Señala con tu dedo acusador a los criminales más… más… raros del mundo y mándalos directos a la silla eléctrica en Fingered. Un original y divertido juego de policías obra del creador de Super Meat Boy y The Binding of Isaac, que en esta ocasión nos propone identificar delincuentes usando únicamente las declaraciones de unos testigos que no siempre son de gran ayuda.
¡Tú eres el culpable! ¡No! Espera, ¡tú lo eres! O ¿puede que lo sea ese tipo tan raro que lleva una cacerola por sombrero? Tú dirás, querido lector, quién crees que debe morir en la silla eléctrica de Fingered, la última obra del siempre original Edmund McMillen, autor de Super Meat Boy y The Binding of Isaac, que en esta ocasión nos sorprende con una suerte de "simulador policial", entiéndanse las comillas, centrado en su totalidad en la identificación de sospechosos. No hay investigación, ni búsqueda de pistas en la escena del crimen, ni tiroteos… ni nada de nada que no sea escuchar al testigo y dar con el culpable del delito en la propia comisaría. Lo que suena más fácil de lo que es en realidad; y también más divertido de lo que pudiera parecer.
Primero por la gran cantidad de presuntos delincuentes que pasearán por delante de nuestros ojos, a cada cual más estrafalario y con peor pinta. Pero también por la propia condición humana de los testigos, que por un motivo u otro no siempre nos brindarán datos certeros, llevándonos a cometer una locura como es acabar con la vida de un inocente. Personas racistas, indecisas, mentirosas por naturaleza… ¿quién dijo que el trabajo de un detective era fácil? Analiza bien las pistas, agudiza tus dotes deductivas y guarda bien tu dedo acusador, no vaya a ser que erres en el disparo.
¡Culpable!
Uno tras otros, sin descanso, Fingered nos propone resolver por la vía rápida 21 casos generados siempre de manera aleatoria para que nunca sea fácil dar con el autor de los crímenes, atendiendo exclusivamente a las declaraciones de los testigos con los que nos toparemos. Estos, que sí repiten en cuanto apariencia física y condicionantes personales -racistas, despistados, etc.-, tan solo tendrán cuatro pistas que ofrecernos, que irán desde las certezas absolutas, es decir, declaraciones verdaderas, a otras más ambiguas que nos complicarán la vida en extremo ya sea porque no recuerdan bien lo que vieron, o porque su forma de ser les impide hablar bien de ciertos individuos.
Este es un aspecto que nos ha encantado, pues dota al juego de un toque realista que jamás habríamos imaginado. ¿Hasta qué punto influye el racismo de un testigo a la hora de acusar con sus declaraciones a un sospechoso? ¿Nos fiamos de alguien que dice ser por naturaleza un mentiroso compulsivo? O mejor aún, ¿de qué modo tratamos a alguien que todo lo ve siempre de manera negativa? Por extraño que parezca, Fingered tiene una gran capacidad para sorprendernos con casos realmente peliagudos que en algunos puntos tendremos que resolver a toda prisa si no queremos pifiarla.
Desgraciadamente lo nuevo de Edmund McMillen también tiene un par de puntos negros que enturbian el resultado final, con especial mención a la extrema ambigüedad de algunas declaraciones de los testigos, que hacen muy difícil dar con la respuesta adecuada; y no por los motivos personales de los que hablábamos anteriormente, que insistimos nos parecen acertadísimos. Más bien nos referimos a esas pistas tan, en la mayoría de casos, inservibles como describir a los sospechosos como "feos" o "raros", cuando todos son grotescamente feos y estrafalarios a un nivel colosal.
¿A quién se refiere? ¿Quién es más feo de todos? ¿Cuál de ellos parece menos "freak"?, son algunas de las preguntas que os haréis durante la partida. Y obviamente, ahí tenéis el resto de pistas para dar con la respuesta correcta. Pero claro. Cuando dos o tres de las declaraciones hacen alusión a estos detalles personales, la cosa se pone fea de verdad. Además, estando como está en inglés, algunas expresiones son difíciles de seguir si no se posee un buen nivel en el idioma.
La otra gran pega de Fingered tiene que ver con la propia naturaleza simplona de la obra. Es divertido, engancha por la rapidez con la que se desarrollan las partidas, y podemos pasarnos un par de horas tratando de desbloquear todos sus logros, que no son pocos. Pero es también un título propenso a tornarse repetitivo con demasiada rapidez. Siempre es lo mismo. No hay variaciones en la fórmula de juego. Así que dependiendo de la persona, habrá quienes se cansen antes que otros de este videojuego que no es nada fácil de completar con éxito, ya que al condenar a dos inocentes nos tocará volver a empezar desde cero.
Visualmente hablando, mantiene la línea de lo visto en otros proyectos de Edmund McMillen, con un diseño de personajes tan estrafalario con el que es difícil no reírse. El problema es que los personajes son tan raros y ambiguos en algunos detalles (¿son totalmente calvos? ¿Este tipo es viejo o solo se conserva mal?) que de algún modo esto termina afectando a la propia jugabilidad. Musicalmente hablando, eso sí, el juego tiene un toque detectivesco que nos ha gustado mucho. También los sonidos de los sospechosos, especialmente cuando son ejecutados -qué mal suena esto-, están a un buen nivel; sin olvidarnos tampoco de esos recortes de periódico tan divertidos con los que se resumirá nuestra jornada laboral.
Nunca es fácil ponerle nota a un videojuego, y menos cuando hablamos de una obra tan personal y particular como Fingered. Ante todo, que quede claro, estamos ante un título original y divertido que sabe sacar provecho de una idea tan aparentemente simple como es la de señalar con el dedo al culpable de un delito. Pero es también esta extremada sencillez la que no lo hace apto para todos los públicos. Algunos disfrutarán durante varias horas de su propuesta, mientras que otros se cansarán a los pocos minutos. Así que al final todo depende de vosotros. ¿Os gusta lo que leéis? Ni lo dudéis. Por menos de dos euros es una obra recomendable. ¿Qué no? ¡Pues tampoco pasa nada!
- Hay una gran variedad de presuntos delincuentes a los que acusar
- Es una idea muy simple pero a la vez divertida y con gancho
- El diseño artístico, muy en la línea de las obras del autor
- Algunas de las pistas son demasiado ambiguas, poco claras
- No siempre es fácil discernir qué es "raro" cuando todos los detenidos lo son
- Aunque engancha, es un juego que se vuelve repetitivo muy pronto
- Si no te defiendes con el inglés te será muy difícil disfrutar del juego
