Análisis de Rise of the Argonauts

Análisis de Rise of the Argonauts
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Con muchísima expectación recibíamos Rise of the Argonauts: Por su condición ambiciosa y atípica, y por suponer el último gran lanzamiento de 2008. El resultado, sin embargo, está lejos de las expectativas; resultando un título demasiado pobre en lo jugable y en lo tecnológico como para poder tenerlo seriamente en cuenta.

Visto desde la lejanía Rise of the Argonauts tenía muchos mimbres para convertirse en un título, cuanto menos, interesante. Ambientación extraordinaria y novedosa, reciclaje de grandes relatos de la mitología griega, aparentemente hábil mezcla de géneros… Su presentación en el E3 del 2007 nos dejó sensaciones positivas, y así lo dejamos claro con nuestras impresiones desde el evento; aunque todo ello parece haberse diluido en el momento más importante de la carrera de un videojuego, el de su lanzamiento.

Sabíamos también que de sus responsables se podía esperar lo mejor y lo peor, puesto que Liquid Entertainment ha pergeñado juegos tan dispares como los notables Battle Realms y Dragonshard, y al mismo tiempo los lamentables The Lord of the Rings: War of the Ring o Mujeres Desesperadas: El Videojuego.

Las algo más de 10 horas de campaña de Rise of the Argonauts dividen su tiempo a partes iguales entre diálogos y combate. El videojuego es una atípica mezcla entre Hack and Slash, RPG y exploración.
Las algo más de 10 horas de campaña de Rise of the Argonauts dividen su tiempo a partes iguales entre diálogos y combate. El videojuego es una atípica mezcla entre Hack and Slash, RPG y exploración.

Así pues nada podía sorprendernos de la puesta a la venta de Rise of the Argonauts, puesto que tan pronto podía convertirse en uno de los juegos del año como en una soberana pérdida de tiempo. Lamentablemente el videojuego fija su posición entre dos tierras, quedando sumido en la mediocridad. El último título de Liquid Entertainment es aburrido y torpe, y sólo se salva del descalabro más absoluto debido a algunas propuestas medianamente interesantes que por desgracia no acaban de explotar en ningún momento.

Mucho Hablar y poco Matar Hacen de Jasón un Niño Aburrido, Mucho Hablar y poco Matar…
En Rise of the Argonauts encarnaremos al mítico Jasón y a sus Argonautas en su no menos clásico viaje en busca del Vellocino de Oro. El objetivo es encontrarlo para revivir a su esposa, asesinada al inicio del videojuego por una misteriosa organización de peligrosas intenciones. Encontraremos a lo largo de la aventura a toda clase de criaturas mitológicas como Titanes o Centauros, y estaremos acompañados de todos los personajes clásicos del relato como Pólux, Castor, Orfeo, Hércules, Teseo, etcétera.

No profundizaremos demasiado en el argumento puesto que quienes conozcan el mito griego del hijo de Esón y Alcímeda sabrán de sobra su historia, y quienes no hayan tenido oportunidad de leerla disfrutarán más del videojuego sin saber cómo se desarrolla. Pero si que hay que dejar claro que la historia y su desarrollo es, precisamente, uno de los mayores problemas del título que nos ocupa.

Está claro que el material de base es inmejorable, pero la ejecución no resulta satisfactoria. Hay una cantidad de diálogo ingente, y pese a que se desarrolla en un acertado estilo deudor de Mass Effect, lo cierto es que la cantidad de conversaciones sigue resultando abrumadora, y no hace otra cosa que minar el ya de por si escaso sentido del ritmo del título.

Recorrer diferentes escenarios es una de las claves de Rise of the Argonauts. En muchas ocasiones deberemos buscar algo o alguien con escasas indicaciones. La conversación con diferentes personajes será la clave para obtener pistas.
Recorrer diferentes escenarios es una de las claves de Rise of the Argonauts. En muchas ocasiones deberemos buscar algo o alguien con escasas indicaciones. La conversación con diferentes personajes será la clave para obtener pistas.

Lo que decimos por boca de Jasón, por lo tanto, se nos presenta en ramas de diálogo en las que sólo determinaremos, por ejemplo, el estado de ánimo del protagonista para sus respuestas, al igual que en el videojuego de BioWare. No obstante el efecto que hacía fluir las charlas en el título del 2007 era la sensación real de estar avanzando, y siendo nosotros mismos quienes escogemos el camino. Sin embargo en Rise of the Argonauts el efecto es totalmente opuesto, y es que lo que se transmite es que digamos lo que digamos nuestro posicionamiento y camino permanece ciertamente inalterable, recorriendo cadenas de diálogos ciertamente lineales y con pocas posibilidades.

De ser éste un Hack and Slash al uso no pondríamos demasiados peros a este valiente, aunque torpe, planteamiento conversacional. Pero el videojuego de Liquid Entertainment pone combate y diálogos casi a la misma altura, y el tiempo que pasaremos hablando y el tiempo que pasaremos matando son prácticamente idénticos. Este factor resulta decisivo a la hora de quebrar un ritmo que el título tampoco consigue levantar en exceso con unos combates que resultan correctos pero discretos.

Combate a Muerte en la Cólquida
Poco que alegar contra la distribución de controles, la respuesta y el manejo de Jasón en los enfrentamientos que llevaremos a cabo a lo largo de Rise of the Argonauts. Todo resulta rápido y ágil, y podemos tan rápido cambiar de armas como utilizar ítems de curación o usar el escudo.

El problema de todo el apartado se deriva de dos aspectos fundamentales, en primer lugar el videojuego es demasiado sencillo y en segundo hay pocos incentivos para no convertirlo en un machacabotones de lo más soporífero.

Uno de los mayores problemas de Rise of the Argonauts en el combate es su escasa dificultad. El sistema que el videojuego emplea para regenerar la energía de Jasón es muy generoso.
Uno de los mayores problemas de Rise of the Argonauts en el combate es su escasa dificultad. El sistema que el videojuego emplea para regenerar la energía de Jasón es muy generoso.

Con los botones izquierdo y superior del pad –opción más que recomendable también en la versión de Pc por su ágil distribución de acciones- llevamos a cabo los diferentes ataques, y será el aporreo sistemático de estos dos controles los que nos llevarán a vencer la mayoría de enfrentamientos. No hay demasiadas técnicas que requieran los rivales para ser derribados, y es que aparte de repetitivos en términos de diseño también lo son en patrones de IA, con lo cual la profundidad y el desafío son aspectos que brillan por su ausencia.

A pesar de lo que pudiera deducirse de la mecánica de progresión del personaje, ésta no facilita el que creemos un estilo de combate propio. Hay pocas alternativas y todas giran fundamentalmente entorno a los mismos patrones.
A pesar de lo que pudiera deducirse de la mecánica de progresión del personaje, ésta no facilita el que creemos un estilo de combate propio. Hay pocas alternativas y todas giran fundamentalmente entorno a los mismos patrones.

La parte que sí nos ha gustado hace referencia a la progresión del personaje, y nos ha parecido profunda e inteligente. Rise of the Argonauts abandona los patrones clásicos del rol, y propone una mejora del héroe basada en el cumplimiento de ciertos objetivos para la batalla. Así avanzaremos a través de escalas que exigen matar un determinado número de enemigos, o llevar a cabo un número concreto de bloqueos o de usos de magia, etcétera. Todo esto revertirá en listas de poderes destinadas a diferentes dioses –Ares, Apolo, Atenea o Hermes- y mediante los cuáles obtendremos puntos de favor de estas deidades, puntos que dedicaremos a adquirir nuevas habilidades o a mejorar la salud o el daño entre otras cosas.

El hecho de progresar como guerrero, el de añadir nuevas y más poderosas armas al arsenal y el de contar con dos guerreros que luchen a nuestro lado, son matices para un grueso jugable que es algo deficiente en este campo. De nada sirven todos estos factores si el núcleo del combate es aburrido, y sobre todo si pasamos más tiempo dando vueltas y buscando lugares en escenarios vacíos con severos problemas de orientación. Todo esto resulta aún peor si tenemos en cuenta la cantidad de diálogos espesos y aburridos que no parecen llevar a ninguna parte.

Problemas Tecnológicos
En lo visual y sonoro tampoco es Rise of the Argonauts un título que abandone la mediocridad del resto de sus apartados. El mayor de los problemas hace referencia a su caprichosa tasa de imágenes por segundo, que es igual de irregular y de baja en las tres plataformas en las que se ha puesto a la venta el videojuego.

No hay demasiados motivos para pensar en un frame rate tan incómodo, puesto que el videojuego realiza abundantes y dilatadas cargas en los momentos más insospechados. Esto debería ser más que suficiente para mover el videojuego con soltura, especialmente si tenemos en cuenta que su apartado gráfico no es precisamente brillante.

Rise of the Argonauts confunde la inmersión de un interfaz reducido con un HUD directamente pobre como es el caso. Éste es tan escaso que echaremos en falta en muchas ocasiones un indicador que nos diga hacia dónde seguir.
Rise of the Argonauts confunde la inmersión de un interfaz reducido con un HUD directamente pobre como es el caso. Éste es tan escaso que echaremos en falta en muchas ocasiones un indicador que nos diga hacia dónde seguir.

A nivel artístico el videojuego si parece muy cuidado. Se podrá estar de acuerdo o no con la dirección tomada y con el estilo de los diseños, pero hay que reconocerle al título su intención de aportar algo fresco y detallado en este sentido. Los problemas acaban reduciéndose, por lo tanto, al nivel técnico, donde el videojuego exhibe unas texturas muy poco detalladas, unas animaciones poco trabajadas y una cámara bastante temperamental, por utilizar un eufemismo no demasiado destructivo.

Hemos insistido mucho en lo soporíferos que resultan algunos tramos de diálogo, y si bien tienen problemas con su tempo y con su adaptación al resto de facetas del videojuego, lo cierto es que tampoco escapan a una resolución torpe en términos visuales. En primer lugar por la escasa expresividad facial de los personajes, que hace de los diálogos un mero plano contra plano de varios personajes con inquebrantable “cara de palo”; en segundo lugar porque los mencionados tiempos de carga en ocasiones casi parecen interrumpir la conversación en momentos realmente desconcertantes.

A pesar de que en lo gráfico contamos con buenos diseños para personajes y escenarios, el descuidado aspecto más puramente tecnológico acaba echando a perder el conjunto.
A pesar de que en lo gráfico contamos con buenos diseños para personajes y escenarios, el descuidado aspecto más puramente tecnológico acaba echando a perder el conjunto.

En lo sonoro idénticos problemas de acabado que en la práctica totalidad del videojuego. El trabajo de doblaje a nuestro idioma no es en absoluto malo, con un nivel irregular en las diferentes voces pero con una terminación más que digna, lamentablemente hay problemas en la normalización de los volúmenes del sonido, y también algunos efectos ciertamente pobres que echan a perder el conjunto. La banda sonora sí presenta un nivel de inspiración y trabajo más serio que el resto de aspectos del sonido, aunque no sirve para levantar en demasía la calificación general del apartado.

Mediocre

Sin sello

Rise of the Argonauts

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Rise of the Argonauts innova en la dirección equivocada. A pesar de que la historia y el contexto mítico resultan aspectos interesantes, lo cierto es que las repetitivas mecánicas jugables y las abundantes deficiencias técnicas hacen del videojuego una experiencia aburrida y monocorde de la que se esperaba mucho más.

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