Si en el primer Layers of Fear encarnamos a un pintor en un antiguo caserón, su secuela sigue la estela en un transatlántico y en la piel de un actor. Hay cosas que han cambiado y otras que no, y las desgranamos todas en el análisis de Layers of Fear 2.
Creo que hay tantos activadores del terror como personas. Por eso el género nos afecta de formas tan distintas. A algunos les aterra la visceralidad, mientras que a otros el aspecto más psicológico. En mi caso, soy capaz de ver cualquier película de miedo sin mucho problema, pero hay ciertos videojuegos de terror con los que no puedo. Que me atrapase Debilitas o Daniella en Haunting Ground, por ejemplo, suponía demasiado para mi, ya que mis acciones eran las culpables o no de mi supervivencia y eso me aterraba. Quizá por ello, he podido llevar bastante bien toda la experiencia de PT, pues la supervivencia no era un factor clave. En el primer Layers of Fear tampoco, y por ello el jugador perdía a lo largo de su recorrido cierto miedo al momento terrorífico. Al igual que en un parque de atracciones cuando sabes que los actores tienen prohibido tocarte, tenías una cierta sensación de "invulnerabilidad".
Creo que por eso mismo, por saberse invulnerable cuando deberías sentirte frágil, es por lo que Layers of Fear 2 ha variado algunos conceptos con respecto al juego original. La premisa sigue siendo muy parecida, sustituyendo a un pintor por un actor y al clásico caserón por un lujoso transatlántico. El planteamiento narrativo, también exactamente el mismo, que resultará familiar a los jugadores veteranos. Más que recorrer el espacio físico del transatlántico, nos sumergimos en las capas psicológicas de nuestro protagonista. Una introspección a los temores internos que el estudio Bloober Team maneja bien, aunque polariza bastante al jugador según sus gustos.
Intenta colocar al jugador en una situación más vulnerable que su primera entrega
Por tanto, Layers of Fear 2 sigue la premisa de ser un walking simulator, a falta de un nombre mejor que lo defina, repleto de momentos para el jump scare, mientras vamos desvelando poco a poco la historia. De las críticas que tuvo la obra original, esta linealidad apoyándose en el susto más fácil de todas quizá haya sido la menos abordada, pero a sus otras críticas se ha escuchado con más atención.
Pero como he comentado, Layers of Fear 2 sí que intenta colocar al jugador en una situación más vulnerable que su primera entrega, y eso lo hace creando un monstruo que nos perseguirá y del que, por supuesto, no podremos hacer frente. Únicamente huir o, en algún caso muy aislado, esconderse. No supone una mecánica de juego en sí misma, ya que el espacio es tan lineal que la solución al conflicto es realmente fácil, pero ayuda a generar premura y una sensación de indefensión de la que el primer juego carecía.
La extensión de la aventura, su duración, también se ha visto alargada, pasando de unas dos o tres horas a las siete u ocho, a poco que intentes explorar los pocos caminos alternativos en busca de todas las notas que añaden (aunque a veces no) más detalles a su historia. Lo consigue, todo sea dicho, a base de ver mucho del mismo escenario que, aunque embelesa en la primera porción de del viaje, acaba por volverse algo repetitivo debido a algunos recursos que el juego termina por desgastar, como intentar abrir una puerta cerrada al final de un pasillo, para darnos la vuelta y que el escenario haya cambiado completamente.
Un viaje con más capas
La rejugabilidad también fue un factor debatible, y en esta ocasión Bloober se ha apoyado más en las decisiones para lograr que algunos jugadores se animen a dar una segunda vuelta por el barco, preparada en una Nueva Partida+. Algo que, quienes realmente quieran descubrir todos los matices de su historia, deberán hacer, pues en la primera partida, me atrevería a afirmar que es prácticamente imposible entender al cien por cien las decisiones que estás tomando a lo largo de los cinco capítulos que componen el videojuego.
Solo en el último de estos episodios, cuando las piezas del puzle comienzan a encajar, es cuando el jugador puede empezar a entender cada uno de los caminos que ha tomado. Una decisión ciertamente arriesgada para aquellos que solo tengan pensado jugar una vez a Layers of Fear 2, pero que puede enriquecer las partidas posteriores. Por supuesto, solo lo hará de forma narrativa y en la búsqueda de notas y coleccionables, ya que no hay mecánicas de juego que varíen la experiencia.
De los puzles, una de cal y otra de arena. Algunos pecan de básico y ni siquiera intentar ser imaginativos, más allá de dar unas vueltas para buscar la combinación de una cerradura. Pero en algunas ocasiones logra fusionar bien el surrealismo de las imágenes con dichos puzles creando escenas que nos habría gustado ver mucho más. Algunas tan sencillas como pasar fotogramas en un proyecto antiguo para desvelar puertas, por ejemplo, que recogen perfectamente el espíritu de la obra y hacen partícipe al jugador.
Aprovechando lo cerrado de sus entornos, el juego logra construir escenarios que a veces rozan el hiperrealismo
Si el primer Layers of Fear logró sorprender en lo técnico haciendo un muy buen uso del motor Unity, en esta ocasión Layers of Fear 2 se pasa al Unreal Engine 4 para hacer lo propio en algunas ocasiones. Aprovechando lo cerrado de sus entornos, tanto en el transatlántico como en los momentos más psicodélicos, el juego logra construir escenarios que a veces rozan el hiperrealismo. En otras ocasiones, su abuso del blanco y negro llega a pasar factura. Cuando es justificado por la historia se hace más llevadero, pero cuando se utiliza para camuflar detalle o repetición de escenarios, el resultado no es tan bueno. Técnicamente, el juego logra un buen rendimiento no sólo en PC, sino en consolas, algo con lo que su primera entrega tuvo más problemas. Las versiones de Xbox One X y Ps4 Pro alcanzan la tasa de frames de 60 fotogramas sin ningún tipo de problemas. Las experiencia que he tenido en una Xbox One X ha sido siempre perfecta, que permite incluso modificar el FOV sin ralentizaciones. Cuándo llegará la versión de Layers of Fear 2 para Nintendo Switch? Sigue siendo un misterio.
Se dice que toda historia, más aún cuando esta es muy simbólica y difícil de seguir, necesita una toma de tierra. Suele ser un personaje que ayuda al lector, espectador, o en este caso jugador, a no perderse. Muy pocos creadores son capaces de mantener un alto nivel simbólico sin toma de tierra en sus obras, como por ejemplo hace David Lynch en sus películas. Y aun así es probable que muchos espectadores se sientan desubicados con su filmografía. Layers of Fear 2 juega en esta liga. No esperes un contenido mascado para seguir su historia, quedas avisado. Incluso siguiendo las notas que recogemos por este viaje interior, las respuestas llegan tarde y sin pasar por el colador. Pero si llegas al final del camino, incluso si lo vuelves a empezar, es posible que te sientas recompensado de otra forma distinta a la que nos tiene acostumbrados la cultura moderna del spoiler, que busca más la sorpresa que el deleite en los detalles. Hay algo de eso en Layers of Fear 2, como también lo hubo en su primera entrega. Se acomoda en el susto fácil y en una linealidad de la que no saca gran provecho, y es una lástima porque Bloober sabe crear una gran ambientación y acompañarla con una música deliciosa. Pero al final del camino, se nota el progreso y la experiencia del estudio. Se perciben más y más capas de una incipiente brillantez.
Bloober respeta la fórmula creada en el original para este Layers of Fear 2, cambiando el escenario, pero manteniendo su enfoque de terror. Eso significa mucha linealidad, mucho recurso reiterado y mucho jump scare, pero también lecciones aprendidas. Una sensación de ser menos invulnerable. Una más justificada rejugabilidad y una narración con más capas de profundidad.
- Decisiones y capas narrativas que otorgan profundidad y rejugabilidad al relato
- Una sensación de indefensión más lograda
- Ambientación muy lograda...
- ... aunque en ocasiones repite materiales y recursos estéticos
- Una linealidad de la que saca poco partido
- Sigue apoyándose demasiado en el susto fácil
