Análisis de Dragon Ball Raging Blast

Análisis de Dragon Ball Raging Blast
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El nuevo Dragon Ball Next-Gen ya está entre nosotros, y a pesar de que nos mostrábamos esperanzados por un posible salto cualitativo lo cierto es que Raging Blast es peligrosamente similar a su anterior entrega, Burst Limit. Más personajes, sí, pero pocas ideas y, sobre todo, la sensación de que se podía haber hecho mucho más con las dos últimas entregas de esta franquicia.

Los Dragon Ball de PlayStation 2 y Wii fueron, en su gran mayoría, fenomenales videojuegos de lucha que muy a menudo desafiaban las limitaciones de hardware de sus plataformas para ofrecer unos espectáculos de combate no sólo tremendamente brillantes en su faceta visual, sino también desequilibrantes en cuanto a número de personajes, posibilidades jugables y, sobre todo, diversión.

Sin embargo con el salto a la nueva generación toda la imaginación y el abanico de posibilidades han desaparecido de un plumazo. Como si la saga deseara resetearse para volver a iniciar ahora desde cero el aumento progresivo de los luchadores, características y diversión en la Next-Gen, Burst Limit fue un chocante paso hacia atrás.

Mundo Kaiyoshin, Juego de Célula, Ciudad Abandonada… Los diez escenarios están bien retratados, pero les falta algo de vida y acusan cierta desertización. El Planeta Namek tiene dos versiones, normal y en ruinas.
Mundo Kaiyoshin, Juego de Célula, Ciudad Abandonada… Los diez escenarios están bien retratados, pero les falta algo de vida y acusan cierta desertización. El Planeta Namek tiene dos versiones, normal y en ruinas.

En esta ocasión tenemos entre manos la segunda entrega de Dragon Ball para consolas de nueva generación, y desgraciadamente las conclusiones que se desprenden de la experiencia con ella son muy similares o incluso peores. ¿Cómo puede traer consigo una peor nota Raging Blast de la que en su día tuvo Burst Limit? Hay algunas mejoras como la interacción con el entorno, sin embargo otros elementos son incluso peores y el número de personajes sigue sin resultar particularmente impactante para lo visto en el pasado, y por si fuera poco cuenta con notables omisiones. Sin embargo lo que verdaderamente resulta molesto es el escaso esfuerzo por parte de Namco a la hora de empezar a sacar partido de una marca que podría deparar unos resultados artísticos y jugables extraordinarios.

Explosión de Furia
Una de las claves de un título de lucha son sus modalidades jugables, y si bien lo cierto es que pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo en Xbox Live y PlayStation Network midiendo nuestras fuerzas contra jugadores de todo el mundo, la verdad es que también podemos volcar nuestro interés en la campaña individual y en el resto de ofertas off-line con las que cuenta el videojuego.

El Modo Campaña de Raging Blast pivota entorno a lo que hace en llamarse Colección Batalla Dragón, una serie de módulos de historia que nos cuentan diferentes retales del universo Dragon Ball. En la saga Saiyan, por ejemplo, Goku y sus amigos combaten contra Vegeta por el destino de la tierra. Por su parte en la Saga Freezer Goku y los Guerreros Z combaten contra el villano galáctico Freezer en una pugna por las bolas de poder de Namek. La saga Bardock nos cuenta la historia del padre de Goku, el propio Bardok, en su lucha de poder contra el malvado Freezer. En la saga Androides, éstos están empeñados en acabar con Goku, y los Guerreros Z se enfrentan contra ellos. La Saga Monstruo Bu tiene a esta criatura como principal antagonista, puesto que acaba de abandonar su encierro y se enfrenta a los Guerreros Z. Broly, el Super Saiyán Legendario planta cara a los Guerreros Z en la saga del mismo nombre. En última instancia hay también una serie de historias alternativas de similar corte pero diferentes situaciones y personajes.

Todas estas sagas incluyen un prólogo, un epílogo y diferentes combates; y oscilan en número entre los dos enfrentamientos de la Saga Bardock y los más de 20 de otras como la Saga Freezer.

La cámara es francamente pobre durante los combates, sin embargo al lanzar ataques especiales adopta rápidos movimientos y planos cortos que dotan al título de enorme espectacularidad.
La cámara es francamente pobre durante los combates, sin embargo al lanzar ataques especiales adopta rápidos movimientos y planos cortos que dotan al título de enorme espectacularidad.

Sin embargo será con el modo versus, con los torneos y con los modos a través de Internet donde, a buen seguro, pasaremos más tiempo. En este tipo de juegos escogeremos al personaje que queremos manejar y, dependiendo de la modalidad, también elegiremos condiciones concretas de éste como la duración, el daño, uno de los diez escenarios disponibles, etcétera. En el multijugador con Internet hemos experimentado la mayoría de partidas sin problemas lag, aunque ocasionalmente sí hemos tenido algunas incidencias con la fluidez de la conexión. Lógicamente también hay un modo práctica bajo el nombre clásico de Dojo donde podemos llevar a cabo los diferentes tutoriales de combates básicos y avanzados.

El de SuperBatalla, por su parte, supone una serie de pruebas que deberemos superar con algunos patrones bastante originales. Arcade, Contrareloj, Modo Puntos y Ataque KO son los que están disponibles desde el principio, el resto se desbloquean y en líneas generales son retos como contar con Ki infinito y ver con cuántos enemigos podemos acabar, obtener puntos por pelear contra un rival invencible, o plantar cara a oponentes de cada vez menor energía para luchar por mejorar nuestros tiempos.

Cuando estamos eligiendo el escenario en el que combatir podemos emplear los botones superiores del pad para rotar entre las pistas de audio disponibles que escuchar durante el combate.
Cuando estamos eligiendo el escenario en el que combatir podemos emplear los botones superiores del pad para rotar entre las pistas de audio disponibles que escuchar durante el combate.

Por otra parte en el menú inicial también contamos con el llamado Museo, un lugar donde echar un vistazo a los coleccionables y elementos desbloqueados. Aquí podremos escuchar la música del videojuego o volver a ver las repeticiones de algunos combates. Además también tenemos la posibilidad ojear las breves introducciones y biografías de los 41 personajes -con sus diferentes formas- con los que cuenta el título, u observar su modelado para las diferentes acciones pudiendo mover la cámara a su alrededor. El elemento de Enciclopedia es interesante, pero la ejecución de los diferentes personajes no es lo suficientemente brillante como para justificar la opción de su visualización, y los textos que los acompañan son demasiado exiguos para poder ser valorados positivamente como una adición de interés.

Lucha de Poder
En términos jugables hay que decir desde el primer momento que la lamentable demo que han podido probar los aficionados no ha hecho ningún favor al videojuego. El resultado de la versión final no es espectacularmente superior a lo visto en esa versión de prueba, sin embargo sí es cierto que hay algunas mejoras en lo que a acabado y rendimiento se refiere.

Uno de los mayores problemas del videojuego en la demo era su empleo de la cámara, y lo continúa siendo en la versión final. Los cambios de perspectiva son bruscos, y al centrarse en tener en tener siempre frente a nuestro oponente a menudo nos desorientarán sirviendo como torpe herramienta para saber dónde nos encontramos.

Por lo demás el resto de facetas son muy continuistas con lo que hemos podido ver en entregas anteriores. Hay algunos cambios de importancia más bien moderada, pero en líneas generales el videojuego se maneja igual y el aditivo más interesante es el de la destrucción del entorno, que camina de la mano con la interacción que los personajes sufren con él. De su discreta ejecución técnica hablaremos más adelante, pero en líneas generales es un añadido que reviste más espectacularidad a las batallas que variaciones jugables, aunque hay que dejar claro que son más bien pocos los elementos que reaccionan.

El escenario de pantalla, Ciudad Abandonada, es uno de los más espectaculares por su diseño, tamaño y destrucción de algunos elementos del entorno.
El escenario de pantalla, Ciudad Abandonada, es uno de los más espectaculares por su diseño, tamaño y destrucción de algunos elementos del entorno.

El mayor problema, sin embargo, se deriva de la IA del videojuego; una deficiencia que también era fácilmente detectable en Burst Limit. Es agresiva, sí, pero a menudo no emplea lo suficientemente bien sus recursos, y en ocasiones hemos contemplado con asombro cierta pasividad en momentos en los que claramente debería llevar la iniciativa.

Por otra parte en Raging Blast contamos con personalización de personajes, una forma de acceder al tipo de técnicas de combate que queremos emplear durante los combates. Podremos Personalizar las Tablas y los Superataques a parte de echar un vistazo a las listas de Objetos y también de Superataques. De este modo tenemos la capacidad de equipar mejoras de defensa, de ataques frenéticos y un largo etcétera de alternativas que podemos dejar prefijadas en tres opciones de personalización para cada luchador y sus diferentes formas.

En líneas generales la sensación que vuelve a dejar Raging Blast, y que repite con respecto a Burst Limit, es la falta de profundidad de su propuesta. A nivel de contentar a los fans hará su trabajo con moderada eficacia, pero falta mucho de la calidad, el gancho y el calado de los Budokai Tenkaichi de PlayStation 2 o Wii.

Gráficos y Tecnología
Como resulta obvio Raging Blast vuelve a apostar por un estilo Cel-shading que casa a la perfección con el anime Dragon Ball, y que es la única forma lógica de acercarse a un videojuego basado en esta licencia. Sin embargo los personajes vienen acusando un nivel no demasiado detallista desde su estreno Next-Gen. De acuerdo en que el aspecto va en la línea de lo que se puede conseguir con el diseño original de los protagonistas de la serie, sin embargo una mejoría en las texturas, animaciones y carga poligonal empieza a hacerse necesaria de cara a mantener la compostura en futuras entregas.

A pesar de estar todavía lejos de los números de Budokai Tenkaichi, los 41 personajes de Raging Blast suponen una cifra muy importante. La práctica totalidad de ellos, además, tienen diferentes formas.
A pesar de estar todavía lejos de los números de Budokai Tenkaichi, los 41 personajes de Raging Blast suponen una cifra muy importante. La práctica totalidad de ellos, además, tienen diferentes formas.

Los escenarios acusan una cierta desertización que viene persiguiéndolos desde los inicios de las series. Su diseño artístico es impecable, como el de todos los luchadores, pero se echa en falta una mayor presencia de elementos interactivos en su superficie. Precisamente en este sentido se sitúa el debut de los elementos destructibles. Algunos escenarios cuentan con un número razonable de partes que se pueden destruir, especialmente espectacular en la Ciudad Abandonada, y pese a que la ejecución de sus rupturas podría ser más brillante el añadido es efectivo.

Los efectos de luz, explosiones de fuerza, etcétera, resultan tan buenos como cabría esperar, componiendo uno de los apartados más redondos del título. Las distorsiones, el emborronamiento de la pantalla y el resto de recursos visuales empleados funcionan con notable eficacia, y la cámara tan torpe a la hora de manejarse en los combates, sí resulta poderosa y espectacular en la ejecución de magias o de impactos.

Por otra parte el alisado de dientes de sierra vuelve a ser un elemento poco menos que traumático en el videojuego. Los problemas ya eran más que evidentes en Burst Limit, sin embargo aquí son tan obvios o más que en su predecesor, y tanto luchadores como escenarios ven seriamente perjudicado su aspecto por ello. Por lo demás la ejecución técnica del título es bastante buena, y éste resulta muy fluido en términos de imágenes por segundo.

Como en cualquier videojuego de lucha que se precie, uno de los mayores retos para seguir peleando es el del desbloqueo de nuevos personajes y capítulos. Los escenarios, por su parte, están disponibles al completo desde el comienzo.
Como en cualquier videojuego de lucha que se precie, uno de los mayores retos para seguir peleando es el del desbloqueo de nuevos personajes y capítulos. Los escenarios, por su parte, están disponibles al completo desde el comienzo.

En última instancia debemos decir que todo lo referente a la faceta del audio se cierra con efectividad. Lamentablemente por un problema con las licencias en nuestro continente el videojuego no llega con la banda sonora original de las series. El trabajo del videojuego va muy en la línea de lo que pudimos ver en la de Burst Limit, compuesta por Shunsuke Kikuchi. El título llega a nuestro país con la única traducción de sus textos y con las voces en inglés con un nivel razonablemente bueno.

Regular

Sin sello

Dragon Ball: Raging Blast

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Nada resulta particularmente memorable o molesto de Raging Blast, y ese es precisamente su mayor problema, quedarse en una peligrosa tierra de nadie. Con una licencia de esta calidad es más que obvio que debemos exigir una mayor calidad para los productos, y es que con dos entregas Next-Gen ya va siendo hora de que la saga levante el vuelo con un golpe de autoridad.

Comprar Dragon Ball: Raging Blast
Jugadores: 1-2
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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VÍDEO ESPECIAL

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