Los usuarios de Wii por fin pueden tener el poder de los cristales en sus manos gracias a un wiimote y un nunchuk capaces de escribir las nuevas crónicas de un videojuego dentro de la fantástica serie Final Fantasy. Si no conocías aún la franquicia más famosa de Square Enix, puede que este sea el mejor momento de hacerlo.
Las crónicas de los cristales de Final Fantasy siguen escribiéndose en las consolas Nintendo con la sexta entrega de la serie Crystal Chronicles, una colección de videojuegos creada para acercar el fantástico universo RPG de Square Enix a nuevos usuarios.
FFCC: Crystal Bearers llega a Wii este mismo viernes con la firme intención de abrir la famosa franquicia a un espectro diferente de jugadores. Las batallas por turnos, la dificultad prohibitiva y la dureza del rol más puro dejan su lugar a una forma de juego más asequible, llevadera y aventurera, que antepone la acción y la accesibilidad a la tradición de una franquicia transformada en esta ocasión por Toshiyuki Itahana, director y diseñador principal de un producto ambientado en un mundo futuro, miles de años después de los eventos narrados en el último videojuego de la franquicia.
En el papel del joven, valiente pero también engreído Layle, protagonizaremos una aventura de moderada duración (en torno a las 15-20 horas) y una trama firmemente construida, con muchos personajes interesantes que conocer y unas secuencias de introducción de alta frecuencia. Todo con tal de que nos sintamos partícipes de un título donde el argumento se va construyendo a medida que jugamos, desgranando sus grandes virtudes desde el mismo momento en que escoltemos la nave Alexis, un símbolo del nuevo imperio que sirve para darnos un primer aviso sobre la particular estructura de juego de FFCC: Crystal Bearers: "intros", exploración, batallas y minijuegos.
Portadores del cristal
Una de las claves distintivas de la obra es que se abandona el espíritu rolero de la franquicia Final Fantasy. No tenemos niveles de experiencia ni tampoco una progresión del protagonista. Por tanto, podemos concluir que nos encontramos ante una aventura de acción en tercera persona que apuesta claramente por el público casual y esos nuevos usuarios que buscan no un RPG clásico, sino algo mucho más llevadero.
Y así es precisamente cómo ha planteado Square Enix el diseño de FFCC: Crystal Bearers, una obra basada en la exploración, algo de conversación, mucha acción, una ligera presencia de puzles (muy circunstanciales), batallas en tiempo real y, sobre todo, muchos minijuegos que vengan para aderezar un poco la lineal estructuración de un título, por otro lado, encorsetado por un avance demasiado guiado y sin una importante presencia de dificultad.
Las tres ranuras de guardado y los múltiples puntos para salvar partida apoyan aún más la asequibilidad de un videojuego que organiza su manejo alrededor de los imprescindibles wiimote y nunchuk, que van a permitirnos disfrutar de los poderes de un portador del cristal como Layle. Y es que, una vez con los mandos en nuestras manos, tendremos la capacidad de apuntar a la pantalla y mover todo lo que queramos con el poder de la telequinesis. Podremos desempeñar funciones tan dignas de la faceta explorativa (accionar interruptores y alcanzar lugares lejanos) como de la faceta combativa (arrojar objetos contra los enemigos o lanzar por los aires a los propios adversarios).
Acción y reacción ocasional
Dentro del género de la aventura, FFCC: Crystal Bearers no es una obra especialmente innovadora. Sus personajes, aunque interesantes, se corresponden con estereotipos del género, mientras que los minijuegos, a pesar de resultar variados, no responden a un diseño de juego profundo.
No obstante, no todo es negativo. Para la ocasión, Square Enix innova introduciendo un sistema de reacciones entre personajes muy peculiar. Cuando visitemos una determinada región del mundo, los NPC (Non Playable Characters) nos mostrarán su estado de ánimo mediante un globo emergente sobre sus cabezas, el cual dependerá directamente de nuestras acciones. Por ejemplo, si arreglamos el tren en una ciudad, los ciudadanos nos apreciarán. No será algo que tenga consecuencias significativas sobre la jugabilidad, pero aún así no deja de resultar curioso.
Todo lo contrario que el sistema de colisiones, el cual es de vital importancia en las batallas. Los enemigos no sólo podrán atacarse entre sí, sino que -gracias al poder de la telequinesis- somos capaces de lanzar a un rival contra otro. Sin lugar a dudas, una brillante incorporación que no oculta, sin embargo, la deficiente inteligencia artificial con la que se ha programado tanto a los habitantes del videojuego como a sus villanos, y eso sin incluir a la cámara que nos acompañará a lo largo de la obra. Cierto es que la perspectiva se puede reposicionar libremente en cualquier momento, pero debido a la continua intervención que se requiere, acaba por resultar extremadamente incómodo y frustrante.
Un Final Fantasy sólo para Wii
Para intentar dotar al videojuego de algo más de profundidad se añade la oportunidad de fabricar amuletos dentro de los conocidos como Talleres Mogurí. Gracias a ellos, y a cambio de dinero y determinadas materias primas que encontremos en la aventura, podremos mejorar nuestros atributos de ataque, defensa, alcance o suerte, entre otros. En FFCC: Crystal Bearers nuestro personaje no evoluciona, aunque sí su entorno, que supone prácticamente lo mejor de esta exclusiva obra para Wii.
Para la ocasión, Square Enix ha creado un mundo de gran colorido, detalle y resolución. Los paisajes son bellos, profundos y, aunque los enemigos sólo aparezcan cuando estamos cercanos a ellos, la estampa es digna del hardware de la sobremesa de Nintendo, mucho más cuando nos damos cuenta de que suenan de fondo melodías del compositor Hidenori Iwasaki (responsable de la banda sonora de Front Mission) y claras voces en inglés, aunque con subtítulos en castellano.
Y es que esta aventura casual sobre el mundo de los cristales podría haber dado para mucho más si se hubiera añadido un inexistente modo multijugador y, probablemente, más horas de juego a una aventura que aún así resulta una más que recomendable opción para comprobar la fuerza de los cristales. Tenéis razón, la serie Final Fantasy goza de mejores exponentes, pero tal vez no habría que dejar la oportunidad de comprobar cómo Square Enix está intentando buscar nuevos caminos para hacer que sus fantásticos mundos lleguen cada vez a más consolas y hogares.
Square Enix da a los usuarios de Wii un Final Fantasy exclusivo que aprovecha los controles de wiimote y nunchuk para crear una aventura muy lineal, guiada por la trama, no demasiado duradera pero que puede resultar una gran opción para aquellos que quieran descubrir la famosa franquicia sin morir en el intento. No encontrarán aquí un gran RPG, pero sí una interesante mezcla entre exploración, batallas, minijuegos, secuencias de introducción y una trabajada historia.
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