Magic: the Gathering da la bienvenida a su nueva expansión, Innistrad: Compromiso Escarlata. Después de su incursión en Dungeons & Dragons y con otras tantas colaboraciones con videojuegos en camino, nos aventuramos en los nuevos cartones de Wizards of the Coast para hablar de su apartado artístico, referencias en la cultura popular y algunas de las cartas más llamativas que hemos encontrado jugando.
A ver, está claro que los juegos de cartas y los videojuegos son medios diferentes. Cero dudas al respecto. Pero con la misma sinceridad podemos decir que Magic: the Gathering tiene una relación muy estrecha con el medio que nos atañe. Me cuadra que si te gusta coleccionar monstruos, leer el trasfondo de un universo de fantasía y estudiar estrategias o sinergias; pues lo mismo te aficionas a los cartones que a las consolas. Así que no me extraña el hecho de que últimamente MTG se haya integrado tanto en la cultura popular. Y es que si durante el Magic Showcase 2021 vimos aquellas colaboraciones con Fortnite y Street Fighter tan curiosas, la nueva oleada de contenidos de Innistrad tiene el espíritu de Castlevania. Su arte, también.
Hablamos de Compromiso Escarlata (Crimson Vow en inglés), la expansión que lleva unos días en activo en tiendas. Tuve ocasión de ver algunas de las nuevas cartas con el compañero Toni Piedrabuena durante un programa de ElStream, donde comentábamos entre otras cosas que la artista Ayami Kojima —la culpable directa de que tengas un crush con Alucard— había colaborado con el distribuidor Wizards of the Coast para imaginar a Sorin Markov, aquí interpretado como "Sorin el Sinvida", el caminante de planos vampírico que atiende a la boda entre Edgar Markov y Olivia Voldaren como parte del trasfondo narrativo de este contenido.
No hay razón para esconder las inspiraciones de cada cosa aquí. La carta de Sorin, que te permite crear fichas de vampiro 2/3 con volar y vínculo vital o hacer 13 puntos de daño directo, tiene tres versiones distintas: la original viene firmada por la artista eslovaca Martina Facková y también existe otra de pago de la polaca Justyna Dura. Pero es la de Kojima la que emociona al más pintado. Tiene esa belleza elegante y delicada, fría, casi de soslayo; así como esa sensualidad rojiblanca que viene de las rosas a su alrededor, e incluso en los pliegues de la ropa. Es un estilo artístico inconfundible.
Lo hemos visto en la saga Castlevania, también en el sucesor espiritual Bloodstained, de Koji Igarashi; pero por mucho que me duela, no podemos dedicar todo el espacio solo a una carta, no. Esa dualidad entre Sorin y Alucard no es más que la punta del iceberg. Si te gusta la temática vampírica, te agradará saber que también existen skins de cartas inspiradas directamente por la novela original de Bram Stoker. Por ejemplo, la carta Finca de los Voldaren (Voldaren State) tiene una versión alternativa que es el Castillo de Drácula. De la misma forma, Mina y Quincy Harker, Abraham Van Helsing o el mismísimo Conde Drácula también hacen acto de aparición aunque sea a través de otras cartas de la expansión.
Creo firmemente que esas 17 skins con arte completo que se extiende hasta los bordes del cartón son, junto a la susodicha colaboración con Ayami Kojima, lo mejor que tiene Compromiso Escarlata a nivel artístico. De lejos, además, y lo digo a sabiendas de que existen por ahí cartas tan sugerentes como Grólnok (que tiene su propia mascota en MTGA, por cierto) o la Planeswalker legendaria Kaya. Así que sí, esta expansión es una con gran peso artístico. Y muchos vínculos externos. Pero también es una súper interesante desde un punto de vista mecánico. Por supuesto, aquella de día/noche que tan popular se volvió con los hombres lobo de Cacería de Medianoche está de vuelta, como también los espíritus que se exilian al ser derrotados.
El poder de los vampiros
Pero las más representativas de este nuevo contenido son las fichas de sangre, que por sí mismos tienen un funcionamiento muy simple: pagas un coste de maná, giras el vial, descartas una carta y robas una carta nueva. Por sí mismo, esto ya encaja muy bien con mazos basados en el cementerio —si algo he aprendido jugando con Toni, es que el cementerio se juega ahora mucho más que en mis tiempos mozos— o en los que aprovechan la mecánica de locura; pero mi uso favorito es el que viene con la Conjurasangre de Voldaren. Es una carta que va creando fichas de sangre a medida que otras criaturas mueren, y cuando acumulas cinco se transforma en la Invocadora de Murciélagos de Sangre, que a su vez convierte los viales en murciélagos 2/2 con volar y prisa.
Nada mal ¿verdad? Las cartas negras son tal vez las grandes ganadoras de la expansión por cosas así, pero si tienes tierras o algún otro recurso para crear maná multicolor también puedes añadir a tu mazo a "Edgar, novio encantado" que a cambio de un sencillo maná blanco aporta un +1/+1 a todos tus vampiros y una vez muerto, sencillamente pasa a ser un ataúd con un contador de linaje que volverá a la vida para seguir empoderando tus criaturas. Los otros colores, como decía más arriba, no van mal parados, tampoco: tenemos unos cuantos espíritus de interés, más otros tantos vampiros con colores blanco o rojo; y licántropos por si no te habías quedado contento hace un par de meses.
Por otro lado, los gurús están viéndole el atractivo a la mecánica "recortar" que permite al usuario pagar un coste de invocación alternativo (más caro que el original) a cambio de quitar el texto marcado entre corchetes del efecto. La cuestión es que esto no solo da versatilidad a las cartas, sino que en algunos casos les permiten dar con jugadas absurdamente drásticas. Por ejemplo, por un solo maná azul puedes bajar a la mesa "Entregar al mar" que contrarresta hechizos que no hayan sido lanzados desde la mano del jugador oponente. Pero a cambio de dos manás azules y uno incoloro, puedes contrarrestar cualquier hechizo enemigo. Si se está viendo tanto es porque básicamente no existe razón alguna para no quererlo en tu mazo.
Luego tenemos un caso mucho más drástico, que es el de la "táctica del alquimista". Estimo que las probabilidades de verlo en activo son casi nulas, pero ojo a lo que hace: por dos manás rojos y uno incoloro, tienes un conjuro que te regala un turno adicional para ti en el que no se puede prevenir el daño de combate. Ese es tu último recurso, ojo, porque si no ganas en ese combate, pierdes la partida. Por un maná rojo, dos azules y cuatro incoloros (un coste carísimo para un efecto bestial) recortas la parte que dice que pierdes la partida. Esencialmente, un turno extra. De locos, ¿verdad? No hay muchas cartas rojas nuevas en Compromiso Escarlata, pero las que están son así de buenas.
Grandes criaturas de otros colores
La carta "Palaciegas de Olivia" es un vampiro 6/6 que puede hacer 1 punto de daño dirigido a cambio de dos manás incoloros y uno rojo, además de transformar todo el daño ejercido en fichas de sangre. Sabiendo que esas últimas también están centradas en quemar cartas, el tema está hecho. Es curioso que siendo roja tenga un coste de invocación tan elevado (cuatro incoloros y dos rojos) pero es que ni siquiera es la única en esa tesitura. Por exactamente el mismo coste tienes el "Engendro incendiario", un 6/4 que hace 3 puntos de daño al morir; y también merece la pena pagar alto por el "Perforador del magma" un 0/0 que lleva tantos contadores +1/+1 como manás incoloros opcionales pagues por él. Cuando le hacen daño, se desprende de esos contadores y los transforma en daño para dirigir a (atento) cualquier objetivo.
¡Quién nos lo iba a decir! Me alegra ver tantos incentivos para mezclar negro con rojo y bajar criaturas a la mesa. De los mazos verdes se espera eso, también, aunque en este caso pasamos de los vampiros a los lobos y los (redoble de tambores) licántropos. Es verdad que la mecánica de noche y día no gustó a todo el mundo, pero si estás empeñado a sacarle partido tienes una criatura que es una gozada y se llama "Cuidadora de Avabruck", un antimaleficio que pone dos contadores +1/+1 sobre otra criatura al entrar y cuando se transforma en la "Maestra de caza de Hollowhenge" al caer la noche pasa de un 4/4 a un 6/6 que tiene antimaleficio y traslada ese mismo efecto a todos los permanentes que controlas. Por si eso no fuera genial de por sí mismo, también pone +1/+1 a tus criaturas en cada fase de combate tuya.
¿Es obligatorio ponerla en tu mazo? Sí, lo es, punto pelota. Hay otras dos cartas que me han gustado mucho de esa colección y quería comentar antes de irme. La primera es la "Rareza de Ulvenwald", un 4/4 con arrollar y prisa que se baja por dos manás verdes y dos incoloros. Es caro transformarla en el Behemot de Ulvenwald (dos verdes y cinco incoloros) pero si puedes pasarle antimaleficio para que dure más tiempo en combate podrás convertirla en un 8/8 que da arrollar y prisa a todas tus criaturas. La otra es muy de lategame también: el "Coloso cultivador" te da por tres manás verdes y cuatro incoloros una criatura cuya fuerza y resistencia equivalen al número de tierras en tu poder.
Compromiso Escarlata ofrece una segunda visita a Innistrad donde lo artístico da mucho de qué hablar
Por sí mismo, es una de estas fantasías injugables que de forma realista cuesta mucho desplegar en la mayoría de situaciones. En el hipotético caso de que te las apañes para hacerlo, presta atención: te deja bajar una tierra girada desde tu mano, robar otra carta y repetir el proceso. Y arrolla. De nuevo, soy plenamente consciente de que no es el tipo de criatura que querrías meter en cualquier mazo —tampoco las anteriores— pero también sé que dentro de su campo es una de las mejores bazas. Y así es Compromiso Escarlata: una segunda visita al plano de Innistrad donde lo artístico da mucho de qué hablar y en lo jugable tenemos un puñado de mecánicas drásticas.
Wizards ha sabido hilar muy bien las últimas expansiones e incluso cuando algo sale rana, como esos licántropos que vimos en septiembre, creo que ahora existen razones de sobra para querer darles una nueva oportunidad. Para todo lo demás, tienes esos vampiros que protagonizan la historia y las fichas de sangre que los acompañan.