Dicen que hay videojuegos que no son para todo el mundo, pero eso no tiene por qué ser algo negativo. Spiritfarer ofrece una experiencia muy distinta a la mayor parte de producciones. No busca la diversión inmediata ni retarte con su desafío. Quiere que le sigas por el mar a bordo de un barco con un bonito objetivo: acompañar a un puñado de almas perdidas hasta su destino.
Suelo decir que existe un videojuego para cada persona, pero sobre todo para cada momento. Por eso, ver un número encabezando un análisis es solo una guía, nunca una verdad incontestable. Os lo he recordado en más de una ocasión, pero hoy lo digo una vez más porque Spiritfarer es otro de esos títulos que no resulta nada fácil analizar. Es un juego con un gran mensaje, un apartado artístico sobresaliente, pero también un ritmo lento, no indicado para los que busquen un estímulo instantáneo, sino que pretendan relajarse mientras experimentan un bello viaje por el mar.
En cierto sentido, este proyecto indie me ha recordado a lo que sentí con Animal Crossing este mismo año. Salvando las distancias, por supuesto, no se trata de un juego diseñado para pegarse largas sentadas frente a la pantalla, sino para degustarlo con calma. ¿Por qué? La jugabilidad del juego del estudio canadiense Thunder Lotus considero que no resulta lo suficientemente variada y emocionante como para enganchar. Su narrativa, aunque interesante, tampoco es necesariamente lo más importante de la aventura.
Y diréis: muy bien, correcto, ¿pero de qué va esto y por qué puede interesarme? Pues lo cierto es que no resulta sencillo de explicar. El juego gira en torno a un viaje onírico que relacionaría con Alicia en el País de las Maravillas o, para los amantes de Ghibli, con el reputado Viaje de Chihiro. Cito al estudio de forma completamente intencional, porque tanto en el contenido como en la forma se trata de una historia tierna (aunque no exenta de momentos ásperos) en que una chica conocida como Stella debe llevar a cabo una gran tarea: sustituir a Caronte -el barquero de Hades de la mitología griega- en su importante función de guiar a las almas de los difuntos.
Un viaje espiritual
Spiritfarer está hecho para los que busquen algo relajado, lejos del bullicio de otros lanzamientos
Creo que Spiritfarer es interesante por el viaje que te propone. Comienzas con un barco y debes recorrer un extenso océano como si esto fuera Wind Waker para rescatar almas perdidas y conseguir que tengan una cómoda transición al nuevo mundo. Todo se articula a través de un mapeado muy sencillo en el que marcar rutas, así como un sistema de microgestión basado en mejorar tu navío con cada vez más estancias y posibilidades. Hay recogida de materiales, pesca, cocina y hasta algún que otro pequeño minijuego, como uno musical para acelerar el crecimiento de cosechas.
Gran parte del juego discurre por tanto mientras estás a bordo de tu barco. Una vez marcado el destino y esperas hasta llegar, puedes aprovechar para realizar un buen puñado de cosas, desde abrazar a tus acompañantes (todos animales antropomórficos) hasta darles algo de comer o simplemente charlar un rato. También puedes optar por levantar nuevas construcciones del estilo de una cocina, un huerto o un telar. No es algo a gran escala, ni con posibilidades infinitas, pero sí suficientes como para sustentar una duración que se encuentra entre las 25-30 horas jugando sin demasiadas prisas. Por eso decía al comienzo que tienes que valorar muy bien si esto te gusta. Gran parte del tiempo te lo pasarás yendo de un lado para otro, visitando islas para conseguir nuevos materiales con que construir, plantar y cocinar más cosas. También poderes, del estilo del doble salto o la capacidad de flotar en el aire al estilo Link en Breath of the Wild. Eso sí, muy pocos son los momentos en que existe un mínimo de reto -para mí las partes más divertidas- como aquellos en que se te pide recoger medusas que cruzan el barco o atrapar truenos que caen sobre la cubierta.
La curva de dificultad prácticamente no existe. Spiritfarer está hecho para los que busquen algo relajado, alejado del bullicio de la mayor parte de lanzamientos. Siempre he defendido que tiene que existir espacio para todo, y este videojuego lo encontrará entre aquellos que sepan y quieran apreciar todo lo bueno que esconde (que no es poco). Por ejemplo, me sorprende que un juego así tenga cooperativo local, y que además el segundo usuario no sea un mero observador, sino que tenga la capacidad de hacer las mismas cosas que el jugador principal.
Pero para mí lo mejor es su apartado artístico, ese estilo de dibujo realizado a mano. Se nota un claro interés por mostrar los diseños tal cual fueron concebidos, y eso da cierta calidez y autenticidad. Las animaciones se nota que son artesanales, y así se han plasmado. Gráficamente es una delicia por el colorido que desborda en general, y a veces me he quedado embobado contemplando el fondo de los escenarios con sus bellos amaneceres y atardeceres.
Si bien la variedad jugable no es intensa, porque al final vas de isla en isla realizando recados, me ha agradado ver distintos paisajes con cantidad de formas y tonalidades. De agradecer es también que el sonido acompañe y que sobre todo existan unos trabajados subtítulos en español (al menos la versión de Steam que hemos analizado). Hay cantidad de diálogos, así que supone una buena noticia que el juego haya llegado correctamente traducido a nuestro idioma.
Está bien que existan juegos así, y está bien que existan jugadores que disfruten con obras tan particulares
El lanzamiento no me cabe ninguna duda de que está cuidado. Aquí hay calidad. Pero lo dicho: tienes que valorar muy bien si es lo que buscas. Si quieres desafíos de creciente dificultad que te mantengan en vilo por qué será lo próximo que vendrá, probablemente te defraude: el juego no va sobre eso. Esto es una historia sobre cómo decir adiós, sobre despedir a almas que aún no han encontrado su destino, sobre viajar por un mar sin rumbo fijo, sobre dedicar horas en tareas mundanas mientras la vida continua. Está bien que existan juegos así, y está bien que existan jugadores que disfruten con obras tan particulares.
No soy de los que dicen que es un juego para todo el mundo, porque pienso más bien que hay un juego para un determinado momento o tipo de jugador. Spiritfarer no te busca, más bien quiere encontrarte para ofrecerte un viaje sin agobios para llevar a un puñado de almas hasta su destino. Es duradero pero es para jugarlo a ratos. Tiene muchas posibilidades pero puede hacerse monótono. Es bellísimo pero puede que no conecte contigo. Sinceramente agradezco que existan propuestas así de dispares: no todo tiene que ser lo mismo.
- Bellísimo en su faceta artística, una delicia
- La faceta de mejora del barco puede hacerse adictiva
- Gran mapeado, con muchas islas que visitar
- El importante y bonito mensaje encerrado en la narrativa
- Ritmo lento y puede hacerse algo monótono
- Ausencia casi absoluta de desafío
