Ante la sequía de juegos de velocidad futurista que dejó el abandono de franquicias míticas, Redout despega en nuestros PCs y en plena forma. Una obra que logra captar acertadamente la esencia de una época trasladando la experiencia a la actualidad. Naves a más de mil kilómetros por hora, circuitos llenos de loopings y posibilidades de realidad virtual. Análisis.
En esta ocasión no ha sido el boca a boca o las impresiones de los primeros jugadores. Son el propio estudio el que ha admitido las inspiraciones de Redout en juegos como WipeOut, F-Zero, Rollcage y POD. Hasta el punto de llamarlo tributo, incluso. Y sea o no una inspiración o una forma de llamar nuestra atención, lo cierto es que lo han conseguido, porque cualquier aficionado a una de estas sagas sabe que se echan de menos y sus posibilidades de volver a verlas pronto son bastante escasas.
Redout es un buen heredero, que además no se conforma con homenajear a los grandes y busca también su propio estilo, sobre todo en las mecánicas. Esto destaca de forma fabulosa con la implementación del segundo stick para las maniobras aéreas, una forma de deslizamiento similar al derrape, pero mucho más dinámica, que nos permite atravesar curvas casi sin pisar el freno.
Frenar, de hecho, es aquí una penalización que se castiga con unas cuantas posiciones. El truco de Redout radica en posicionar bien en la curva y controlar bien la dirección de la nave con los dos sticks, el giro y el deslizamiento, para salir airosos sin chocarnos contra las paredes y perder velocidad y salud de la nave en el proceso. Dominar este arte de no pisar el freno es la esencia del juego y la forma de conseguir las mejores puntuaciones y posiciones.
La grandeza de las carreras futuristas
El resto de sus componentes son menos inspirados, pero igual de funcionales. Naves que recuerdan exageradamente a las de WipeOut, cuyas características principales son la aceleración, la velocidad máxima y el agarre. La estructura indica la durabilidad de la nave frentes a los impactos y ataques de rivales, la fuente de energía el tamaño del tanque y la velocidad de recarga el tiempo que tarda en rellenarse. Cuanto más dinero ganemos, mejor podremos elegir la nave que se ajuste a las circunstancias de la prueba. Si es una contrarreloj, lo importante será la velocidad punta, pero en algunas carreras de resistencia contra rivales, será importante una nave sólida a riesgo de que nos destruyan fácilmente. Todas estas características se pueden, además, mejorar con el dinero que ganemos en los diversos campeonatos que conforman el juego.
Pero a diferencia de WipeOut, aquí no existen las carreras donde recoger los potenciadores en pista. Vienen de serie, en forma de uno pasivo y otro activo. Primero tendremos que desbloquearlos y luego mejorarlos, pero aunque hay una buena variedad de ellos, sólo podemos elegir uno para cada carrera, por lo que de nuevo tendremos que prestar atención a qué tipo de prueba nos espera para ajustar nuestra nave a las condiciones del evento.
Entre los activos se encuentran pulsos electromagnéticos, absorber la energía de los rivales, escudos, mejora del agarre, turbo extra o reparación de la nave. Por parte de los pasivos: mejor recarga de energía, mejora de velocidad y aceleración, mejor reaparición tras ser destruido, casco reforzado, aumento del agarre y rebufo. Nada muy original y que incluso comparten características entre las activas y las pasivas, pero que pueden hacer notar la diferencia en la pista. Tampoco notamos mucha originalidad en los campeonatos, divididos según la clase y calidad de la nave y con pruebas clásicas como carrera, eliminatoria, contrarreloj, torneo y las mismas sin potenciadores.
Pero lo cierto es que para pecar de demasiado clásico en todas sus opciones, es imposible no divertirse con Redout si disfrutas de las altas velocidades y de las pruebas de reflejos. Sus pistas futuristas que rizan el rizo en loopings imposibles y que se retuercen haciéndote imposible el pestañeo logran esa conexión que pocos juegos de velocidad consiguen, donde buscas siempre una prueba más y donde, tras terminar con todos los eventos, sientes la imperiosa necesidad de revisitar todas aquellas en las que quedaste plata o bronce hasta conseguir todos los oros.
Es imposible no divertirse si disfrutas de las altas velocidades y de las pruebas de reflejos
Eso sí, aunque sus circuitos son variados a la hora de presentar sus curvas y giros más extravagantes, se nota sin embargo esa falta de variedad en los entornos, donde en muchas ocasiones parece que lo que más cambia es la paleta de colores. No se logra aquí esa variedad de títulos como F-Zero GX, del paso de la clásica Mute City a Fire Field y sus diferentes caminos, algo que hubiera ayudado a dar más variedad. La IA, pese a que se mantiene desafiante en todo momento, es uno de los puntos más flojos por su imperiosa programación de intentar seguir el camino prefijado estés o no estés en el medio, provocando algunos accidentes que, si buscas los mejores tiempos, te obligarán a reiniciar más de una carrera.
La música y el apartado técnico están aquí más que nunca para apoyar toda esta experiencia jugable, con temas electrónicos frenéticos y colores chillones que demandan tu atención. Técnicamente además, funciona de forma suave en múltiples configuraciones e incluso soporta relaciones de aspecto de 21:9 para monitores ultra panorámicos. Quizá, el hecho de conglomerar el post-procesado en una única opción y no poder elegir el tipo de anti-aliasing hace que las configuraciones más épicas pequen de un efecto demasiado suave o incluso borroso, al no permitir, por ejemplo, seleccionar el tipo de blur. De modo que si quieres una imagen mucha más nítida y definida, te recomendamos que bajes un poco la calidad de estas opciones.
La existencia de Redout se justifica por sí sola ante el abandono de las grandes compañías de un tipo de juego de carreras que ya casi entra dentro de la nostalgia. Es posible que los italianos de 34BigThings ni siquiera se hubieran planteado la creación de este título si no fuera por la desaparición de los grandes exponentes, pero ante la impasividad de estas franquicias, tenemos una alternativa más que sólida, capaz de devolvernos a una época donde las palabras "target" o "cuota de mercado" no afectaban tanto a nuestros géneros favoritos.
Redout nos ha devuelto a esa época de naves futuristas y velocidades imposibles que ya empezábamos a añorar. Como sus propios desarrolladores admiten, bebe de juegos como WipeOut o F-Zero tanto en estilo como mecánicas, pero logra distanciarse lo suficiente como para tener su propia personalidad. Una que planta los cimientos de lo que puede ser otra gran saga de velocidad en el futuro.
- Recupera la esencia de los clásicos que quiere homenajear
- Sensación de velocidad muy bien conseguida
- Destaca su mecánica de los dos sticks que lo diferencia y hace más único
- Inteligencia artificial demasiado floja que puede crear percances en algunos momentos
- Circuitos bien construidos, pero con demasiadas similitudes entre sí
- Mejoras, potenciadores y eventos básicos y con poca innovación
