Si te gustó el terror de Little Nightmares no te puedes perder su secuela. Los nuevos monstruos, sus escenarios de pesadilla y los momentos de máxima tensión te van a hacer sufrir y disfrutar de una aventura con un acabado artístico alucinante. En este análisis de Little Nightmares 2 te hablo de mi viaje al infierno.
Aunque no lo parezca a simple vista cada vez que nos enfrentamos al terror en un videojuego, película o novela lo hacemos equipados con una coraza. Estamos siempre alerta, esperando lo peor; anticipando lo que de seguro va a ocurrir en apenas unos instantes. ¡Y pasa! Un monstruo aparece, la música te deja sordo y respondes con un sobresalto. Es un recurso tan común que precisamente por ello, y por esa coraza que vestimos, pierde efecto con rapidez. Sí, seguramente saltarás y gritarás en momentos puntuales, pero es algo que ves venir. Little Nightmares 2, como su antecesor, busca hacértelo pasar mal de otro modo usando con gran maestría la incertidumbre. Sabes que hay algo acechando en las sombras, que en cualquier momento tendrás que correr por tu vida pero, o no ocurre nada… o pasa cuando te relajas. Y ese instante es genial.
Todo cuanto te rodea es tan perturbador y retorcido, tan grotesco y misterioso, que nunca te abandona la sensación de peligro. Y no es que Little Nightmares 2 sea un videojuego terrorífico de esos que te hacen gritar hasta el punto de desear abandonar la partida, pero sabe crear tensión e incomodarte con su demoledora puesta en escena, con sus escenarios imposibles y, claro, con esas temibles y desconcertantes criaturas que te perseguirán sin descanso durante las cerca de cinco horas que dura la aventura. Y qué decir, es una sensación increíble. Caminas lentamente temeroso de caer en una trampa y entonces... escuchas algo, ves una sombra, sientes una presencia que no identificas, a la que no pones rostro, y cuando la ves, piensas lo peor pues es difícil no sentirse incómodo con el dantesco espectáculo que tienes ante ti. Y corres, saltas y hasta dejar escapar un grito de angustia mientras huyes de situaciones propias de la peor de tus pesadillas en una aventura que recuerda a Limbo e Inside, pero cuyo gran referente es el mítico Another World.
Lo mejor de Little Nightmares 2 es que de una u otra forma consigue sorprenderte enfrentándote a nuevas situaciones de peligro en las que, sí, al final siempre actúas prácticamente de la misma forma, pero a la vez se sienten también distintas. Razón de más para evitar hablar de sus monstruos, pues jugar a ciegas sin saber qué te espera tras una puerta es una experiencia genial que mejora cuanto menos sabes de ella.
Miedo a lo desconocido, lo mejor de Little Nightmares 2
Hay pocas sensaciones más angustiosas que correr por tu vida en un escenario plagado de trampas en el que apenas puedes moverte con soltura. Corres y saltas y te deslizas por el suelo casi por instinto, como un acto de fe confiando en que todo saldrá bien. Pero mueres. Y vuelves a caer en desgracia; y luego otra vez más. Como su antecesor Little Nightmares 2 es un juego que abusa del ensayo y error, lo que muchas veces rompe la magia al cargarse el ritmo de la acción. Estás tan metido en el caótico y demencial espectáculo del que tratas de escapar que morir una y otra vez porque sí, porque es prácticamente imposible eludir un obstáculo que no ves venir, no es para nada divertido. O por lo menos le resta impacto a unas escenas que son un espectáculo brutal. Imagina.
Mientras fluye la acción, Little Nightmares 2 es el sueño de cualquier aficionado al terror
Todo cuanto te rodea se desmorona al paso de una criatura abominable que lanza dentelladas aquí y allá; que se arrastra, que golpea y grita furiosa… y vas y mueres. Es parte de la gracia de un videojuego, aceptar el reto y superarlo, pero cuando ya no depende tanto de tu destreza sino del hecho de saber qué te espera y cómo debes actuar, la experiencia se resiente. Y se nota. Mientras fluye la acción Little Nightmares 2 es el sueño de cualquier aficionado al terror. Tarsier Studios me ha hecho vivir algunos de los momentos más aterradores y emocionantes de los últimos años, con situaciones de juego que te dejan sin aliento, que siempre sorprenden; emulando y superando algunos de los mejores momentos que ya nos dejó el título original con ese demencial tramo final que no olvidaré pasen los años que pasen. Hay muchas más escenas del estilo, como si el infierno hubiera abierto sus puertas de par en par dejando escapar horrores inimaginables. Y eso es música para mis oídos.
Cada nueva criatura a la que te enfrentas transmite un mal rollo brutal, que es precisamente lo que te hace caminar con cierto temor. ¿Cuándo se desatará la pesadilla? ¿En qué momento tendré que correr? Ese autómata… ¿me atacará? Lo bueno de Little Nightmares 2 es que juega muy bien con la incertidumbre. Nunca sabes qué va a ocurrir ni cuándo, por lo que el juego mantiene siempre bien alta la tensión sorprendiéndote justo cuando ya creías que todo había terminado. En este punto es bastante fiel al original, pero tiene un par de novedades que contribuyen a mejorar la experiencia. La más llamativa es que ya no estás solo, pues la protagonista del original, Six, acompaña al nuevo niño para ayudarle a escapar de los monstruos creando así algunas escenas memorables.
Confieso que la idea de cooperar en rompecabezas más enrevesados al estilo del ya clásico ICO me tenía emocionado, y si bien es algo que funciona, siento que no muestra todo su potencial. Los puzles están bien, animan a explorar el escenario en busca de pistas, y los hay incluso que debes resolver en mitad de una situación de peligro; pero nunca van más allá de acciones muy sencillas que tampoco es que exploten esa idea de sobrevivir en equipo. No me entendáis mal. He disfrutado como un niño recorriendo el mundo de pesadilla de Little Nightmares 2; y cuando le daba la mano a Six para correr, o cuando le pasaba un objeto para que ella misma abriera camino, me sentía parte de un viaje que no quería que acabara nunca. Buena señal en un juego que siempre sabe cómo sorprenderte con sutiles matices que cambian el curso de la acción.
Su alma es la de una aventura de puzles y plataformas en la que la exploración lo es todo, pero la historia cambia mucho cuando la oscuridad lo domina todo y solo la luz de una linterna puede salvarte de una muerte atroz, o cuando debes recurrir al sigilo para escapar de una criatura monstruosa capaz de matarte en un instante, o cuando corres y saltas como un loco porque el mundo que te rodea se desmorona a tu paso, e incluso te enfrentarás a escenas en las que tendrás que luchar usando martillos y otros objetos pesados que encuentres por el camino. Una grata sorpresa… que también forma parte de algunos de los momentos más frustrantes del juego. Ya el primer Little Nightmares hacía gala de un sistema de control tosco que no era todo lo precioso que debería, y en esta secuela, si bien se mejora levemente, las sensaciones son parecidas. Se nota especialmente en las peleas, en las que más que golpear a diestro y siniestro debes ajustar bien el momento exacto en el que ejecutas un ataque. El control no siempre responde bien y a veces, además, la posición de la cámara puede hacerte medir mal las distancias. Como al morir vuelves prácticamente de inmediato a la acción no es algo que arruine la experiencia, pero como os decía, Little Nightmares 2 brilla más cuando el ritmo de la acción fluye sin interrupciones; cuando esquivas la muerte.
Hasta aquí no he mencionado nada acerca de la historia, los escenarios o monstruos para no arruinar la sorpresa a nadie, pero es inevitable mencionar el excelso trabajo realizado por Tarsier Studios con este universo de pesadilla. El diseño de los enemigos, tan grotesco, tan extraño y hasta cierto punto cómico, genera una sensación de mal rollo alucinante que se ve acrecentada por el propio ambiente que nos rodea. Son lugares cotidianos con un matiz retorcido que refuerza más si cabe esa sensación de indefensión frente a una amenaza letal. Y luego tenemos la historia. No hay palabras, no hay texto, solo escenarios, monstruos y pequeños detalles que contribuyen a que tú mismo vayas juntando las piezas del puzle hasta darle sentido al horror que tienes ante ti. No es necesario haber jugado al primer Little Nightmare, aunque si lo has hecho, muchas de las escenas con Six tendrán más sentido. Hablando de ella, es genial ver cómo actúa por su cuenta sin necesidad de ir tras ella, de pedirle mil veces que te siga o que se esté quieta.
Little Nightmares 2 es maestro en la sutileza; un juego que nunca dice las cosas claras, que prefiere que seas tú el que teorice, el que se ponga en lo peor ante una nueva amenaza, y eso mismo se traslada al personaje de Six. ¿No sabes cómo resolver un puzle? Ella, como si tal cosa, te dará esa pista clave que necesitas para avanzar. Y esa clase de gestos me han hecho apreciar aún más el estilo de aventura cooperativa que define a este nuevo juego de terror, puzles y plataformas. Es verdad que no siempre profundiza en sus virtudes tanto como habría deseado, y que el tramo final, lejos de ser apoteósico, pierde algo de fuerza comparado con otros momentos álgidos de la aventura, pero es un juego que se disfruta -y se sufre- muchísimo, y aún siendo bastante fiel al original, consigue transmitir sensaciones distintas durante el curso de la acción. Por eso, y aunque podríais pensar que no me ha gustado, lo cierto es que me ha gustado muchísimo.
Es capaz de ponerte en tensión sin recurrir a sustos fáciles: su música inquietante, su puesta en escena y tu propia imaginación son las herramientas de las que se sirve para atemorizarte. También los escenarios por los que te mueves, más grandes, con una mayor profundidad para que explores libremente… y sufras muertes atroces. Aunque la mecánica del ensayo y error a veces me ha sacado de la acción, no puedo más que recomendaros que disfrutéis del retorcido viaje de pesadilla que propone Little Nightmares 2. ¿Después? Ya se verá qué hace Tarsier Studios, aunque parece que esta serie de terror se tomará un descanso. Al menos podemos decir que bien merecido.
El miedo a lo desconocido es un arma muy poderosa que Little Nightmares 2 empuña con gran maestría. No es un juego de terror al uso, pero sabe cómo hacerte sufrir con sus monstruos y escenarios de pesadilla. A veces abusa en exceso del ensayo y error, lo que repercute en el ritmo de la acción; pero cuando todo fluye cuesta no emocionarse con el retorcido espectáculo que Little Nightmares 2 muestra en pantalla. Aporta las novedades justas para que su acción se sienta algo distinta a la del original, y aunque peca de repetir un control tosco, la suya es una pesadilla de la que no querrás despertar.
Comprar Little Nightmares 2- El juego sabe cómo sorprenderte con nuevos desafíos y monstruos. A veces el enemigo es la oscuridad, otras, una criatura que no deja de perseguirte.
- Aunque haya dos personajes en pantalla, no existe la opción del multijugador cooperativo.
- El tramo final de la aventura pierde fuerza con respecto a los momentos más espectaculares de la aventura.
- No es necesario haber jugado al original, pero entenderás mejor ciertas escenas si completaste el primer Little Nightmares.
- Vuelve a abusar del ensayo y error enfrentándote a peligros de los que es difícil escapar sin previo aviso, y esto acaba rompiendo el ritmo de la acción.
