Análisis de StarCraft 2 Wings of Liberty

Análisis de StarCraft 2 Wings of Liberty
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Hemos esperado más de una década para volver a sumergirnos en el universo StarCraft, pero la espera ha merecido la pena. La obra de Blizzard regresa para recuperar el trono de los juegos de estrategia en tiempo real.

Cuando después de más de diez años la vigencia de un juego sigue en pie, sin duda, nos encontramos ante todo un clásico. El mítico Ultima Online es un claro ejemplo de ello, como también lo es el fantástico StarCraft y su expansión. Este título de estrategia en tiempo real desarrollado por Blizzard cautivó a millones de usuarios en todo el mundo por su genial modo historia, por incluir tres facciones en liza completamente distintas entre sí pero tremendamente equilibradas y, sobre todo, por su vertiente multijugador que hasta el día de hoy se ha mantenido con vida. A partir de ahora ese derecho se lo empieza a ganar su secuela, muy continuista en prácticamente todos sus apartados, aunque igual de divertida y adictiva que siempre. Así pues, prepárate, porque la guerra por el control del universo no ha hecho más que empezar.

Las batallas sin cuartel regresan más espectaculares que nunca. Muy tradicional a nivel jugable, pero tan divertido como siempre.
Las batallas sin cuartel regresan más espectaculares que nunca. Muy tradicional a nivel jugable, pero tan divertido como siempre.

La hora de los Terran
Dejando a un lado la polémica decisión de dividir esta secuela en tres títulos distintos protagonizados por las tres razas ya conocidas –Terran, Zergs y Protoss-, la sensación que transmite Wings of Liberty desde el primer instante es la de estar ante algo grande. Sí, el juego se comporta de una forma prácticamente idéntica a la del StarCraft original y en ningún momento presenta opciones que rompan moldes dentro de lo visto en el género; y aún a pesar de ello, StarCraft II es grande, muy grande. Y lo es porque es capaz de sumergirte por completo en su universo, te hace partícipe de las desgracias de ese grupo de soldados Terran dispuestos a morir por la libertad, enfrentándose al tiránico emperador que gobierna su mundo, a los Zerg y a los Protoss.

Si hablamos del modo campaña, esta nueva obra de Blizzard nos ha sorprendido muy gratamente. Era sin duda el apartado del que menos información teníamos hasta la fecha, y tal vez por ello la sorpresa ha sido todavía mayor. Lo decimos porque por un lado, las misiones nos han parecido tan divertidas, desafiantes y variadas, que completar la campaña se antoja un reto de lo más satisfactorio; pero a su vez se han incluido novedades que dotan de una mayor profundidad y libertad al desarrollo de la acción.

Las tres facciones vuelven a estar perfectamente equilibradas entre sí pese a ser muy distintas. Los Protoss, por ejemplo, amplían su repertorio de tropas de combate con una serie de unidades con habilidades que sorprenden de verdad.
Las tres facciones vuelven a estar perfectamente equilibradas entre sí pese a ser muy distintas. Los Protoss, por ejemplo, amplían su repertorio de tropas de combate con una serie de unidades con habilidades que sorprenden de verdad.

En líneas generales, el juego se mantiene muy fiel al original, o sea, que de nuevo estamos ante un título en el que debemos conjugar a la perfección la recolección de recursos –minerales y gas- para costear un ejército poderoso construyendo previamente diversas estructuras de investigación, defensivas, etc., e investigando nuevas tecnologías con las que dotar de mayores opciones a nuestras tropas –más daño, mejor índice defensivo, nuevos movimientos…-. Lo que lo hace especial es el no presentar simples escenarios de combate en los que vencer a los enemigos haciendo uso cada vez de nuevas unidades como si de una simple pantalla de Escaramuza se tratara.

En Wings of Liberty vamos a tener que aguantar durante X minutos en una posición fija del escenario mientras oleadas y oleadas de enemigos nos asedian –gran tributo al original-, o enfrentarnos a enemigos únicos como si jefes de final de fase se trataran. Del mismo modo, habrá situaciones especiales que nos harán adaptar toda nuestra acción a ellas, como por ejemplo puedan ser inclemencias medioambientales –la lava puede jugarnos malas pasadas-, o nuevas tecnologías a las que enfrentarnos o aprovechar, para superar los obstáculos que se nos presentarán. Al final, cada planeta en el que aterrizaremos supondrá nuevos desafíos que nos harán probar estrategias distintas, logrando así que nunca tengamos la sensación de estar una y otra vez haciendo lo mismo.

La inteligencia artificial de los rivales también se ha renovado por completo. Y es que nuestros enemigos no se lanzan a lo loco a por nosotros; ahora, nos espían, buscan atacar en los puntos clave de nuestra fortaleza y usan tácticas implacables.
La inteligencia artificial de los rivales también se ha renovado por completo. Y es que nuestros enemigos no se lanzan a lo loco a por nosotros; ahora, nos espían, buscan atacar en los puntos clave de nuestra fortaleza y usan tácticas implacables.

Planifiación, mejoras y fuerzas terrenales
La novedad más importante en este punto la encontramos en las secuencias intermedias entre misiones. En éstas, como si de una aventura gráfica se tratara, tendremos ocasión de conocer nuevos detalles acerca del universo StarCraft haciendo click sobre distintos elementos del escenario en el que nos movamos, e incluso mejorar el árbol tecnológico de nuestro ejército.

De este modo, en el puente de la nave de combate Hyperion, podremos dialogar con los distintos personajes presentes mientras ampliamos nuestros conocimientos sobre el mundo por el que nos movemos viendo las noticias –un buen recurso narrativo, por cierto-. En la parte inferior de la pantalla tendremos el acceso directo al resto de salas de la nave: un arsenal en el que podremos investigar nuevas tecnologías militares, un taller, un completo laboratorio que ampliará nuestros recursos a la hora de afrontar las partidas sobre las superficies planetarias, y una interesantísima cantina en la que contratar los servicios de unidades especiales conocidas como mercenarios, que nos permitirán conseguir un plus de calidad para nuestro ejército.

Todas estas mejoras las iremos adquiriendo invirtiendo el dinero que obtendremos al superar las misiones y los diversos objetivos adicionales que las componen –objetivos que aumentan considerablemente la rejugabilidad del título-. Pero es importante reseñar también la inclusión de artefactos alienígenas ocultos en diversos planetas que debemos recoger para obtener mejoras derivadas de la raza a la que pertenezcan. De este modo, podemos obtener mejoras propias de los Protoss y los Zerg aplicadas a la tecnología Terran, logrando así resultados francamente interesantes. Y lo mejor es que muchas de estas actualizaciones son excluyentes entre sí, por lo que debemos decidir por qué apostamos y, a partir de ahí, desarrollar nuestras acciones en base a esa tecnología.

Las misiones en solitario destacan por ser muy variadas entre sí y no limitarse a enfrentar a los distintos ejércitos en una sucesión de batallas sin fin. Los peligros se pueden presentar de mil y una formas distintas.
Las misiones en solitario destacan por ser muy variadas entre sí y no limitarse a enfrentar a los distintos ejércitos en una sucesión de batallas sin fin. Los peligros se pueden presentar de mil y una formas distintas.

La opción de escoger qué misión afrontar en cada momento y la amplia variedad de objetivos adicionales con los que nos encontraremos, terminan por dar vida a una Campaña sólida a la que se le pueden poner muy pocas pegas. Y es que por muy tradicional que sea, no deja de ser una experiencia inolvidable que nos hará disfrutar de lo lindo repartiendo estopa a diestro y siniestro. A esto ayuda mucho la fantástica historia que se nos narra. Ambientado cuatro años después de lo acontecido en el original y su expansión, en Wings of Liberty tomaremos el control de James Raynor y su grupo de rebeldes Terran, que continúan en su particular cruzada por vengar lo ocurrido en StarCraft y derrocar al tirano Arcturus Mengsk.

Poco a poco, la historia irá entremezclando líneas argumentales vistas en el original –sobre todo aquello relacionado con Kerrigan-, con nuevas tramas que logran transportarnos por completo al conflictivo universo StarCraft. Además, el hecho de centrar todo el peso argumental en una de las tres razas permite a los desarrolladores explorar a conciencia su mundo, si bien es cierto hay alguna que otra misión de relleno –a nivel argumental- que hacen que la historia avance muy poco a poco.

Entre misiones, tendremos ocasión de ampliar nuestros conocimientos sobre el universo StarCraft recorriendo las salas de una gran nave de combate en la que también podremos adquirir mejoras para nuestro ejército.
Entre misiones, tendremos ocasión de ampliar nuestros conocimientos sobre el universo StarCraft recorriendo las salas de una gran nave de combate en la que también podremos adquirir mejoras para nuestro ejército.

Las opciones de juego en solitario se complementan con una serie de retos adicionales que nos van a permitir pulir nuestra técnica en enfrentamientos realmente duros. Asimismo, la inclusión de un sistema de logros permite que las horas de juego se amplíen considerablemente, sobre todo porque éstos buscan desafíos bastante complicados en algunos casos: superar misiones en un tiempo concreto en la máxima dificultad, evitar que mueran nuestras tropas en enfrentamientos especiales, etc. Eso sin contar con los extras en forma de minijuegos y guiños ocultos que Blizzard ha repartido por todo el juego.

Guerra masiva: estrategia multijugador
La misma esencia pero un alma distinta. Jugablemente el multijugador de StarCraft II se comporta igual que el del original, pero con las suficientes diferencias a nivel jugable como para impedir que las tradicionales tácticas de antaño surtan efecto ahora. Por supuesto, las nuevas unidades y la tecnología incluidas en cada facción nos obligan a realizar un completo proceso de aprendizaje, algo lógico si tenemos en cuenta que cada ejército es tan distinto entre sí que no podemos pretender jugar de la misma forma con los Zerg que con los Terran.

La calidad de las secuencias cinemáticas y lo interesante del argumento del juego logran que completar la Campaña sea un desafío apasionante.
La calidad de las secuencias cinemáticas y lo interesante del argumento del juego logran que completar la Campaña sea un desafío apasionante.

En esta modalidad de juego se han descartado algunas de las unidades que sí aparecen en la Campaña, algo comprensible en algunos casos, aunque más cuestionable en otros (es el caso de los Murciélagos de Fuego).

Ésta es también la oportunidad de tener una primera toma de contacto con los Zerg y los Protoss, que quedan fuera del modo Campaña como indicábamos al inicio del artículo. En ambas facciones se han realizado también interesantes cambios con la inclusión y desaparición de diversas unidades, manteniendo, eso sí, el perfecto equilibrio entre los tres bandos. Es cierto que hay algunos cambios que no gustarán a todos los usuarios como la pérdida de los Merodeadores en el bando de los Zerg, pero al final entendemos que el resultado obtenido es más que bueno, y la satisfacción de ver ganar a nuestro ejército por méritos propios y no por fortuna o por desequilibrios es increíble.

La renovación del sistema Battle.net también trae consigo interesantes mejoras destinadas a crear una auténtica comunidad de usuarios. Las opciones son las típicas, pero su integración con el juego nos parece perfecta. Así, podemos crear listas de amigos (se puede usar Facebook para exportar listas de amigos) con los que disputar partidas rápidas en modo cooperativo o competitivo (de hasta 4 contra 4), o apostar por las fantásticas ligas clasificatorias. Aquí, disfrutaremos de batallas contra usuarios de niveles similares al nuestro (el sistema ya se encarga de buscarlos), para competir por una serie de puntos que luego quedarán reflejados en nuestro perfil.

Un sistema de logros marcará nuestros éxitos en las partidas. Ésta es una forma fantástica de ampliar las horas de juego de una forma amena. Y es que ¿quién no quiere fardar ante los amigos de tener todos los trofeos y logros disponibles?
Un sistema de logros marcará nuestros éxitos en las partidas. Ésta es una forma fantástica de ampliar las horas de juego de una forma amena. Y es que ¿quién no quiere fardar ante los amigos de tener todos los trofeos y logros disponibles?

Los trofeos y logros obtenidos durante nuestras andadas por Wings of Liberty también quedarán registrados, así como partidas que luego podremos ver en solitario o junto a otros usuarios para analizar qué hicimos mal o fardar de estrategias infalibles (las estadísticas que se nos van presentando son realmente detalladas).

Por último hay que recordar que ahora resultará obligatorio estar conectado a Internet para disfrutar del multijugador, que se usa una ID Real para evitar los abusos de usuarios anónimos, y que se ha descartado la opción del juego LAN, lo que nos parece un paso atrás por mucho que se intente combatir contra la piratería. El chat por voz también falla más de lo que nos gustaría, al menos en nuestros equipos de pruebas.

La calidad gráfica del juego resulta sobresaliente, destacando la variedad de entornos por los que combatiremos. La opción de acercar el zoom nos permite apreciar con más detalles el gran trabajo realizado por Blizzard.
La calidad gráfica del juego resulta sobresaliente, destacando la variedad de entornos por los que combatiremos. La opción de acercar el zoom nos permite apreciar con más detalles el gran trabajo realizado por Blizzard.

Espectacular y editable
Tal vez StarCraft II no entre por los ojos a nivel técnico en lo que respecta a efectos gráficos, modelado de las unidades y estructuras, o el nivel de detalle de los entornos; más que por estos aspectos, Wings of Liberty destaca por la genial calidad que atesora a nivel artístico. Tanto el diseño del mundo por el que nos movemos como las tropas que pululan por el mismo mantienen un nivel de cohesión tan grande, que sumergirse en él resulta tremendamente fácil. Por supuesto, los efectos como las explosiones, los rayos de luz, las vomiteras de los zerg o las bolas de energía Protoss son vistosos y muy atractivos, pero sin duda nos quedamos con su tremendo diseño artístico. En este sentido, las secuencias de vídeo generadas por el propio motor del juego son sorprendentemente buenas y dignas de las mejores películas de ciencia ficción, lo que ya no nos extraña dada la trayectoria de Blizzard.

El juego además resulta muy asequible en lo que respecta a los requisitos mínimos del sistema, funcionando en un amplísimo espectro de equipos con una fluidez que asusta. Sí, seguramente habrá juegos que a nivel técnico sean más espectaculares y brutos que StarCraft II, pero dudamos que haya muchos tan bien optimizados como éste. Además, para rizar el rizo, el juego cuenta con un acompañamiento musical a la altura de lo esperado y con un doblaje al castellano y localización de todos los textos aparecidos en pantalla, de lujo.

La vida social de más de uno va a sufrir una barbaridad por culpa de StarCraft II y la renovada plataforma de juego en línea Battle.net. Y es que los duelos a muerte han regresado por todo lo con el mutlijugador de Wings of Liberty.
La vida social de más de uno va a sufrir una barbaridad por culpa de StarCraft II y la renovada plataforma de juego en línea Battle.net. Y es que los duelos a muerte han regresado por todo lo con el mutlijugador de Wings of Liberty.

El editor de escenarios cierra este apartado con un sobresaliente, pues como ya ocurriera con el original, dar vida a niveles de órdago dignos de los mejores diseñadores es toda una realidad gracias a las completísimas herramientas que Blizzard ofrece. Es cierto que a nivel de interfaz de usuario éste puede ser algo duro, pero está claro que cualquiera que le eche horas podrá sacar oro del editor de niveles.

Imprescindible

Obra maestra

StarCraft 2

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Superar a todo un clásico es una tarea muy pero que muy difícil. Sin dar rodeos: Blizzard lo ha hecho. Y es que Wings of Liberty mantiene intacto el espíritu y el encanto que encumbraron a StarCraft a lo más alto volviendo a convertirse de nuevo, 12 años después, en uno de los principales referentes del género. Tradicional a más no poder, las batallas que presenta, el impresionante apartado multijugador con el que cuenta y la apasionante historia que narra, son sólo algunos de los elementos que lo van a mantener en nuestros equipos -y seguro que en el de millones de usuarios más en todo el mundo-, durante muchísimo tiempo. Es cierto que StarCraft II no es perfecto porque tiene sus fallitos, pero qué queréis que os digamos, éstos no son capaces de hacer sombra al aluvión de sensaciones positivas que transmite el juego nada más darle a Iniciar Partida.

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