Tainted Grail lo tiene claro: quiere ser una experiencia muy exigente de rogue con cartas y combates por turnos. Ambientado en la fantasía artúrica, y con nueve clases para elegir, morirás muchísimas veces antes de dominar todas sus mecánicas de juego. Y eso es fabuloso.
Tainted Grail se suma a la moda de los rogue que llevan funcionando tan bien estos últimos años. Como en Hades o The Binding Isaac, aquí la cosa va de nacer, jugar lo mejor que podamos, llegar lo más lejos que seamos capaces, morir, renacer y repetir toda la experiencia. Pero Tainted Grail no es un videojuego de acción, es un título de cartas muy en la línea de Slay the Spire o Monster Train. A diferencia de estos dos, que tienen un diseño más de dibujos animados, agradable y luminoso, Tainted Grail apuesta por una estética oscura y siniestra. El videojuego se ambienta en la fantasía artúrica, con lo que preparaos para encontraros al flautista de Hamelín, a una Muerte muy inglesa y a todo el bestiario que proviene de esos relatos. Esto es importante, porque Tainted Grail no solo quiere hacerte combatir y combatir sin parar, también contarte una historia.
Como ocurre con Hades, a cada muerte le sigue una resurrección. Tu pereces y revives, pero el mundo continúa. Tu protagonista es un ser que ha perdido su cuerpo, solo le queda su esencia. Cada vez que lo matan y regresa a la aventura, tiene que elegir un nuevo cascarón físico. Esto está representado en el videojuego con una de nueve clases, lo que le da a la partida muchísima frescura. Avanzas en la campaña, encuentras desafíos que no puedes superar y pierdes; pero al renacer puedes cambiar a tu personaje basado en daño cuerpo a cuerpo por un arquero, y seguir probando. Partimos de una aldea que tenemos que repoblar. Aunque muramos, esos aldeanos que salvamos de la oscuridad que hay fuera de los muros del poblado, persisten. Podemos comprarles objetos, mejorar nuestros mazos y nuestras armas y armaduras, por lo que cuanto más jugamos, más posibilidades tenemos de vencer. Además, cada fallecimiento nos garantiza nuevas cartas y bonus.
Tainted Grail sabe animar a seguir jugando. Pero eso no quiere decir que estemos hablando de un juego fácil, sino todo lo contrario. Tainted Grail es muy difícil, pero tiene una dificultad que funciona bien. Si habéis jugado a Persona 5 o a algún Shin Megami Tensei, reconoceréis la forma en la que se ha construido su reto. Aquí todo va de conocer a la perfección a los enemigos, cómo se compenetran entre sí, qué les hace más daño y cuál es la mejor manera de atacarlos. En base a esas decisiones, tenemos que saber qué cartas jugar, cuáles descartarnos y cómo sacarle el máximo jugo a nuestra clase. Es decir, es un rogue de cartas en el que hay que pararse a pensar muy bien las cosas para avanzar y progresar.
Tainted Grail es muy difícil, pero tiene una dificultad que funciona bien.
Te encontrarás con muchos momentos en los que aborrecerás el título, en los que no sabrás cómo continuar, pero siempre hay una forma. Tendrás que fijarte en cómo Tainted Grail te advierte de las intenciones de los monstruos a los que te enfrentas, cómo reaccionan entre sí las habilidades pasivas que vas encontrando y de qué forma puedes, usando tus cartas, maximizar las posibilidades de tu clase. Lo loco es que tienes otras ocho clases que exprimir para comprobar cuál es la más adecuada para ti. Por este descubrimiento de qué personaje quieres ser, así como por estos combates basados en las sinergias entre los enemigos, es por lo que querrás seguir jugando a Tainted Grail una partidita más.
Tainted Grail es un rogue de cargas muy duro, ¡ten paciencia!
Pero no todo en el juego es tan positivo. Tainted Grail es bastante feote. Cuando avanzamos por la campaña, los encuentros se presentan con un arte muy bien acabado, y su narración recuerda mucho a la de Disco Elysium. Sin embargo, los modelados en sí de los enemigos son bastante feos. Además, los combates tienden a hacerse largos, y morimos tanto que podemos acabar sintiendo una fuerte sensación de repetición al tener que enfrentarnos tantas veces y durante tanto tiempo a los mismos bichos. Por otra parte, de esas nueve clases, me ha dado la sensación de que había algunas que eran mucho más potentes que las otras. Aunque esto es lo de siempre, piensas eso y luego aparece un jugador que, con la clase que creías más tontorrona, se inventa unos combos que te destrozan.
Además del modo campaña, que está bastante bien escrito, totalmente en español, y con una muy buena localización, hay otras dos formas de jugar. Ambas se olvidan de la historia y se centran en el rogue. La primera de ellas se llama Endless Misery, y es puro rogue durísimo. Batallamos, conseguimos nuevas cartas y habilidades pasivas y avanzamos. Si os he de ser sincero, este ha sido el modo que más me ha gustado, lo que demuestra que Tainted Grail hace bien lo que se propone: hacerte pelear y sudar haciéndolo. La otra modalidad es similar a esta, pero es la perfecta para iniciarse con el título. Su nombre es Endless Power y es, en esencia, lo mismo, pero sin que el juego quiera matarte a cada segundo. Por ello, lo mejor es empezar por aquí, pulir tus habilidades en Endless Misery y luego lanzarte a la campaña. Además de todo esto, hay algo más: los desarrolladores están creando ahora mismo eventos y nuevas actualizaciones. Incorporarán más y más monstruos basándose en las opiniones de la comunidad, por lo que cualquier desequilibrio entre clases o criaturas demasiado molestas, acabará arreglándose.
Tainted Grail hace bien lo que se propone: hacerte pelear y sudar haciéndolo
En resumen, a mí Tainted Grail me está gustando. Me hubiera gustado una mejor dirección artística y también que los combates fueran algo más cortos y con mejor ritmo. Tampoco habría estado de más algo más de claridad al explicar cada una de las clases o construir una forma de recorrer el mundo en el modo campaña más trabajado, pero me parece un buen rogue de cartas, durísimo, y que seguirá mejorando con el tiempo gracias a los jugadores que ya están apostando por él.
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