bien equilibrado. Todo esto solo puede ser producto de un estudio que conoce bien el género, que sabe de sus fortalezas y debilidades y cómo contrarrestarlas. Como hacen también los propios Bergson, porque precisamente eso es lo que significa ser una familia.
Children of Morta es un gran rogue-lite porque logra mantener un muy buen ritmo durante toda la aventura. Es una delicia poder manejar en una misma partida a las seis clases de personajes que forman, entre otros, la familia Bergson. Cada una con sus propios medios para la lucha y sus habilidades únicas, mientras crean otras que comparten entre sí. La progresión y el ritmo son magníficos y aunque no desaparece esa sensación de repetición que puede acarrear hasta los mejores exponentes del género, sabe crear los suficientes aditivos para incitarte a seguir adelante, con la suficiente variedad de mecánicas y desafíos.
- Un gran sistema de progresión para controlar a los seis personajes
- Combates intensos, divertidos y equilibrados
- Una gran ambientación y estética cuidada
- El juego consigue que podamos jugar con todas las clases en una misma partida
- Cuando desbloqueas un nuevo personaje, hay que jugar unas cuantas partidas con él vacías hasta subirlo de nivel
- Puede resultar algo repetitivo en niveles avanzados, cuando te familiarizas con sus habilidades y sistema de progresión.
