La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris
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Paradox demuestra su buen hacer adaptando a PS4 y Xbox One uno de sus mejores trabajos. ¿Su objetivo? Llevar la alta estrategia a consolas. ¿El resultado? Impecable como te contamos en el análisis de Stellaris. No es un simple juego, es una épica y genial odisea en el espacio.

Ha pasado mucho tiempo desde que exploré el genial universo de Stellaris en PC pero aún recuerdo con fascinación las increíbles historias de ciencia ficción que viví junto a este videojuego desarrollado por Paradox Interactive. Cómo olvidarlas si este juego de alta estrategia, un género que parecía ajeno al mundo de las consolas, logra lo imposible haciéndote partícipe de una historia inolvidable. ¡Tu historia! Así que cuando crees que ya no puede sorprenderte más, cuando piensas que ya lo has visto todo, una invasión alienígena a gran escala, la rebelión de las máquinas, el regreso de una civilización perdida o incluso una plaga mortal te muestran lo contrario. El imperio que creías invencible se desmorona pieza a pieza, con una rapidez pasmosa, sin que llegues a entender siquiera cómo ha ocurrido; cómo es posible que tantas horas de duro trabajo, de investigar nuevas tecnologías, de erigir ciudades por todo el universo puedan tener tan dramático desenlace.. hasta que lo entiendes. Es culpa tuya, solo tuya, porque en este vasto universo futurista la historia la escribes tú; o mejor dicho, la definen tus actos.

Cada decisión que tomas deja su huella. Puede que no la veas de inmediato, que años de someter a otros pueblos mediante la fuerza bruta no parezcan tener consecuencias negativas. Y así podría ser… si juegas bien tus cartas; aunque también es posible que un día, cuando menos te lo esperes, todas esas civilizaciones a las que maltrataste durante tanto tiempo digan basta y se alcen en tu contra. Esa es la grandeza de Stellaris; conseguir que te sientas dentro de un inmenso universo, siempre cambiante, que evoluciona de forma realista a cada paso que das. No eres un simple observador; formas parte de una gran epopeya espacial con la que los creadores de Crusader Kings II demuestran que son unos auténticos genios. Por eso me maravilla disfrutar al fin de un videojuego de estas características en PS4 o Xbox One. La adaptación es impecable.


La última frontera

No es la única virtud que atesora este gran juego de estrategia que hace fácil lo que en otros títulos del estilo es una auténtica pesadilla. La gestión del imperio, la exploración planetaria, la investigación de nuevas tecnologías, la diplomacia… todo está ahí, con la variedad de opciones y profundidad que se le exige a esta clase de videojuegos, pero al alcance de muy pocos comandos. No hay menús enrevesados, ni montañas de texto farragosas, ni nada que complique innecesariamente la acción. La interfaz de usuario está al servicio del jugador para que gestionar el imperio sea difícil, sí, pero por culpa de otras civilizaciones y no del propio juego.

Crear tu propia civilización es una de las grandezas de Stellaris. Eliges la estética, su forma de gobierno, de pensar… ¡y hasta cómo viajan por el espacio!
Crear tu propia civilización es una de las grandezas de Stellaris. Eliges la estética, su forma de gobierno, de pensar… ¡y hasta cómo viajan por el espacio!


Se agradece, claro, porque hablamos de una tarea titánica. Stellaris da vida a un descomunal universo que en el mejor de los casos puede albergar ¡hasta mil mundos distintos! con decenas de civilizaciones vagando por las estrellas. Cada uno de estos imperios, además, nace de la aleatoriedad; nunca sabes con quién te vas a encontrar ni mucho menos cuál será su forma de pensar; si son xenófobos, si adoran la guerra, si prefieren la paz, si son dialogantes, si solo buscan que les dejen tranquilos… y es una situación curiosa, pues de algún modo ese “miedo” ante lo desconocido crea a su vez un halo de fascinación que siempre te impulsa a seguir adelante.

Desde que partes de tu mundo natal con poco menos que una nave de investigación hasta que colonizas tu primer planeta, entablas contacto con alienígenas, y creas una gran flota estelar al más puro estilo Star Trek, te sientes como un niño que nunca deja de asombrarse ante la inmensidad del cosmos. Cada paso que das siempre te lleva a descubrir algo nuevo: otros mundos que explorar, otras culturas con las que relacionarse, otros peligros a los que hacer frente… hasta el punto que a veces, puedes sentir vértigo; pánico ante las infinitas posibilidades que se dibujan en el horizonte, más allá de tu última frontera. Y no os voy a engañar, lo adoro.

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris


La historia que vivimos se escribe paso a paso, decisión tras decisión, con un pulso narrativo sorprendentemente bueno

Me encanta ver cómo cada acción, por pequeña que sea, tiene sus consecuencias en el futuro; y más todavía que ese universo por el que nos movemos crezca y evolucione de una forma tan, por así decirlo, increíblemente realista. Ha habido momentos en los que me he sentido como un dios al hacer evolucionar de forma artificial a una especie pre inteligente, para mucho tiempo después sufrir la más humillante de las derrotas a manos de esos mismos seres que, en algún momento, llegué a considerar como hijos.

La historia que vivimos en primera persona se escribe paso a paso, decisión tras decisión, con un pulso narrativo sorprendentemente bueno. Actúas, llevas adelante tu imperio, y poco a poco van surgiendo decenas, cientos de misiones que se sienten perfectamente integradas en la acción. Más que eso. Fluyen de forma natural; si aparecen es porque tienen relación directa con algo que has hecho, y precisamente te invitan a explorar en esa dirección. Un ejemplo. Durante uno de mis viajes di con un mundo primitivo que despertó el interés de los científicos. Decidí establecer un puesto de observación para estudiar su evolución, en principio sin interferir en sus quehaceres aunque bien podría. Y al final lo hice. Cómo no hacerlo si ese pueblo al que llevaba tiempo analizando iba a morir a causa de un meteorito.

En los combates no queda otra más que mirar y confiar en la eficacia de la flota. Afortunadamente, las vistas suelen ser espectaculares.
En los combates no queda otra más que mirar y confiar en la eficacia de la flota. Afortunadamente, las vistas suelen ser espectaculares.


Mandé a la flota estelar, destruí el asteroide, y ¡tan felices! Aunque también podría haber dejado que acabara con ellos y fin de la historia. Stellaris te da siempre opción a elegir, en muchas ocasiones con decisiones morales difíciles de olvidar. Podéis infiltraros en mundos primitivos para guiar su evolución en la dirección deseada, o podéis utilizar la ciencia para mejorar genéticamente a las personas; esclavizar mundos enteros, bombardear planetas hasta exterminar la vida en ellos, purgar una civilización y sustituir sus habitantes por robots que trabajen sin rechistar… ¡y hasta dotar del derecho a decidir a estos mismos androides!, a riesgo de sufrir la ira de los ciudadanos. Ya lo decía antes, este universo no deja de crecer y evolucionar; tampoco de sorprender, por eso las primeras horas de juego son siempre las mejores.

Cuando no conoces nada más allá de tu sistema planetario, cada minuto es oro, porque siempre descubres algo nuevo. El paso de las horas acaba un poco con esta magia, porque la acción puede volverse no tediosa, pero sí excesivamente lenta; hay tramos de la partida en los que no ocurre nada, porque tu labor es más asentar el imperio que expandir sus fronteras. Aunque todo acaba, incluso este bache, y Paradox guarda las mejores sorpresas para el final cuando entran en juego ciertos cataclismos y eventos aleatorios que te despiertan del letargo de un puñetazo.

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris


La gestión de un gran imperio

Parece mentira. Stellaris es un videojuego de estrategia en tiempo real y hasta el momento, más que hablar de sus amplísimas opciones de gestión, que las tiene, me he dedicado a describir aventuras y ensalzar las emociones que despierta en ti. Pero era importante hacerlo. Lo nuevo de Paradox tiene alma; tiene ese algo que lo hace único aun siendo en forma y apariencia similar a otros títulos del estilo, y ese es el principal motivo por el que recibe tan alta puntuación.

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris


La gestión de los planetas es similar a la saga Civilization. Construyes edificios, que puedes mejorar, y les asignas trabajadores a los que debes alimentar y hacer felices.
La gestión de los planetas es similar a la saga Civilization. Construyes edificios, que puedes mejorar, y les asignas trabajadores a los que debes alimentar y hacer felices.


Cuando te sientas a gestionar tu imperio no lo haces con la mentalidad de un estadista que simplemente controla cuántos minerales se recolectan al día, o cuánta energía se produce en las fábricas. Obviamente todo eso lo tienes en cuenta, pues la vida te va en ello; sin minerales no puedes construir nuevos edificios y sin energía no puedes hacer que estos funcionen. Pero hay algo más. Sinceramente te preocupas por tu civilización; sientes que es tuya, que esas caras sonrientes que te miran desde el monitor forman parte de esa nueva vida virtual en la que te has embarcado. Y es asombroso.

Si dais con un mundo adecuado, y no me refiero solo a que admita la vida, podéis enviar una expedición para establecer allí una colonia. ¿La tenéis? Pues ahora toca trabajar los cimientos: construir granjas que produzcan alimentos, crear fábricas que generen energía, o laboratorios que nos doten de esos preciados puntos de investigación necesarios para desarrollar nuevas tecnologías que darán acceso a más edificios, nuevas opciones de gestión, o más recursos para hacer felices a los nuestros. Que también es importante. Al margen del trabajo, debemos procurar entretenimiento y salud para todos, ya que de ese modo evitaremos revueltas o males mayores.

La versión para consolas llega con varias mejoras que el videojuego recibió meses después de su lanzamiento original

Por eso antes apuntaba que no basta solo con dar con un planeta capaz de albergar vida. Si nuestra civilización adora los mundos oceánicos, colonizar un mundo desértico no es la mejor idea. Aunque Stellaris es tan genial que podemos adaptar, hasta cierto punto, la vida de los nuestros a esta clase de planetas hostiles. ¡Las consecuencias pueden ser sorprendentes! También el modo en que varía la gestión del imperio gracias al uso de las figuras destacadas, grandes científicos, militares o gobernantes que ganarán experiencia a lo largo de la partida aprendiendo nuevas formas de dirigir y mejorar la vida de los nuestros. Qué importantes son, ¡pero ojo!, que pueden morir a causa de accidentes o atacas, o incluso perder la vida por causas naturales al llegar a la vejez… a no ser que investiguemos y desarrollemos una ciencia que lo impida.

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris


Evitar lo inevitable: la guerra

Expandir tus fronteras trae consigo grandes riesgos y uno de ellos es enfrentarse a otras civilizaciones con las mismas aspiraciones. En Stellaris podemos recurrir a la diplomacia para entablar relaciones amistosas con otras especies alienígenas, comerciar con ellas o alcanzar acuerdos de todo tipo, pero llegado el momento la guerra será prácticamente inevitable. El conflicto puede llegar a ser realmente épico, sobre todo en los compases finales de la partida, cuando te enfrentas a varios ejércitos en todos los frentes. Vale que en los combates no intervienes directamente; mandas a las tropas a combatir y disfrutas del espectáculo sin hacer gran cosa. Pero la previa, la preparación, es lo que de verdad emociona gracias a la posibilidad de crear con gran libertad tu propia flota espacial. Para que os hagáis una idea, una de mis naves no disparaba torpedos, ¡lanzaba alienígenas!

Firmar tratados comerciales, compartir información, ofrecer la paz, insultar, declarar la guerra… aunque esperaba más de la diplomacia nunca puedes dejarla de lado.
Firmar tratados comerciales, compartir información, ofrecer la paz, insultar, declarar la guerra… aunque esperaba más de la diplomacia nunca puedes dejarla de lado.


En cuanto a la vía pacífica, aunque hay opciones, esta se siente algo limitada. Puedes negociar con otras civilizaciones, alcanzar acuerdos comerciales, buscar alianzas, insultarles, declarar la guerra, o incluso abrir las fronteras para el libre tráfico de naves o hasta personas, que la inmigración también tiene su papel en el juego; pero le falta algo, no te da toda esa libertad que sí encuentras en otros títulos de la propia Paradox. Todas esas situaciones funcionan bien y se plantean de forma natural, fluida, sin que sientas que las disputas o alianzas son forzadas. Pero falla algo, y es que te faltan opciones para negociar mejor. Otra ausencia inexplicable es la del espionaje, tan habitual en esta clase de videojuegos.

La versión para consolas llega con varias de las actualizaciones y mejoras que el videojuego recibió meses después de su lanzamiento original, pero se guarda para más adelante el estreno de sus múltiples expansiones de contenido como Utopia o Leviathans, que añaden nuevos e interesantes desafíos. Paradox prepara también una actualización que dará soporte al multijugador que, en estos momentos, no está activo. Lástima que los usuarios de Xbox One y PS4 se queden sin los mods que tantas alegrías han brindado en PC. Sin embargo, este sigue siendo un título que merece la pena jugar, más viendo el genial trabajo realizado a la hora de adaptar su compleja acción estratégica al uso de mando. Resulta fácil navegar por todas las opciones que brinda el videojuego, usando la cruceta para saltar de uno a otro menú, donde además la información se presenta de forma clara e intuitiva.

La alta estrategia de Paradox llega a consolas. Análisis de Stellaris


Es genial empaparse de toda la cultura de este universo

En lo visual el videojuego también presenta un gran acabado artístico aunque, obviamente, no es un videojuego que destaque por su poderío técnico. Sí resulta digno de mención la fluidez con la que se desarrolla la acción, con tiempos de carga mínimos en la versión de Xbox One X que hemos usado para analizarlo. No me quiero olvidar tampoco de la imponente banda sonora a cargo de Andreas Waldetoft, que ha ejecutado un trabajo espectacular; de esos que se quedan grabados en la memoria.

La escritura, el guión, también es otra pieza clave para entender el éxito de Stellaris. Traducido al español, es genial empaparse de toda la cultura de este universo; disfrutar de los relatos que cuenta, profundizar en la vida de otras civilizaciones, dar con imperios caídos, descubrir artefactos milenarios; ¡lo tiene todo! Porque además es sorpresivo y creíble a niveles que asustan. Tanto es así que en una de mis aventuras por el espacio un científico dio con una extraña sustancia, la probó, se volvió adicto, también mucho más inteligente… pero ¡a costa de acortar su vida notablemente! Y esto es impresionante. Porque además sientes la imperiosa necesidad de contárselo a tus amigos, de compartir todas estas experiencias con otras personas.

Magnífico

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Stellaris

Por: El equipo de 3DJuegos
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Parecía imposible que un videojuego de las características de Stellaris pudiera estrenarse en consolas pero Paradox Interactive demuestra que se puede, y además de forma efectiva sin renunciar a ninguno de los rasgos que definen a la alta estrategia. Esta es una obra de enorme calidad que no solo es grande por la libertad de acción que brinda, sino más bien por las emociones que logra transmitir. Lo que ves en pantalla es tu imperio, ¡tuyo!, y lo que hagas con él lo sientes como propio.

Comprar Stellaris
  • Es un juego inmenso que te atrapa y no te suelta
  • Sorprende cómo todo responde de forma creíble a tus actos
  • Fácil de jugar difícil de dominar. La interfaz de usuario está genial adaptada a consolas
  • Amplías opciones de personalización. Diseñar tu flota y civilización es una gozada
  • Le falta algo de profundidad a la diplomacia. La ausencia del espionaje
  • El ritmo de la acción puede tornarse muy lento a mitad de la partida
  • Ausencia del multijugador en estos momentos
Jugadores: 1-32
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: Incalculable
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