Acompaña a Quill, una pequeña ratoncita, en toda una odisea de leyenda. Pero acompáñala de verdad, como lector de su cuento y participando en su aventura. ¿Cómo, que no te queda claro? Pues descubre en el análisis de Moss lo que uno de los mejores juegos de realidad virtual es capaz de ofrecer.
A menudo siempre que hemos encarado el análisis de un juego de Realidad Virtual como Moss, hemos dejado claro las bases que hacen grande a un juego de estas características. No se debe buscar los grandes alardes técnicos o abusar de poder poner cosas muy cerca de tu cara. Sencillamente, hay que tomar las decisiones correctas. Entender que no se está haciendo un juego tradicional y que las mismas fórmulas o géneros no se adaptarán tan bien al entorno virtual.
Moss entiende como pocos el buen diseño en este campo, tomando los mejores caminos en todos sus apartados. Tanto la elección del estilo gráfico, como del planteamiento de juego y el posicionamiento de la cámara son sin duda algunas de las mejores opciones que puedes elegir cuando quieres a alguien sumergir en una experiencia de VR, sin forzar demasiado a los innecesarios mareos producidos por las cámaras en movimiento. Tan bien funciona este sistema de cámaras fijas que nos encantaría volver a esos primeros compases del survival horror o el JRPG en realidad virtual bajo esta premisa.
Así, Moss se presenta como un cuento, en el que nosotros somos el lector y seremos capaz de participar en la aventura ayudando a una pequeña y heroica ratoncita llamada Quill. En este mundo en miniatura, los ratones han perdido su lugar ancestral de la mano de un antiguo mal y se han visto exiliados tras la caída del último héroe y su cristal de poder. Quill recogerá este cristal que nos conectará como lector y nos permitirá ayudarla en su búsqueda a través de este reino lleno de peligros.
El punto de vista del lector
La grandeza de Moss es, sobre todo, su perspectiva. La realidad virtual es un formato en el que las cámaras fijas se sienten como pez en el agua, ya que ayudan a que el jugador no sienta ningún tipo de mareo debido a la carencia de movimiento. Moss hace un uso muy inteligente de esta manera de encuadrar la acción, creando además que el punto de vista de la cámara seamos nosotros mismos, como lector, quienes estemos presente en el escenario y podamos interactuar con algunos de los objetos que encontramos para resolver puzles.
Porque sí, Moss contiene buenas dosis de aventura y acción, pero es en primer lugar un juego de puzles muy bien planteado, en el que la dificultad va en aumento paulatinamente hasta que tengamos que plantear bien cuál es el siguiente paso a dar. Nunca exige demasiado, ya que no contiene ningún puzle muy retorcido, pero sí nos hace utilizar esta mezcla entre controlar a Quill y actuar como el lector, con la posibilidad de mover objetos o manipular enemigos, para crear un camino despejado hacia la salida.
Si queremos un poco más de desafío, tenemos a nuestra disposición una serie de coleccionables en forma de pergaminos dispuestos por el escenario a encontrar. Puede sonar típico, pero lo cierto es que están muy bien planteados, ya que estos pergaminos están cada vez mejor escondidos, hasta el punto de que tendremos que "asomarnos" literalmente o levantarnos de nuestro sitio para tomar mejor perspectiva y localizarlos. Una vez hecho esto, en algunos casos el puzle se retuerce un poco más si queremos acceder a ellos.
La grandeza de Moss es, sobre todo, su perspectiva
Lo interesante de Moss es que procura no repetir demasiado ninguna de sus fases, tanto en lo que respecta a los desafíos que propone como en el aspecto gráfico. En los primeros pasos de la aventura, aprenderemos a movernos con Quill así como combinar algunas acciones con nuestra habilidad como lector, mientras que más avanzados, iremos haciendo frente a enemigos con distintos comportamientos con los que no sólo tendremos que luchar, sino también utilizar y manipular para abrirnos paso. En los compases finales, deberemos hacer buen uso de todas las lecciones aprendidas para poder solventar bien la situación.
Hablamos de Moss siempre como un juego que toma las decisiones correctas, y esto es así hasta en la cuestión gráfica. Hay un límite de lo que puedes hacer con un aparato de realidad virtual, pues es posible que si tu juego es muy realista pierdas detalle o tengas que hacer ciertos sacrificios. Moss apuesta por un apartado limpio, pero muy efectivo y, sobre todo, colorido que nos lleva por bosques, pantanos, senderos de arena, cuevas subterráneas y castillos de piedra.
Pero lo más impactante es siempre nuestra perspectiva como jugador. En todo momento tenemos la sensación de ser mucho más grandes que el escenario, como si estuviéramos viendo un pequeño teatrillo de marionetas, con un gran detalle que nos permite apreciar bien toda la escena y ocultar algunos elementos para que nos movamos de nuestro asiento y variemos un poco la perspectiva.
Un cuento de hadas y ratones
La historia de Moss es simple, pero está planteada de una forma encantadora. Como si se tratase de un cuento de hadas, nosotros como lector nos encontraremos en una inmensa catedral leyendo este mágico libro, del que iremos pasando las hojas a medida que cumplamos cada uno de los capítulos. Es fabuloso el estilo escogido para la narración, como si fuera un audiolibro que puedes comprar en la actualidad, en el que el propio narrador va contando toda la historia y recreando con diversos tonos las voces de todos sus personajes. A medida que vayamos pasando las páginas, las ilustraciones nos irán contando más y más el peregrinaje de Quill hasta el clímax final.
Y aquí, en este clímax, es donde llegan los problemas. Moss es un juego corto, que un jugador avezado puede terminar en unas tres o cuatro horas. Pero más que corto, se siente inacabado, como un juego por capítulos, llegando a la prueba final y terminando el Libro I, como lo llama el juego, a la espera de un posible y futuro Libro II. Mientras que el juego se disfruta con calma, este final se antoja apresurado, como si los desarrolladores no hubieran tenido tiempo para más y hubieran tenido que cortar a riesgo de quedarse sin presupuesto.
Posee unas animaciones preciosas y un desafío en forma de puzles original y llamativo
Moss es perfectamente uno de los mejores juegos de realidad virtual que hemos tenido el placer de jugar y sin duda un obligatorio si dispones de PS VR. Su planteamiento es perfecto, permitiendo una cómoda experiencia con las gafas puestas, un control suave con unas animaciones preciosas y un desafío en forma de puzles original y llamativo. Su único pero es que cuando sus mecánicas empiezan a despegar es justo en el momento en que el título se acaba, dejando al jugador con ganas de más y a la espera de un Libro II del que no se ha hablado todavía y no sabemos si funcionará en forma de capítulo gratuito o segunda parte completa. Este frenazo en seco lo aleja de la excelencia, pero nadie que disponga de unas PlayStation VR se debería quedar sin probarlo, pues es una prueba más de que los juegos en realidad virtual, cuando buscan adaptarse a la plataforma para la que están ideados, brillan con luz propia.
Moss es uno de los mejores juegos de realidad virtual que hemos podido probar, lleno de decisiones correctas tanto en su apartado gráfico, su planteamiento de cámaras, controles tradicionales y por movimiento y mezcla de acción, aventura y puzles. Termina de forma demasiado abrupta, pero aunque le haga perder algo de entereza, no disminuye ni un ápice su brillantez.
Comprar Moss- Muy bien ejecutado, tanto en la disposición de cámara, estilo gráfico, control tradicional y por movimiento...
- Puzles ingeniosos que cada vez van retorciéndose un poco más
- La forma de contar su historia, como un libro de cuento y nosotros participando activamente como lector
- El juego termina de forma abrupta, como si faltasen algunos capítulos para estar completo
- Algunas acciones por movimiento pueden ser dificultosas de realizar si estamos sentados
